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Almuñécar contra la corrupción

Intolerable resignación

Un magnífico análisis de las cifras del paro. Es un documento largo pero merece la pena dedicarle quince minutos porque se aprende mucho. Y necesitamos estar bien informados para contrarrestar las mentiras que se divulgan desde el Poder y llegan al último de los bares

La mirada del mendigo

Hace un tiempo PerroFantasma me hizo un regalo: un enlace a una página de datos y gráficos internacionales: Knoema.

No hace falta decir que me pirran los gráficos y las tablas de datos, así que he tomado esta página como un niño un chupete. En concreto, he sentido curiosidad por un dato que, a pesar de estar todos los días en los medios, no se le dedica toda la atención que merece, tomando distancia en el espacio y en el tiempo y examinándolo desde esa perspectiva distante. Estoy hablando de la tasa de paro en España, y quiero ponerla en relación a nuestra historia reciente y la tasa en otras zonas del mundo.

Tomo datos del World Economic Outlook del FMI y me ayudo de esta página para graficarlos cómodamente.

Lo primero, vamos a medirnos respecto a nosotros mismos, a nuestro pasado reciente.


 
Lo primero que salta a la vista es que esta situación de desempleo no es ni extraordinaria ni inédita en España. En España el paro es un problema estructural, no una circunstancia sobrevenida por la crisis. Antes bien, la situación excepcional (por lo irrepetible) fue la subida del empleo a niveles europeos durante la burbuja inmobiliaria. La lectura que yo hago de este gráfico es que, tras la durísima reconversión industial del felipismo, el tejido productivo español quedó arrasado y un generación entera creció entre la desesperanza. Básicamente: España no tenía qué hacer, dónde trabajar, nada que aportar al mundo más que naranjas y limones. Entonces, de la mano del turismo y promovida por la entrada en el euro (y con él grandes flujos en forma de préstamos) y las bajas tasas de interés, por fin encontramos cuál sería nuestro cometido: construir, urbanizar, alquitranar. Durante una década y media nos entregamos con furia creciente a esa nueva tarea, hasta que todo acabó. Cerrado para décadas el sector de la construcción, no logramos encontrar otros sectores en los que ocupar toda esa enorme fuerza de trabajo ociosa.

Primera lección: no es la crisis. Es la falta de un modelo productivo, que nos aqueja desde hace décadas y ningún gobierno ha hecho nada por solucionarlo. ¡Gobernar, por ejemplo! Y no dejarlo todo al albur de los omniscientes mercados y la iniciativa privada. Soltar las manos del volante y esperar que no acabe en accidente es iluso y, de hecho, ninguna nación actúa así. Puse el ejemplo coreano, pero podríamos atender a cualquier otro, desde el modelo chino al usamericano. La labor de los gobiernos es dirigir las fuerzas productivas, previendo y evitando circunstancias como la que se nos ha venido encima: desempleo masivo por haberlo fiado todo a dos cartas: el turismo y la construcción. ¿Cómo podíamos imaginar que la burbuja estallaría? Todas las burbujas estallan, está en su naturaleza. Todo el mundo con quien hablaba, incluso colegas que no llegaron a terminar la EGB, decía lo mismo: esto es una locura, algún día tendrá que reventar.

Pero no quiero alargarme más en ello. Vamos a pasar a comparar nuestra situación con los países de nuestro entorno más cercano, aquellos en los que la comparación por afinidades socioculturales y económicas es más pertinente. He tomado como más representativos a Portugal, Francia, Alemania, Austria, Italia, Reino Unido, Bélgica y Holanda.

europa

Simplemente impresionante. Crisis ha habido en todos estos países, pero semejante destrucción de empleo sólo en España, debido a haberlo fiado todo a un sólo sector, un sector además dopado cuyo crecimiento era insostenible a largo plazo (nada tiende al infinito salvo la necedad de los ministros de economía). Pero en este gráfico podemos ver de nuevo que el problema del paro en España no es ninguna novedad, lo teníamos antes de la burbuja, y tras haberlo disfrazado con crecimiento ficticio basado en el crédito fácil, ahora vuelve a aparecer. No tenemos, como Estado, un modelo productivo.

Observemos la imagen con una focal más corta, para tomar perspectiva. Ya no Europa, tomemos unos cuantos países relevantes, con sistemas económicos y culturas tan terriblemente disímiles como USA, UK, Canada, Japón, China, Corea, Australia y Rusia.

potencias

Evidentemente, tenemos un problema estructural. Ni siquiera Rusia, tras el trauma que supuso el desmoronamiento de la Unión Soviética y el desmantelamiento de sus grandes consorcios públicos repartidos entre los buitres de la KGB, en sus peores momentos, logró superar el desempleo en España (viviendo en nuestra época dorada de feliz inconsciencia).

La explicación que dan los economistas a sueldo de la patronal es que vivimos demasiado bien, que nuestros sueldos son muy altos, los impuestos son excesivos y el Estado del Bienestar es insostenible. Si fuera por ello, deberíamos tener las tasas de desempleo más bajas de Europa, pues tenemos los sueldos más bajos (tras Portugal), la menor carga fiscal (especialmente a las rentas del capital) y dedicamos una cantidad del PIB al Estado del Bienestar considerablemente menor que la media Europea. Pero no es así, como todos sabemos, tenemos un desempleo récord y, con los nuevos recortes es previsible que aumente.

Sin embargo, en los países donde el Estado del Bienestar está más desarrollado, los impuestos son más altos (y hay un esfuerzo para asegurarse que los pagan todos) y los salarios duplican los nuestros…

N europa

Por supuesto, estoy hablando de los escandinavos, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia, la demostración empírica de que las tesis de los neoliberales son falsas.

Pero no nos comparemos con los dioses nórdicos, comparemosnos con los ciudadanos de la Europa oriental, que tuvieron que vivir el cataclismo económico que supone pasar de un sistema de planificación estatal a un sistema capitalista. Tomo a Bulgaria, Hungría, Rumanía, Polonia, Estonia, Bielorrusia y República Checa.

europa oriental

¡Tampoco! Sólo Polonia y Bulgaria, en sus peores momentos, estuvieron peor que nosotros en nuestra época de vacas gordas. Pero parece que ellos ya han encontrado el camino, mientras que en España ni se plantea este problema en todos sus términos y seguimos esperando que las cosas se resuelvan solas (táctica Raxoi).

Será que he tensado poco los supuestos, que he pecado de optimistas, comparándonos con la Europa del Este. Vamos a coger una zona del mundo a la que siempre hemos mirado por encima del hombro, nuestros primos pobres: Sudamérica.

Como más representativas tomo México, Colombia, Venezuela, Brasil, Chile y Argentina.

sudamérica

Argentina, oh, bendita Argentina, un espejo en el cuál mirarnos sin sentirnos acomplejados. Durante unos años pudimos darles lecciones sobre creación de empleo. Sin embargo, si tomamos en cuenta toda la serie histórica, vemos que el caso argentino fue un “accidente” relacionado con los sucesos que todos conocemos, pero que, como el resto de países del continente, ha mantenido unas tasas de desempleo razonablemente controlados y sensiblemente inferiores a las nuestras. Su circunstancia excepcional es el desempleo, la nuestra fue el empleo, una ilusión, un espejismo. De nuevo, podemos afirmar que el nuestro es un problema estructural, no coyuntural.

Por cierto, alguien podría argüir que en España hay mucha economía sumergida, mucho fraude, una gran corrupción y que las cifras están falseadas. Pero ¡alto! Es que estoy comparándolo con Italia, con México ¡con la mismísima Argentina!

Aún no hemos encontrado un país que presente unas tasas de desempleo tan vergonzosas como las nuestras. La comparación con latinoamérica no es suficiente, seamos más crueles, mortifiquémosnos. Vamos a comparar nuestra situación con la de los países de la orilla Sur del Mediterráneo, en muchos de los cuales el malestar social prendió en forma de revueltas conocidas como “la primavera árabe”. Tomo cifras de Marruecos, Túnez, Egipto, Arabia de los Saud, Siria y Turquía.

mediterráneo

¡Tampoco! Tenemos más paro que en Marruecos, que en Egipto, que en el Túnez que dijo basta y cambió el rumbo de la historia del Norte de África. Mejor no nos comparamos con el imperio otomano, que empieza a desperazarse después de una larga siesta de varios siglos.

¿Con quién podemos compararnos?

Tomemos la referencia en tierras más lejanas, Tailandia, Indonesia, Malasia, Vietnam. Vayamos a nuestras antípodas, Nueva Zelanda.

asia pacifico

¡No! Vayamos a buscar en otra parte.

Ya, sólo nos queda una opción: África subsahariana. De los pocos países del castigado continente de los cuales el FMI se molesta en tomar datos: Sudán, Cabo Verde, Nigeria.

Y, por fin, Sudáfrica. Por fin hemos encontrado nuestro alter-ego en términos de desempleo, un hermano. El único país que he encontrado que en algún momento de la serie ha tenido un desempleo más alto que el que nosotros sufrimos ahora mismo. Pero las tendencias no apuntan al optimismo en este rincón del mundo: mientras Sudáfrica parece que ha encontrado el camino para dar trabajo formal a su joven población, España ya ha rebasado su línea y sube como un cohete. A pesar de tener una pirámide poblacional con mucha menos base, somos incapaces de ofrecer un empleo a uno de cada dos de nuestros jóvenes. ¿Suena muy duro decir que somos un Estado fallido? En términos de desempleo, lo somos. Incluso podríamos tomar lecciones de Sudán en materia de lucha contra el desempleo (un envidiable 10%, mientras que nosotros naufragamos con un 25% y sólo se espera que suba).

Quería mostraros estos gráficos para que quede clara la excepcionalidad del caso español. Nos hemos acostumbrado a estas cifras, nos vamos cociendo a fuego lento incapaces de reaccionar, pero estas cifras de paro son una locura, un desvarío. Tenernos que comparar con Nigeria, con Sudán o Sudáfrica, y hacerlo con desventaja, es más que bochornoso, es terrorífico.

Y lo más demencial, es que no hay una política encaminada a la reducción del desempleo. Todo son medidas que dicen atacarlo de una forma indirecta: desregulación laboral, bajada de los salarios, abaratamiento del despido… Tiran derechos laborales por la borda, reducen nuestra capacidad adquisitiva y aún por encima sólo sirven para agravar la tasa de paro. El empleo no puede ser una variable secundaria, que crecerá como consecuencia del crecimiento de la economía, etc, etc. No, con un 25% de paro el empleo ha de ser LA PRIORIDAD, la única prioridad, pues es el principal problema. Si cada vez hay menos gente trabajando, cotizando, produciendo riqueza, es evidente para cualquiera que todo sistema de protección social es insostenible, al aumentar los dependientes y menguar la base laboral que los sostiene.

Ni sector bancario, ni déficit ni historias. Hay que poner a la gente a trabajar, a producir, romper esta espiral maldita y, con ello, se resolverán automáticamente el resto de los problemas: subirá la recaudación, desaparecerá el déficit y crecerá el PIB, haciendo que la deuda sea pagable.

La cuestión es tan simple de enunciar y tan compleja de resolver como esto: hay que poner a andar la economía productiva española. O ponemos en marcha los motores o nos hundimos, es así de claro. España no es Uganda. Ya nos gustaría, pues Uganda tiene 5% de paro, una deuda externa del 25% del PIB (con la ayuda a la banca ya nos hemos ido al 90%) y sí, es más pobre. Un 35% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Pero en Uganda esta cifra mengua cada año, mientras que en España estamos en el 22% y la cifra no para de crecer.

Pero somos españoles y, como nos cuentan nuestros clásicos del Siglo de Oro, somos de la clase de hidalgos que para disimular que no tenían nada que comer se echaban migajas sobre la pechera, y así aparentar que venían de darse el gran banquete. Con trapos, abalorios y dinero prestado vamos disimulando nuestra creciente miseria. Y por las noches, cada vez más familias salen a rebuscar en los contenedores de basura (en Madriz, sin que los vea ningún munizipal para evitar la multa) mientras los demás hacemos como que no vemos lo que pasa a nuestro alrededor.

Los parados, como en los casos de violencia sexual en las culturas patriarcales, sufren la presión del entorno que culpabiliza a la víctima del terrorismo patronal. ¿Cómo un obrero puede defender sus derechos habiendo cien personas anhelando su puesto? Un 25% de paro fuerza necesariamente a la baja las condiciones salariales, empezando por los salarios. Para que esta corrección sea más rápida (devaluación interna) es por lo que los gobiernos del PP$O€ desregulan el mercado laboral y limitan la negociación colectiva.

Hay que convertir la lucha contra el desempleo en la máxima prioridad, en el eje central de cualquier política de gobierno. Hay que bajar esas cifras de paro, o nos asomamos al precipicio de un Estado quebrado social y económicamente. Hay que crear puestos de trabajo, como sea. Yo propuse una solución: la inversión directa del Estado en el sector secundario (la producción industrial ha caído un 30% en los últimos cinco años). Cuando la industria arranque, el sector privado ya irá cubriendo las necesidades de ésta con el sector terciario.

Si alguien tiene una solución mejor que la vaya proponiendo, lo que es absolutamente inadmisible es seguir de brazos cruzados esperando puerilmente que el problema se resuelva por sí mismo, porque en el mundo real las cosas no funcionan así. Tenemos un problema estructural en la economía española, lo tenemos desde hace décadas y la burbuja sólo lo maquilló. Ahora habremos de darle solución o perecer. La economía no aguantará mucho más, el peso de la deuda es ya inasumible.

UN 25% de paro, un 50% de paro juvenil es absolutamente INTOLERABLE. Insoportable para cualquier economía. Estas cifras de paro provocan TERROR fuera de nuestras fronteras. De hecho, lo que no entienden es cómo con la cuarta parte de la fuerza laboral en situación de desempleo, cada vez más de larga duración, no están ardiendo las calles pavimentadas de cadáveres. A cualquier inversor en renta fija, se le dice que España tiene dos veces y media más paro que Sudán y huye despavorido. Y no le culpo, es lógico. Es señal clara de que estamos ante una economía gripada, un motor herido de muerte, que tira de reservas y que sólo puede ir a peor. Hay estudios económicos a cuál más estúpido, por miriadas. Pero aún no he visto a nadie ponerse a discurrir sobre qué modelo productivo queremos para el Estado español, y las acciones a tomar para conseguirlo (tácitamente, parece que el modelo del gobierno es el de mano de obra barata, poco cualificada, entrando en competencia directa con los países que, precisamente, están procurando salir de él).

Fomentar la emigración de nuestros jóvenes profesionales puede maquillar las cifras en el INEM, pero no es una solución, es una claudicación. Una sangría de los ánimos más arrojados y las cabezas más capaces que se traducirá en pobreza a medio y largo plazo.

Estamos cayendo en picado. La velocidad de caída es cada vez mayor. O conseguimos arrancar los motores y sacar la economía española del picado o nos estrellamos, es así de claro. Si la burguesía es incapaz de empujar, si no puede o no sabe, que se haga a un lado y no estorbe. Tendrá que ser el Estado, con las fuerzas que le quedan, destinándolas a crear empresas, actividad productiva y no sepultándolas en el pozo sin fondo de las entidades financieras privadas, el que arranque la maquinaria.

Y lo siento si esto es una blasfemia para la doctrina que nos han hecho mamar, lamento ir contra el dogma económico imperante que sólo concede al Estado el papel de espectador frente al desastre pero, me cago en Dios, o ponemos el país a funcionar o Sudán les parecerá un paraíso a nuestros hijos.

¿Exagero? Si cogemos un libro de historia podemos sacar dos conclusiones:
1) la historia da muchas vueltas, y los pueblos que un día están arriba, unos capítulos más adelante están abajo.
2) los ciclos históricos se están acortando, la historia se acelera y acontecimientos que antes se desarrollaban en siglos ahora suceden en el lapso de una generación.

Si queréis, podemos seguir perseverando en el error y seguir de brazos cruzados confiando, pensamiento mágico, en que todo se resolverá por intervención divina, dando por hecho que España está predestinada por Dios al trono de las naciones. Bien pensado, llevamos quinientos años instalados en ese estado de cretino embelesamiento contemplativo, sin hacer nada por ayudarnos a nosotros mismos.

EDITO:

Qué fallo, se me había olvidado incluir a Grecia en la comparativa:

paro OCDE

De la noticia: España será el país de la OCDE con más paro

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