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Almuñécar contra la corrupción

La bomba gallega

Hugo Martínez Abarca

Desde hace algún tiempo Esquerda Unida (IU en Galicia) y Anova (el partido escindido del BNG liderado por Xosé Manuel Beiras) llevan proponiendo la unidad de la izquierda gallega: de esa izquierda que se planta ante las recetas de la troika, de la izquierda que no traga, de la izquierda que pretende construir la democracia, de la izquierda, vaya. Las tradiciones son distintas pero tanto Yolanda Díaz, coordinadora de EU (y uno de los referentes en los que la izquierda debe mirarse desde ya mismo) y Beiras tuvieron la inteligencia de entender la radicalidad del momento que vivimos.

Beiras señaló que el único requisito en materia nacional era reconocer el derecho de autodeterminación, algo que IU en su conjunto y singularmente Esquerda Unida tienen más que incorporado. Y Yolanda Díaz tomó el toro por los cuernos, bregó contra los palos en la rueda que pudieran poner los más miopes, superó la urgencia que introducía el adelanto electoral y condujo a la situación actual en la que, a falta de la ratificación de las bases gallegas de IU, se pone en marcha el acuerdo para lo que ya se conoce como la Syriza Galega.

Por diversos factores en los que es mejor no detenerse (el retrovisor no debe amargar una buena noticia) otros partidos más pequeños que en el pasado rechazaron posibilidades parecidas han anunciado ya su incorporación (en el caso de Equo) o su valoración positiva (en el de Izquierda Anticapitalista): probablemente ello contribuya sobre todo a mostrar que la importancia del acuerdo no es sólo aritmética sino mucho más honda y a hacer de Galicia el primer paso hacia lo evidente en todas partes.

Beiras avisó ayer de que la Syriza galega será una bomba electoral. Y mucho más que eso. Una de las razones por las que más cabe aplaudir  el encuentro de la izquierda gallega es que no era imprescindible en términos electorales. Esquerda Unida lleva tiempo con unos resultados muy esperanzadores, entrando incluso en el ayuntamiento de A Coruña el año pasado y multiplicando el resultado en el conjunto de Galicia en las generales (pese a la práctica imposibilidad de que tal voto se concretara en escaños, lo que lo hace más importante aún).

Las encuestas que ha habido señalaban que EU obtendría representación parlamentaria en las autonómicas. Pero Yolanda Díaz aclaró (en esta estupenda entrevista de hace un mes) que la apuesta por la unidad de la izquierda era algo estratégico, no un mero cálculo numérico:

No se trata de entrar o no en el Parlamento, porque nosotros vamos a entrar igual. Se trata de algo más profundo e importante, de largo recorrido. Hay una guerra entre los de abajo y los de arriba, y es necesario desbancar las políticas neoliberales y ayudar a los de abajo. Para ello es necesario todo pensamiento crítico y una nueva herramienta política. Se trata de construirla.

Sólo el adelanto electoral ha impedido llegar a las urnas con un encuentro más estructural que el mero “acuerdo técnico” que se anuncia, pero el mismo hecho de que tal adelanto electoral no arruinase la valiente apuesta es una muestra de la audacia de Yolanda Díaz y de Beiras superando el más serio inconveniente con el que se han encontrado hasta ahora.

Galicia abre un camino en el que debe mirarse toda la izquierda: el de la respuesta estratégica, mucho más ambiciosa que los pequeños cálculos electoralistas. La crisis en la que estamos no es una más entre las crisis cíclicas del capitalismo. Es una crisis radical, una crisis de civilización. Espero que, como anuncia Beiras, además acarree una bomba electoral. Pero su importancia trasciende el resultado electoral: es un ejemplo de inteligencias, valentías y generosidades. Es un ejemplo de cómo la política a veces se pone al servicio del país. Es un ejemplo para toda la izquierda.

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