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Almuñécar contra la corrupción

"España tiene que seguir el ejemplo argentino y negarse a pagar la deuda"

“En situaciones de alarma social, como hoy en día en España, se puede declarar que una deuda es ilegítima y no pagarla”. Así de contundente se expresa François Chesnais, veterano economista francés profesor de la Universidad de Paris 13, que ha venido a Madrid a presentar su último libro, Las deudas ilegítimas (Clave Intelectual), un manual económico que busca explicar de dónde vienen las deudas europeas, por qué una parte de ellas se podrían considerar ilegítimas y qué mecanismos se pueden usar para no tener que afrontar el pago.  

El primer paso, según Chesnais, es declarar una “moratoria obligatoria para examinar el contenido de la deuda y la identidad de los acreedores”. En su opinión, es inconcebible que se hayan hecho tres o cuatro auditorías a los bancos y ninguna a la deuda, algo que debería ser una gran “demanda popular”. Después de esto habría que analizar detenidamente de dónde surge cada deuda y ver cuáles de ellas no responden al bien común, objeto último por el que el estado contrae una obligación. En opinión del economista, si la deuda no responde al interés de los ciudadanos es ilegítima, y se debe renunciar a su pago. 

Para Chesnais la situación española “es un desastre” y tiene claro por qué hemos llegado a este punto: “No sé quién es realmente responsable de este proceso, pero sí sé que el sector inmobiliario se convirtió en el motor de un país que hace 30 años tenía una base industrial importante en Cataluña, el País Vasco y Madrid, que se ha liquidado casi por completo”.

Pese a que los análisis de Chesnais son fundamentalmente económicos ­–su libro es un duro tratado sobre la deuda, difícil para un lector no especializado– su crítica es en esencia política. Para el economista francés el trabajo de análisis detenido de la legitimidad de la deuda tiene que hacerse país por país, pero está estrechamente vinculado a dimensiones políticas relacionadas con el contenido mismo de la palabra democracia: “¿Qué es una democracia en la que los políticos explican sus políticas de forma engañosa y donde los grandes medios son controlados por intereses financieros? Todo esto crea unas condiciones de culpabilización. Una situación donde no se ponen en relación cosas que están totalmente relacionadas. Hay una relación directa entre las condiciones de salud de los niños y la deuda y la situación de los bancos”.

Mirando a Europa y América Latina

Para Chesnais, la salida de la crisis sólo llegará mediante el “trabajo político” y deja claro que este no se puede dejar en manos de los mercados, que “sólo piensan en sus propios intereses, los de la burguesía financiera, que está cometiendo unas agresiones bestiales y de forma consciente”. Chesnais reconoce que España depende de lo que pase en Europa, pero es muy crítico con la gestión del Gobierno: “Lo que llama la atención realmente cuando uno llega a España es el increíble grado de dependencia de este Gobierno hacia el alemán. Ayer todos los periódicos llevaban en portada la misma foto de Rajoy con Merkel, como un hijito con su madre. No pueden no depender de Europa, pero podrían aprovechar otras oportunidades acercándose a otras países”.

Al margen de nuestra dependencia lógica a lo que pase en Europa, el economista cree que la solución a nuestros problemas a largo plazo pasa por buscar nuevas medidas en las que colaboren pensadores críticos de todas las naciones. En concreto Chesnais insiste en su libro en los ejemplos que se pueden encontrar en Latinoamérica, la única región del mundo con experiencia real a la hora de declarar deudas ilegítimas. En su opinión, debemos dejar de “ver a América Latina como unos locos, para verles como unas sociedades en torno a las cuales se han dado procesos de resistencia social y se han propuesto formas distintas de encarar algunas gestiones”.

Chesnais recuerda el ejemplo de Argentina y Ecuador, dos países que han dejado de reconocer parte de sus deudas y se han negado a pagarlas. Aunque insiste en la necesidad de que cada país encuentre soluciones adecuadas para su caso, cree que se puede aprender de estas experiencias. En la conversación aparece sin remedio el polémico caso de la nacionalización de Repsol. El economista francés no se corta: “Si se nacionaliza YPF significa que se puede renacionalizar la banca o Telefónica. Sería bueno para España”.

¿Se puede ser marxista hoy en día?

Chesnais, además de ser un destacado economista, es un importante activista político, consultor de la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) ­–una importante organización que tomó mucha fuerza en el movimiento antiglobalización y actualmente en nuestro país ha estado muy vinculada con el 15-M– y reconocido pensador marxista.

La pregunta es inevitable, ¿de verdad se puede seguir siendo marxista hoy en día? El economista es claro al respecto: “El marxismo como punto de apoyo para un pensamiento de resistencia a esta barbarie sigue totalmente vigente”. En su opinión sigue siendo imprescindible, pero debe ser revisado en profundidad. “Paradójicamente”, explica, “uno de los lugares donde el pensamiento marxista está más vivo es en EE.UU”. La clave, insiste, es pensar la organización económica de una forma totalmente distinta, pero desde la democracia: “No se puede repetir la economía planficada, ni la colectivización, pero se puede defender una organización democrática de la producción y la vida social”. 

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