A vueltas con los pactos
José Aguilar
Moda de temporada: toca desacreditar los pactos entre fuerzas políticas afines y defender a toda costa que gobierne la lista más votada. Se alega que por culpa de los pactos gobiernan aquellos que han perdido las elecciones, pero es que no es verdad. Con los pactos gobiernan los que, juntos, suman más votos que sus adversarios. Así de simple.
Es la ley electoral la que ordena que al alcalde lo elijan los concejales de entre ellos y no los ciudadanos directamente. Se podría cambiar la ley para que fuera al revés y que quedase como alcalde el número uno de la candidatura más votada, aunque fuera sin mayoría absoluta, o que hubiera dos vueltas entre los dos candidatos más respaldados. Probablemente esta última solución sería la mejor para conjugar a la vez representatividad y estabilidad en cada Ayuntamiento.
Pero, amigos, ese cambio legislativo hay que proponerlo, y llevarlo a cabo, en plena legislatura, no a toro pasado y cuando le conviene a algunos. El oportunismo se nota a la legua, tanto como la confección de trajes a la medida del candidato predilecto. Tomemos el ejemplo de Sevilla. Hay rasgamiento de vestiduras porque el candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, ha obtenido cuatro mil votos más que el del PSOE, Alfredo Sánchez Monteseirín, pero será éste quien siga de alcalde merced a los tres concejales de IU, con quienes ya venía gobernando desde 2003. Se insinúa que a Zoido, auténtico ganador, prácticamente le roban la victoria por el procedimiento del tirón.
Tirón no existe. Lo que hay es un pacto renovado entre dos formaciones políticas que comparten bastantes cosas y sobre cuya alianza no se puede decir que haya sido ocultada aviesamente a los electores antes de acudir a las urnas. Este pacto es tan legítimo como el que en 1991 suscribieron en la misma capital de Andalucía el PA y el PP para que el alcalde fuera Alejandro Rojas-Marcos en vez del socialista Luis Yáñez. Con una diferencia: Zoido, como he dicho, le ha sacado a Monteseirín 4.000 votos de diferencia, y Yáñez le sacó a Rojas-Marcos 31.000 (para más detalles, consúltense las estadísticas del Ministerio del Interior). Lo que ocurrió fue que entre Rojas-Marcos y Soledad Becerril (PP) compusieron una mayoría suficiente, superior a la minoría mayoritaria del PSOE, y la hicieron valer, insisto, legítimamente. Luego ambos acabaron fatal, pero ésa es otra historia...
Cabe preguntarse, no obstante, si todos los pactos son válidos en democracia o algunos apestan a fraude y engaño. De eso, si quieren y les va la marcha, hablaremos mañana.
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