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La patria en peligro

La patria en peligro

Morgan

La izquierda española, rendida ante el separatismo, quiere vender Navarra al mejor postor. La unidad de la patria se tambalea. Yo no puedo imaginarme qué sería de España, no ya sin Navarra, sino con Navarra formando parte de las provincias vascongadas, ahora mal llamadas Euskadi.  

Sería una catástrofe parecida a la que asoló al territorio patrio el 25 de febrero de 1.983. Ese año, gobernando la izquierda, se produjo un cataclismo que algunos habrán olvidado, pero que yo no dejo de recordar cada día: ese día fatídico, León, la vieja León, el reino histórico de León, cuna de Rodrigo Díaz de Vivar, perdía su idiosincracia, su tradición y sus valores regionales. Las Cortes españolas habían aprobado un engendro llamado estatuto de autonomía de una autodenominada Comunidad de Castilla-León.

Desaparecía el reino histórico formado por León, Valladolid y Palencia.  Para que el crimen fuera mayor, desaparecía asimismo una región tan española como Castilla la Vieja.

¿De qué nos había servido aprendernos en la enciclopedia Álvarez las provincias de Castilla La Vieja? Recitábamos alegres mientras el maestro nos autorizaba a levantarnos y nos rascábamos la rodilla, colorada como un tomate: Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila. 

La patria se convulsionó. De una tacada desaparecían León y Castilla La Vieja apareciendo un engendro conocido como Castilla Léon.

Pero aún había más infamia: se creaban dos autonomías nuevas: Santander y Logroño. Y aún más: no contentos con el invento, les cambiaban el nombre. Como si la historia se pudiera inventar, aparecían Cantabria y Rioja. Inventaban comunidades con nombre de bodega. La patria quedaba destrozada. España se encaminaba a la disolución. 

Un año antes, el 16 de agosto de 1982, la patria había sufrido otro revés de considerables dimensiones. Se había aprobado el estatuto de Castilla La Mancha acabando de un plumazo con Castilla la Nueva, que, como todos sabemos estaba formada por Madrid, Toledo, Ciudad, Real, Cuenca y Guadalajara. Por arte de birlibirloque, sacaban a Madrid de donde siempre estuvo, de Castilla.

Pero es más, destrozaron la región murciana, compuesta por Murcia y Albacete, para dejar a los murcianos abandonados a su suerte, incorporando Albacete a Castilla La Mancha.  

España va a la deriva. Todos recordamos como, cediendo a las presiones del comunismo y la masonería, Franco tuvo que entregar al moro nuestros territorios patrios del Sahara el 14 de noviembre de 1975. Fue una pérdida dolorosa. Franco no quería, pero le obligaron los antipatriotas.  

Algo parecido había ocurrido el 4 de enero de 1969. Tenía yo once años y pico cuando me dijeron que Ifni, la española Ifni, había sido entregada al reino de Marruecos. Los reyes me echaron un balón curtix, de goma naranja, una maravilla, pero no consiguieron alegrar mi ánimo. España se desmoronaba. Franco se veía obligado a ceder al chantaje izquierdista.  

Claro que el año anterior, en 1968, la desgracia había sido aún mayor. Guinea, incluyendo Río Muni y Fernando Poo, había conseguido la independencia. De Juana Chaos tenía trece años y pidió sidra en el instituto. 

Aún con más dolor recordamos la entrega de Cuba a los Estados Unidos en 1898.  Alfonso XII no quería, pero no tuvo otra opción. Tengan en cuenta que el presidente del Gobierno, Don Práxedes Mateo Sagasta, era del Partido Liberal. Y ya se sabe, de liberal a rojo, un paso. Quizá si Rajoy hubiese vivido entonces… Luego llegó la independencia, y poco después, el sanguinario Castro. 

Ese mismo año, tuvimos que vender Filipinas a los Estados Unidos. El antecesor de Bush nos dio 20 millones de dólares. Ya ven, con eso no se compra hoy ni un avión decente. ¿De qué sirvió la muerte de Magallanes defendiendo la españolidad de esa isla que él mismo había conquistado para don Felipe II el 17 de marzo de 1521? ¿Acaso su sangre se derramó en balde?

Felipe V, el primer borbón, entregó Gibraltar a los ingleses. Fue un 13 de Julio de 1713. El documento se llamaba Tratado de Utrecht y empezaba así: "El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar…”.  

Ese mismo día también le dio a los ingleses la isla de Menorca, pero ahí tuvimos más suerte porque en 1802, después de pasar por varias manos, Menorca volvió a ser española.

Menos mal que en 1415, el rey portugués Enrique el Navegante había conquistado Ceuta. Y menos mal que en 1580, Don Sebastián, el rey de Portugal, se murió precisamente en una batalla por el control de esa ciudad. Don Sebastián no tenía hijos, así que la sagrada independencia portuguesa se fue al garete y Portugal pasó a formar parte de la gloriosa nación española. Felipe II se puso muy contento porque así podía tener más vasallos. Y decir aquello de que en nuestros territorios no se ponía nunca el sol. 

En 1.668, siendo rey Carlos II, tuvimos que soportar la independencia de Portugal. Les habíamos tratado bien y sin embargo se iban. Desagradecidos es lo menos que puede afirmarse de ellos. Menos mal que nos quedamos con Ceuta, si no, qué sería ahora de nuestra patria. Estaría anexionada a Marruecos. O peor aún, en manos de Saramago. Sólo pensarlo se me pone la carne de gallina. 

Y ahora, Navarra. Imaginen qué problema. Los vascos de toda la vida en el Atletic. Los etarras con la Real. Los españoles de verdad con el Alavés. ¿Y el Osasuna? ¿Qué le espera al Osasuna? ¿Tendrá que conformarse con ser el equipo de los de izquierdaunida?

Y luego está lo de los sanfermines ¿Permitirán los vascos que siga habiendo sanfermines? 

Total, que estoy muy preocupado por el porvenir de esta nuestra indivisible y eterna patria. Espero con ansiedad que el líder de la oposición convoque una marcha de españoles de bien para recuperar Gibraltar. Y si no es por las buenas, tendrá que ser por las malas, que la patria es lo primero. 

Y si sale bien lo de Gibraltar, iremos a por Andorra. Haciendo patria. 

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