La dolorosa realidad
Jamás en el Estado Español el pastel fue tan grande y jamás estuvo tan mal repartido. Según el sindicalista Toni Ferrer en declaraciones al diario El País (01-05-2007)1 “el crecimiento del empleo en los últimos años se ha producido en un 70% en actividades por debajo del salario medio” y los beneficios empresariales tampoco han ido destinados a la inversión productiva, sino que “se han repartido en dividendos a los accionistas y en sueldos de los altos ejecutivos, que suponen 280 veces el salario medio”.
El aumento de la explotación laboral de los trabajadores y trabajadoras es un fenómeno que se recrudece en todo el planeta debido a la globalización neoliberal, y que pone aún más en evidencia el eterno conflicto existente entre clases sociales.
Las bonificaciones a los empresarios por contratar o los nuevos contratos indefinidos con cotización reducida no hacen más que transferir dinero desde el salario (en este caso salario indirecto) hacia el capital, dicho de otra manera: desde el trabajador hasta el empresario.
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