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Almuñécar contra la corrupción

Tras la estela del Algarrobico

Tras la estela del Algarrobico

El dictamen de los peritos oficiales coloca al Nevada en una situación calcada a la del hotel almeriense, ya condenado a la demolición

Como todas las filtraciones, no era inocente: el pasado viernes, un teletipo daba cuenta de la existencia de un informe pericial que avalaría la legalidad del descomunal Centro Comercial de Armilla. La noticia era sorprendente. Echaba por tierra las investigaciones de la Guardia Civil -también las periodísticas-, de la Fiscalía y del Juzgado de Instrucción 6 de Granada, que lleva meses recopilando indicios para decidir si sienta en el banquillo de los acusados por prevaricación y delito urbanístico a José Antonio Morales Cara, ex alcalde de Armilla; Gabriel Cañavate, ex edil de Urbanismo de dicha localidad y ex vicepresidente de la Diputación Provincial de Granada, y Tomás Olivo, el multimillonario murciano propietario del Nevada.

El informe de marras existía y, efectivamente, respaldaba unas actuaciones que la justicia había puesto en cuestión. Lo raro era que el documento era del pasado mes de julio -¿a qué venía airearlo ahora?-, había sido redactado por un único arquitecto y solamente respondía a las cuestiones planteadas por una parte: Tomás Olivo.

Además, nada tenía que ver con la investigación penal, sino con un pleito contencioso-administrativo. Todo muy extraño.

La explicación de la filtración interesada del estudio benevolente no tardó en llegar: ese mismo viernes había trascendido otro informe pericial relacionado con el 'caso Nevada'. En realidad era 'El informe pericial' -así, con mayúsculas-, el de peso, el esperado análisis en el que habían trabajado durante meses, y a petición del magistrado instructor, un grupo de nueve juristas y urbanistas independientes. El contenido era demoledor, y nunca mejor dicho. Para los peritos oficiales, el Nevada era un desastre, un «cúmulo de irregularidades» y presuntas ilegalidades, un abuso urbanístico de proporciones gigantescas que sólo podrá ser corregido con la piqueta.

Un auténtico mazazo para los implicados en el caso. Se entiende que alguien quisiera parar el golpe generando confusión con el otro informe, el que defendía el Nevada. La maniobra de distracción demostraba que ese 'alguien' estaba extraordinariamente preocupado por las conclusiones de los peritos designados por el tribunal y quiso amortiguar el brutal revés. Esa intranquilidad era comprensible. El dictamen pericial coloca al Leviatán -por utilizar la expresión que eligió el instructor, el magistrado Miguel Ángel del Arco, para referirse al inmueble- al borde del abismo. El 'monstruo' de cemento es un moribundo. El complejo -cuyas obras comenzaron en 2005- que iba a recibir 16 millones de visitantes al año y a crear 800 puestos directos de trabajo -y otros 400 más indirectos- está seriamente tocado.

El Nevada parece condenado a seguir la estela de El Algarrobico, el colosal hotel construido, también de forma groseramente irregular, en el interior del prodigioso Parque Natural de Cabo de Gata y que ya está sentenciado.

El Nevada lleva el mismo camino. Los peritos sólo ven dos salidas y la piqueta tiene un papel protagonista en ambas.

Primera: la demolición total, una obra casi tan faraónica como lo fue la construcción. Sería «un borrón y cuenta nueva» sin precedentes en España. Habría que echar abajo unos 200.000 metros cuadrados de ladrillo. Una cifra mareante.

La broma saldría por unos 30 millones de euros que tendría que abonar el promotor, esto es, Tomás Olivo. Teniendo en cuenta que con las irregularidades -siempre según el cálculo de los peritos- iba a embolsarse 36 millones -es el valor monetario derivado de la apropiarse de 40.000 metros cuadrados de suelo público- no parece un gasto exagerado. Sin embargo, los peritos también admiten que la destrucción total del inmueble no serviría para reparar los efectos del gigantesco estropicio. «La restitución completa de los valores ambientales es imposible (...), una vez que se han hormigonado unas quince hectáreas de Vega».

En este sentido, los especialistas se inclinan por demoliciones parciales. El mal está hecho, pero es necesario salvaguardar lo positivo de toda esta historia. Por ejemplo, la creación de puestos de trabajo, que falta hacen.

El Leviatán debe dejar de serlo para sobrevivir.

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