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Almuñécar contra la corrupción

La dolorosa realidad

La dolorosa realidad
Javier Valdés
Desde el año 1995, los salarios han ido perdiendo terreno desde un 49% del PIB hasta un 46,4%. En ese mismo periodo los beneficios empresariales han aumentado 0,4 puntos. Los llamados impuestos indirectos también han aumentado considerablemente, registrando máximos históricos. Para hacernos una idea de la enorme importancia que tiene esa transferencia de dinero del trabajo hacia el capital, es preciso traducir los porcentajes en cantidades de dinero montante y sonante, de forma que si en los últimos dos años cada décima del PIB equivale a unos 1.000 millones de euros, los asalariados han transferido a las cuentas bancarias de los empresarios rentas por valor de 5000 millones de euros.
Teniendo en cuenta los datos sobre población activa ofrecidos por el INE, cada trabajador ha “donado” en estos últimos dos años una media de 330 euros de su anterior sueldo a las rentas de la clase capitalista. En ese mismo periodo, unos 11.100 millones de euros más han ido a parar a las arcas del Estado vía impuestos indirectos.

Jamás en el Estado Español el pastel fue tan grande y jamás estuvo tan mal repartido. Según el sindicalista Toni Ferrer en declaraciones al diario El País (01-05-2007)1 “el crecimiento del empleo en los últimos años se ha producido en un 70% en actividades por debajo del salario medio” y los beneficios empresariales tampoco han ido destinados a la inversión productiva, sino que “se han repartido en dividendos a los accionistas y en sueldos de los altos ejecutivos, que suponen 280 veces el salario medio”.

El aumento de la explotación laboral de los trabajadores y trabajadoras es un fenómeno que se recrudece en todo el planeta debido a la globalización neoliberal, y que pone aún más en evidencia el eterno conflicto existente entre clases sociales.

Las bonificaciones a los empresarios por contratar o los nuevos contratos indefinidos con cotización reducida no hacen más que transferir dinero desde el salario (en este caso salario indirecto) hacia el capital, dicho de otra manera: desde el trabajador hasta el empresario.

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