Marinaleda también está de elecciones
En Marinaleda la campaña electoral es muy particular. En pocos lugares como en este pueblo jornalero la abrumadora mayoría de las vecinas y vecinos se sienten tan participes con la gestión del Ayuntamiento y de su Alcalde. Asambleas permanentes para debatir los temas importantes, viviendas de auto construcción con una hipoteca de 15 euros al mes, servicios como guarderías casi gratuitas, construyen una realidad disonante en el mapa social y político de España. Un periodista del pro gubernamental diario El País fue enviado a Marinaleda a hacer una crónica y se encontró con lo que sigue.
El Ayuntamiento de Marinaleda (Sevilla) atiende al público en la avenida de la Libertad, después de las calles Jornaleros y Ernesto Che Guevara y las plazas del Pueblo y Salvador Allende. Y tiene un alcalde, maestro de secundaria, José Sánchez Gordillo, comunista, que gana por aclamación desde hace 28 años. La oposición del PSOE y del PP es casi irrelevante, casi invisible, y el alcalde más rojo de España conservará el mando porque el electorado sintoniza con su perfil revolucionario y la oferta de pisos a 15 euros mensuales.
Las casas se las construyen los vecinos, y luego pagan una hipoteca de 15 euros mensuales
"El sistema capitalista, en sí mismo, es una gran fábrica de corrupción", afirma Sánchez Gordillo, promotor de una economía "cuyo objetivo no sea ganar dinero, sino repartir la riqueza". Los cabezas de lista de la oposición apenas le estorban ya que, entre otras razones, ni viven en el pueblo. "Aquí les agobiamos un poco", ironiza un funcionario municipal.
El Colectivo Unitario de Trabajadores-Bloque Andaluz de Izquierdas (CUT-BAI), liderado por Sánchez Gordillo, tiene nueve concejales (bajo la marca de IU), y el PSOE, los dos restantes. El concejal socialista Mariano Pradas, que vive en Estepa, se presenta de nuevo. Hace ocho años el PP obtuvo un concejal, absorbido en la legislatura siguiente por IU.
¿A qué se deben las sucesivas barridas electorales del alcalde? Eduardo Valderrama, concejal de Urbanismo -el departamento municipal más relevante-, no lo duda: "A lo que hemos hecho. Cuando llegamos al Ayuntamiento, en 1979, había muchísimas familias sin vivienda y un porcentaje altísimo de paro, más del 70%". A principios de los noventa sólo se trabajaban dos meses, en la recogida de la aceituna, y buena parte de las tierras pertenecían al duque del Infantado. "La lucha jornalera, apoyada por este Ayuntamiento, desemboca en el año 1981 en la entrega de las primeras 50 viviendas. Fue un primer paso importante", recuerda Valderrama.
Diez años después se consiguieron 1.200 hectáreas de terreno, fueron creadas 10 cooperativas de jornaleros (asesoradas por peritos agrícolas) y se levantaron más viviendas, campos de fútbol y piscinas. El pleno empleo es casi una realidad, y la buena marcha de las industrias de procesamiento del vino, la aceituna, las habas y el pimiento obligan a la importación de mano de obra. El reto es desarrollar las cooperativas. "La personalidad del alcalde ha influido mucho en el desarrollo de esta comunidad", agrega el edil de Urbanismo.
El regidor de Marinaleda tiene unas luengas y encanecidas barbas, una gran admiración por la revolución cubana, un aborrecimiento por George Bush, un irrefrenable discurso contra el sistema capitalista y la burguesía terrateniente, y una mano siempre tendida: necesita las subvenciones de la Diputación de Sevilla y de la Junta de Andalucía para financiar sus proyectos.
"Tuvimos un sueño colectivo y nos llamaron utópicos, soñadores, idiotas, y se reían de nosotros. Pero con coraje, con inteligencia, con capacidad y con saber aprovechar las contradicciones del sistema hemos conseguimos aquel viejo sueño", afirma Sánchez Gordillo. "Tal vez, como en todo proyecto, podamos cometer errores, que son rectificables, pero lo que no se puede poner en cuestión es una conquista para el futuro de los hijos y de los hijos de nuestros hijos: la tierra no es de nadie. La tierra no se compra, la tierra es de todos".
Y como Sánchez Gordillo decidió que la tierra es de todos, compró o expropió grandes extensiones para obras sociales y ha construido, hasta ahora, 300 viviendas. Las edificó a través del sistema de "autoconstrucción", implantado hace 18 años: el Ayuntamiento cede el solar y la dirección de las obras; la Junta de Andalucía presta el dinero de los materiales, y el comprador de la casa la construye él mismo; y, si no sabe hacerlo, paga 45 euros diarios a los albañiles o electricistas. "Las casas necesitan 30.000 euros en materiales, incluida la dirección de obras, y tardan un año en construirse", explica Valderrama. Resumiendo: si quien adquiere una vivienda se la construye, sólo pagará 15 euros mensuales -el dinero de los materiales prestados por la Junta- durante 70 u 80 años, hasta conseguir la propiedad.
"El alcalde quiere controlarlo todo. Mejor estaría en Cuba con Castro", dice un vecino. Otros agradecen que en Marinaleda "hay más justicia social que en ningún otro lugar de España". "Por ejemplo, tenemos unas estupendas escuelas municipales y comedores infantiles a 12 euros al mes", afirman. El alcalde suele convocar asambleas públicas para debatir los presupuestos y problemas vecinales. "Es un pueblo muy particular, que no se rige con los parámetros de otros", dice la escritora y periodista argentina Susana Falcón, que dirige la Radio-Televisión de Marinaleda, con una cobertura de 50 kilómetros.
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