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Almuñécar contra la corrupción

Seis y medio

  Tomás Hernández. Costa Digital

Dice el señor Wert, por desgracia ministro de educación, que el alumno que no consiga una nota mínima de seis puntos y medio no es merecedor de una beca. No vamos a costear, argumenta él, a torpes ni a vagos. Un razonamiento impecable que no puedo por menos, por más que me pese, que compartir con el ilustrísimo Wert.

    Y lo comparto porque con su baremo, Aznar con una puntuación de 6’4 en selectividad, jamás habría accedido a la Universidad con una beca, y Rajoy que suspendió Lectura, Escritura, Lengua y Geografía, tampoco habría disfrutado de una ayuda solidaria para llegar a registrador de la propiedad y mucho menos a gobernar un país como una oficina de registro.

    Y estaría de acuerdo con el señor Wert en todo. Menos en una cosa. ¿Qué es una beca y cuál su finalidad?

    Señor Wert: Una beca no es una prestación social, a usted le gustaría más la palabra limosna, para pobres listos y diligentes, y el que no, como dice usted con frase tan infamante, ‘que estudie otra cosa’. ¿Qué es otra cosa, señor Wert?

    Zenón fue un medio filósofo que probablemente nunca habría llegado al seis y medio en el liceo de Aristóteles, pero al que todos conocemos, muchísimos siglos después, por sus extravagantes ‘aporías’.

    La más conocida de estas ‘aporías’ es la de la carrera entre Aquiles y la tortuga. Aquiles es un personaje de la Odisea famoso por su velocidad en la carrera. Por eso Homero siempre se refiere a él con el epíteto épico de ‘oxús podás’, el de ‘alados pies’ o que tenía alas en los pies.

    Pues bien, dice Zenón, supongamos que Aquiles, ‘oxús podás’, compite con una lenta tortuga en los cien metros lisos. ¿Quién ganaría la carrera?, preguntaba el mostrenco y jamás becado Zenón. Y así provocaba las risas de sus contertulios y lo tenían por un filósofo idiota e inútil. Y Zenón añadía en otra vuelta de tuerca: ‘¿Y si le damos a la tortuga un segundo de ventaja, sólo un segundo, sobre Aquiles en la salida?’ Y lo seguían considerando más idiota y más mostrenco.

    Pero Zenón no era ninguna de las dos cosas, e insistía: ‘Lleváis razón, Aquiles adelantaría a la tortuga en la primera zancada (espacio), pero jamás alcanzaría a la tortuga en el tiempo porque la tortuga siempre iría un segundo por delante de Aquiles’.

    Y esa es la esencia del asunto, señor Wert. Aquiles siempre sería, en el tiempo, el perdedor de la carrera porque la empezó en inferioridad de condiciones. Un miserable segundo, nada, pero irrecuperable.

    La beca, señor Wert, no es una ayuda para pobres listos y diligentes, no, se equivoca usted tanto y con tanta desinformación infame en su frase. La beca es para que todos, los pobres menos dotados y los listos, y los ricos listos y menos capacitados, corran en igualdad de condiciones, sin trampas desde la salida.

    De eso habla Zenón, señor Wert, de que las trampas en la salida, desigualdad de condiciones, son irrecuperables, tramposas e injustas.

    Lea usted alguna aporía de Zenón, señor ministro, si aún no lo ha hecho, y váyase a ejercer cualquier ‘otra cosa’ a cualquier otro sitio.

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