El alcalde cacique prohíbe a Izquierda Unida utilizar la Casa de la Cultura
Hace cerca de un mes que Izquierda Unida solicitó por escrito al ayuntamiento un local en la Casa de la Cultura para celebrar unas Jornadas de Urbanismo. La persona encargada de distribuir las actividades nos comentó que la Sala de Plenos estaba ocupada a las 8 de la tarde pero que estaba libre la Sala de Música y procedió a apuntarnos en el cuadrante.
Cuando ya teníamos todo organizado, se nos llama por teléfono el día diez y se nos informa de que la Junta Local de Gobierno ha decidido negarnos el permiso para utilizar la Casa de la Cultura a pesar de que había diversas salas vacías. Los ciudadanos deben saber que los concejales se reúnen para ver si se deja o no se deja la Casa de la Cultura, que es de todos los almuñequeros.
Cuando recibimos esa llamada, los ponentes están convocados, los carteles pegados, las notas de prensa enviadas y las cartas a los afiliados distribuidas. Está claro que se trata de una actuación vengativa y dictatorial del equipo de gobierno sexitano que no admite que una organización política critique sus decisiones. Es una prueba más de que los servicios públicos están al servicio exclusivo de intereses privados y partidarios.
Esta actitud dictatorial no atenta sólo contra el derecho de un partido político a celebrar actos públicos, atenta también contra los ciudadanos que pudieran estar interesados en ampliar sus conocimientos, y agravia a la Universidad de Granada, de la que vinieron dos profesores a compartir con los almuñequeros sus experiencias y conocimientos.
El mismo día que se niega a IU un pequeño local para celebrar un acto público, la Najarra se pone a disposición del nuevo partido del alcalde para celebrar una reunión partidaria, un acto interno de Convergencia Andaluza.
El Consejo Local de IU decidió seguir adelante con el acto programado, trasladando la reunión al Hotel Helios, cedido amablemente por el amigo Rafael Lamelas al que damos las gracias públicamente.
IU denuncia la actitud miserable de un alcalde y unos concejales que confunden una y otra vez lo público con lo privado. La misión del alcalde no es cerrar las puertas de la Casa de la Cultura, sino abrirlas y procurar que las distintas salas estén limpias y cuidadas para que las utilicen todos los ciudadanos de este pueblo.
Almuñécar, 13 de mayo de 2006
0 comentarios