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Almuñécar contra la corrupción

El cáncer de Almuñécar se extiende y se vuelve contagioso

El cáncer de Almuñécar se extiende y se vuelve contagioso

Francisco Fernández. Responsable de Información de Izquierda Unida de Almuñécar

En las últimas semanas se oye en sitios muy distintos un mensaje idéntico. El Mirlo es un desastre de empresa. La solución está en buscar una buena empresa, una empresa que aguante aunque el ayuntamiento no le pague, una empresa que cumpla con sus trabajadores, una empresa que gestione bien... y algunos dicen que esa empresa es Fomento de Contratas y Construcciones (FCC).

Lo dice incluso el mismo personaje que el año pasado calificó al comité de empresa como un cáncer que había que extirpar. Estoy seguro de que ese señor no ha cambiado de idea. Pero ahora no le conviene decirla. Ahora carga contra la empresa, y dice que el empresario es indigno, ineficaz, un desastre... Si la jugada le sale, con algunas complicidades extrañas, algunos lo van a lamentar... y no muy tarde. Corremos el riesgo de que el cáncer se extienda por todo el cuerpo.

Tengamos memoria, y tengamos un poco de dignidad. No sólo llamó cáncer al comité, sino que organizó un piquete para cargarse la huelga. Tengamos memoria y no perdamos el norte. Cuidado con el cáncer. 

Nosotros tenemos una idea bastante clara de lo que es una empresa y parece que algunos lo han olvidado. Una empresa es una institución dedicada a ganar dinero para su dueño o sus dueños. No hay ninguna empresa que pueda aguantar mucho tiempo gastando diez e ingresando nueve. Ni el Mirlo ni ninguna otra.

La crisis de la empresa El Mirlo la ha provocado en exclusiva el señor del cáncer. Los ciudadanos que han pagado un recibo de basura y tienen hasta el 20 de noviembre para pagar tres recibos más junto al segundo recibo del IBI, deben saber que el ayuntamiento adeuda en estos momentos a la empresa de limpiezas la factura de mayo, junio, julio y agosto.

Además, esta empresa ha cobrado 600.000 euros en concepto de multas. Y además, el ayuntamiento no le ha subido lo que sería lógico subir para que afronte la subida que a la empresa le ha supuesto el convenio provincial. La tasa de basura ha subido una barbaridad a todos los almuñequeros, pero ese dinero no ha ido a parar a la empresa que recoge la basura. Ese dinero es un extra que el señor del cáncer necesitaba para tapar sus múltiples agujeros creados por una nefasta gestión basada en el despilfarro.

En unas declaraciones recientes, el alcalde de este pueblo decía: 'esta empresa no tiene ni capacidad económica ni de gestión para realizar el servicio, no cumple con el pago a sus trabajadores y así no se puede llevar una empresa de este tipo. Su deber es el de pagar las nóminas sin estar pendiente de lo que cobre o deje de cobrar, aún más si tenemos en cuenta que el Ayuntamiento ha abonado regularmente sus pagos en los plazos establecidos'

Las declaraciones no tienen desperdicio. Muestran un nivel de indecencia preocupante. Para empezar, en agosto de 2007 este señor declaraba todo lo contrario: la empresa cumple y los trabajadores son un cáncer. Para acabar, miente. Porque el ayuntamiento no está abonando regularmente sus pagos en los plazos establecidos. Y en medio de su discurso, demuestra tener una caradura tremenda. Pero qué es eso de que su deber es pagar las nóminas sin estar pendiente de lo que cobre o deje de cobrar. ¿Qué nóminas pagaría usted a sus empleados y a sus concejales, a su señora, y a usted mismo si nosotros los contribuyentes, o la Junta de Andalucía, o el Gobierno Central, dejáramos de hacer nuestros ingresos? ¿Pero cómo puede decir esa majadería un señor alcalde?

Dice el señor del cáncer que la empresa no cumple con sus obligaciones. No dudo de que algo de razón habrá en eso. Ninguna empresa cumple al cien por cien y supongo que parte de las multas estarán justificadas. Supongo que las empresas que limpian las playas también han tenido algunos fallos este verano. Pero supongo yo que el alcalde o el concejal de turno habrán hecho lo propio: llamar a la empresa y solucionar el tema. Y me imagino que las empresas que limpian los colegios pueden haber dejado algunos días las clases peor de lo que debían. Y supongo que los autobuses también habrán llegado tarde algún día en alguna línea. Lo que es seguro es que ninguna empresa ha tenido encima un inspector de manera casi exclusiva. Y lo que sí es seguro es que no tiene sentido detectar fallos en el servicio y negarse a hablar con el empresario. Pero eso, justamente, es lo que ha hecho el señor del cáncer.

La falta de decencia en este tema, como en tantos otros, está en que se utilizan criterios y métodos distintos para situaciones similares. Es evidente que la actuación sancionadora del ayuntamiento respecto a esta empresa en el último año no tiene precedentes.

Y es evidente que esta empresa ha cometido el error de no cumplir algo que venía en el contrato muy clarito: pagar el 1% del contrato para publicidad en medios locales. El anterior empresario sí que cumplía con esa parte del contrato. Y éste, sin saber lo que hacía, no ha pagado. ¿Cómo se pueden mantener medios de comunicación locales (menudo eufemismo) si los empresarios no pagan?

Pero hablemos del futuro. Hablemos de la empresa que algunos presentan como la salvación. FCC, como cualquier empresa, cuando no ingresa, no paga. Hay una diferencia evidente. FCC es una gran empresa con múltiples contratos y concesiones por todo el estado español. FCC puede aguantar bastante más que el Mirlo. Pero eso es otra indecencia. El ayuntamiento no ha contratado un banco, sino una empresa que limpie las calles y recoja la basura. Y esa empresa tiene que cobrar para poder pagar.

Desde luego, el alcalde sí nos cobra los impuestos para poder él cobrar su sueldo. ¿Qué sueldo cobraría el alcalde de Almuñécar si nosotros no pagáramos el IBI, y la basura, y el impuesto del coche, y la zona azul?

Pero es que, además, FCC ha tenido en los meses de febrero y marzo 53 días de huelga en los vertederos de la provincia. Y FCC llegó a un acuerdo con los trabajadores. Y FCC no ha cumplido ese acuerdo, de tal manera que en la prensa del 28 de julio venía la noticia de que FCC debe una media de 2.700 euros a cada trabajador de los vertederos. Y es por eso que el 26 de septiembre, hace dos días, Rafael Hueso, secretario provincial de Comisiones Obreras de Limpieza declara que algunas empresas, como FCC, se empeñan en obstaculizar los derechos de los trabajadores. Y ese mismo día, explica que CCOO va a  denunciar a FCC ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Y semanas antes, UGT había interpuesto conflicto colectivo por lo mismo.

Así que esa no es la solución ni para los ciudadanos ni para los trabajadores. Una vez retirado El Mirlo, asifixiado e impotente para resistir por más tiempo, hay que hablar de gestión pública. Una empresa pública controlada directamente por el ayuntamiento tiene indudables ventajas para todos. Por lo pronto, ya sabremos lo que cuesta la recogida de la basura y el alcalde no podrá cobrar lo que le dé la gana como tasa de basura. Además, podemos controlar directamente la calidad del servicio. Se trata de poner un buen encargado, tener una plantilla suficiente y comprar buena maquinaria. Los trabajadores, por su parte, cobrarían a primeros de mes, el mismo día que el señor alcalde, aunque menos, por supuesto.

Optar por una empresa privada, la que sea, es seguir en la misma historia de siempre. Y con el peligro de que los trabajadores se la están jugando si se producen cambios de empresa de dudosa legalidad. Porque parece ser que la intención del alcalde es sustituir al Mirlo por la nueva empresa antes de que el Consejo Consultivo de Andalucía se pronuncie, antes de que el expediente de rescisión que previsiblemente se va a aprobar, llegue a su término. Ojo a la jugada porque si la plantilla del Mirlo pasa a FCC y luego ocurre que el Mirlo recurre y gana, los trabajadores pueden quedar en una situación complicada.

Atención al cáncer porque a lo mejor, detrás de toda esta maraña, se esconde un peligro a medio plazo para unos trabajadores que pueden confundir el enemigo y equivocar la estrategia. 

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