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Almuñécar contra la corrupción

Querida Carmen, querido Carlos

Querida Carmen, querido Carlos

Rafel Calero

Querida Carmen, querido Carlos:

Quiero que sepáis, en estos momentos tan duros y tan trascendentales de vuestras vidas, que sois un ejemplo para miles de mujeres y hombres, para miles de chicas y chicos jóvenes que no se resignan a tener un futuro de mierda en este país de mierda que se llama España.

Quiero deciros, aunque eso ya lo sabéis, que miles de personas de Granada, de Andalucía y del resto del estado español, incluso de otros muchos países, os apoyamos incondicionalmente y creemos con los ojos cerrados en vuestra inocencia. Todos sabemos que sois inocentes del delito del que se os acusa. Todos sabemos que las mujeres como Carmen y los hombres como Carlos, no actúan contra los trabajadores. Todos sabemos que las mujeres como Carmen y los hombres como Carlos, están siempre del lado de los trabajadores, luchando por sus derechos, peleando por sus mejoras, porque las mujeres como Carmen y los hombres como Carlos son mujeres y hombres valientes, solidarios, y ante todo, pacíficos.

También quiero deciros que no os sintáis solos por la sencilla razón de que no lo estáis, como ya pudisteis ver en la manifestación de apoyo de Granada y en la de otras ciudades del país el día 30 de mayo. Este kafkiano proceso por el que estáis pasando vosotros dos, podría habernos ocurrido a cualquiera de nosotros. Aquel día, también yo estuve en un piquete, de la misma manera en que lo he estado en otras huelgas, y de la misma manera en que volveré a estar en las que vengan en el futuro. Así que si lo que pretenden con esta sentencia de corte fascistoide y absolutamente desproporcionada es asustarnos para que nos quedemos en nuestras casas (el que la tenga, que a este paso, casi que no va a haber nadie con casa) en la próxima jornada de huelga general, van aviados.   

Quiero deciros, amiga Carmen, amigo Carlos, que si finalmente, vais a la cárcel, no permitáis que esa terrible situación os aflija y os hunda. Hacedlo con orgullo y con la cabeza bien alta. La Historia nos ha enseñado que, cuando el miedo se apodera de los que gobiernan, siempre acaban recurriendo a las cárceles. Además, todos sabemos que en este país, heredero directo del peor fascismo del siglo XX, la justicia es arbitraria y, valga la redundancia, absolutamente injusta. En este país, que se dice democrático, pero que no lo es en absoluto, en este país, cuyas leyes están hechas a medida de los poderosos, la gente honrada y valiente como vosotros, la gente que tiene la razón de su parte, va a la cárcel, mientras que los canallas, ladrones, corruptos y mangantes que han recalificado terrenos de manera ilegal desde los ayuntamientos, los que han blanqueado inmensas sumas de dinero procedentes del narcotráfico o del tráfico de armas, los que han hundido el sistema financiero adjudicándose planes de pensiones millonarios, los que han estafado con las preferentes a miles de pequeños ahorradores, los que han robado desde los partidos políticos para financiarlos ilegalmente, todos esos, ya sabéis, viven tan ricamente ocupando los cómodos sillones de los grandes consejos de dirección y a esos, en el incierto caso de que se les condene, se les imponen penas irrisorias, para que no tengan que entrar en la cárcel. Así es la justicia española.   

Querida Carmen, querido Carlos: sabed que miles de personas os estamos apoyando, y que seguiremos clamando por vuestra libertad. Y sabed que vuestro “grito de guerra”, aquel del que hablaba el Che, ha llegado a miles de oídos receptivos y miles de personas continuarán vuestro ejemplo de lucha y dignidad. Que no os quepa la más mínima duda.

Salud y libertad

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