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Almuñécar contra la corrupción

De PP a Don José y sin San Josemari

De PP a Don José y sin San Josemari

Ramon Reig

El PP ha estado este fin de semana de congreso porque quiere pasar de Pepe a Don José quitándose de encima, en la medida de lo posible, a San Josemari. Ya sé que hay de por medio ambiciones personales y de poder (la voluntad de poder como motor del ser humano) pero me gusta enfocar la situación así, es como más riguroso, como puede que aparezca en el futuro en los libros de Historia: la derecha española, una parte, en junio de 2008 desea de una puñetera vez quitarse de encima a la España de sotana y sacristía que la tiene paralizada, fuera de la ilustración y de la ideología liberal auténtica, un papel que asume el PSOE, sólo que el mayordomo siempre imita al señor pero no es el señor y por eso le añade esas pamplinas de las leyes de la supuesta Igualdad y payasadas varias.

 

La ley de los 2.500 euros por niño parido en suelo español es una ayuda para la madre legal, por tanto ni es para el padre ni es para el padre español de una mujer extranjera embarazada que esté regulando su situación. La ley de la Igualdad es de la desigualdad y anticonstitucional. Los divorcios no defienden a la mujer si no trabaja porque permite al hombre dejarla en la indigencia. El feminismo sólo está en los papeles de los periódicos y en las bocas falsas y enseñadientes de los políticos. Y la solidaridad también, ya sabemos lo que han hecho los señores y sus mayordomos en la UE en relación con los inmigrantes. Pero vamos a lo que vamos.

            El PP de Rajoy fue a las pasadas elecciones con la bendición de la Iglesia y de los fachas menos el puñadito que se presenta por Falange y que si lo buscas no tiene ni sede. Se presentó con la sombra de Aznar y sus guerras santas en pro del cristianismo, al que utiliza como excusa ante su poca valentía de admitir que lo que desea es arrancar para Occidente toda la riqueza energética que pueda a costa de sus dueños y de matar inocentes de allá y de aquí. Este tipo es despreciable porque no tiene huevos para admitir sus tendencias fascistas, me caen mejor los fachas que vienen de frente pero le agradezco a su mujer, Ana Botella, relacionada con organizaciones religiosas fundamentalistas bien vistas por el Vaticano y sin embargo sectarias, que durante la invasión de Irak en 2003, cuando los daños colaterales (o sea, el asesinato de civiles) estaban a la orden del día, declarara que la culpa la tenía Sadam Husein. Eso se agradece porque ya sé con qué tipo de señora me juego los cuartos para disparar yo primero antes de que ella me mate a mí. No hay enemigo pequeño.

            Esta gentuza y una Iglesia arcaica que no se acostumbra a no tener al Estado a sus pies para que la ayude a lavarle los cerebros a la gente y así llenar sus arcas es lo que está detrás del PP que se presentó a las elecciones para quitarle el puesto al mayordomo Zapatero. Y no pudo. Estaban convencidos de que el hombre de los ojitos claros y la voz aparentemente persuasiva que parece que está pronunciando aforismos de los buenos pero apenas dice algo notable, había ganado las anteriores elecciones por el bombazo de Madrid y que como encima había negociado con ETA no aguantaría una nueva embestida. Y sobre esas premisas montaron la campaña electoral. Un mediocre contra otro mediocre: el hombre de paja de Aznar contra el hombre de paja de González. Debates cara a cara que daban pena y demostraban en manos de quiénes estamos y de quiénes seguimos. Ni una reflexión fuera de lo común, todo anodino, ni un análisis con perspectiva histórica y con contexto, no han aprendido nada de Suárez, de Carrillo, de Anguita, de Tierno Galván, del mismo González, de Alfonso Guerra, incluso de Fraga o Garrigues Walker, don Joaquín. La niña de Rajoy fue la gran aportación, copiada de campañas estadounidenses y mexicanas. Y perdieron.

            Empezó entonces la crisis. Desde luego Rajoy ya está casi acabado pero no lo iban a largar así como así, quedaba feo. El mismo Rajoy se ha dado cuenta de que aún tiene posibilidades de resucitar colocando al PP a la altura de la sociedad española, muy por delante de sus políticos. El PSOE logra conectar mejor no porque tenga algo innovador que ofrecer sino porque su maquinaria mediática y de poder es más lista (no inteligente, eso ya no se lleva) y hace las cuentas: tantas mujeres, tantos gays, tantas lesbianas, igual a equis votos, más el voto cautivo, más el progrerío con cursos de CCC por correspondencia, más el voto útil, igual a una ligera victoria. La izquierda de verdad se queda en casa y muchos jóvenes también. Pero eso no importa.

            El PP se apuntó al nacionalismo castellano, el de en el Imperio nunca se pone el sol, el que exportó a América Latina (Hispanoamérica, dicen ellos) todo lo rancio y contrarreformista que ha destrozado las mentes de aquellos habitantes que han mezclado el catolicismo hipócrita y negro con sus supersticiones y sus ignorancias, a esto se apuntó el PP. Y la sociedad de las células madre, del aborto amplio, de la reproducción asistida, de las terapias génicas, de los matrimonios gays, los jóvenes de las relaciones sexuales plenas a los 14 años, los de las generaciones bit, las mujeres y los hombres que estiman que lo que dicen los curas a estas alturas no se lo creen ni ellos, los profesionales que saben que la vida no es blanca o negra y que España no se va a desintegrar porque se siente uno a hablar con ETA, todos esos y los abuelos del Inserso le dieron la espalda al PP. Ahora Mariano quiere de una vez hacerle caso a los de la Generación del 98 y quitarse de en medio, en lo posible, al Opus de San Josemari (que hasta el nombre lo tiene pijo, como son pijos muchísimos de sus seguidores). Lo siento, ese mundo tan ordenado de la familia perfecta y la España como unidad de destino en lo universal ya no existe. Era demasiado hermoso para ser verdad. Ahora estamos en una travesía del desierto. La del PP no ha hecho más que empezar, aún no se llama ni Don José.

 

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