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Tsipras: La izquierda y los movimientos sociales se necesitan para poder cambiar las cosas

El líder de Syriza se reúne con activistas en el Ateneo de Madrid tras participar en un seminario económico con representantes de IU dentro de la semana de la Izquierda Europea que ha organizado la federación de Cayo Lara. Reconoce que no estaban preparados para el poder que surgió desde abajo en Syntagma

DANIEL DEL PINO

Hay un Alexis Tsipras institucional, serio, que no usa medias tintas para atacar a la troika y a los poderes económicos, alertando del peligro que suponen para la democracia las políticas de austeridad que llegan de Bruselas y Alemania, y un Alexis Tsipras familiar, que se recoje las mangas de la camisa, se recuesta en la silla y escucha, reflexiona y bromea mientras saborea un café. El segundo es el que se ha reunido hoy con una veintena de activistas de los movimientos sociales en el Ateneo de Madrid y que, con un primer comentario, se ha ganado a la mayoría: "Me han comentado que estamos en un edificio histórico, que aquí se firmó la Segunda República. No sé si podremos firmar hoy la Tercera". El líder de Syriza llegó a la capital ayer invitado por Izquierda Unida y no ha tenido un respiro. Quizá por eso, entre una rueda de prensa con Cayo Lara a su derecha y el acto público que protagonizará con el coordinador de la federación por la tarde, no tuvo problemas para relajarse y mostrarse franco.

"Me han comentado que aquí se firmó la Segunda República. No sé si podremos firmar la Tercera"

En ese encuentro, explicó cómo la sociedad civil griega despertó tras recibir un mensaje visual desde España. "Las plazas comenzaron a llenarse en Atenas cuando empezó a circular por internet una pancarta que el 15-M había colocado en Sol y que preguntaba ¿Griegos, dónde estáis? [...] en la primera concentración en Syntagma, los manifestantes contestaron a esa llamada de los españoles con otra pancarta que decía: Los griegos estamos aquí".

A partir de ahí, de una anécdota, Tsipras fue desarrollando un discurso con varios puntos clave. El primero, algo que hoy flota en el ambiente, la convergencia entre la izquierda social y la izquierda política. El político griego no tuvo problemas en reconocer que lo mismo que los ciudadanos tardaron en organizarse, cuando comenzaron las acampadas en las plazas, y en especial en Syntagma, "la izquierda no estaba preparada para lo que pasó porque por primera vez veía algo muy potente que estaba surgiendo desde abajo". El Partido Comunista griego, receló de las concentraciones y las protestas, la extrema derecha reventaba las manifestaciones con infiltrados y los medios y el Gobierno criminalizaron a los movimientos. Mientras, Syriza decidió mezclarse con la gente que salió a la calle.

Tsipras: "Syriza nunca se separó de las plazas y el éxito viene de ahí"

Y ese reconocimiento común, sin imponer nada, sin asimilar, según él, es lo que permitió que la coalición de izquierdas a la que representa se quedara a un 2% de convertirse en la mayor fuerza política. "Syriza nunca se separó de las plazas y el éxito electoral viene de ahí", dijo. Éxito desde el punto de vista político, pasando de ser la formación con menos votos a convertirse en alternativa real de Gobierno. Pero decepción, el de la calle, al ver que no fueron capaces de romper el bipartidismo. "Uno de los grandes enemigos es la decepción en la gente tras las elecciones, pero también lo es el pensamiento de que todo se puede cambiar con un voto. La izquierda sola no puede hacer eso y los movimientos solos tampoco, tienen que seguir dándose aire los unos a los otros", aseguró.

Lo que sí consiguió Syriza es que los griegos dejaran los complejos a un lado: "La gente, votando a Syriza, consiguió liberarse del voto cautivo del bipartidismo" que ha provocado la crisis que está soportando la población. Tsipras insiste: "No hay salida única o salida personal, tiene que ser de todos, izquierda y movimientos sociales juntos, hacia el futuro".

"No hay salida única o salida personal, tiene que ser de todos"

Después contestó a las preguntas con la misma naturalidad. Reclama una "revolución de la ética" de la izquierda alternativa y coherencia. "La gente por la calle no me pide más clientelismo, que coloque a sus hijos en un puesto de trabajo, me pide que no traicione nunca las cosas que digo". Entre ellas, el no pago de toda la deuda porque el asunto tiene antecedentes: "Si no conseguimos borrar una parte de la deuda neustras sociedades no tienen ningún tipo de futuro y además, si seguimos por este camino, los acreedores mismos no van a recibir nada, eso es seguro". No duda de que "la democracia en Grecia ya no va a ser la misma". Y pone un ejemplo, que aquí puede sonar familiar: "Cuando el primer ministro dice que hace lo que hace porque se lo dice la Troika, ése es el síntoma de que la democracia no funciona".

Antes, el Tsipras modo institucional, en una rueda de prensa con Lara, lanzó varios dardos: "Han destruido a una generación entera [...] Si Alemania y Francia piensan que con 6.000 millones van a acabar con el paro juvenil en Europa, tienen un problema".  "Cada vez que hablo con Cayo -siguió- me doy cuenta de que nos están aplicando las mismas políticas, luego nos reímos cuando, además, vemos que también nos cuentan los mismos cuentos [...] Lo que hemos vivido tiene que ser una lección para todos los pueblos de Europa".

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