Con la Iglesia hemos topado
Davox
Siempre han estado ahí, en la sombra, hasta que encuentran el momento para escupir veneno; siempre colocados a la derecha del poder, arremetiendo contra éste si no se arrodilla ante sus oscuros intereses que anteponen a todo. Otra cosa es que pensemos lo contrario, pero la Iglesia no se ha modernizado ni se ha adaptado a la sociedad actual ni un ápice. Esa modernización queda muy lejos cerrando iglesias que sustituyen las hostias por rosquillas o las sotanas por pantalones vaqueros, negándose a aceptar la variedad de inclinaciones sexuales u obstaculizando la asignatura de educación cívica.
“La división del hombre”, “adoctrinar ideológicamente”, ”totalitarismo radical”, “colaborando con el mal”… Estas frases valdrían perfectamente para recordar el pasado reciente de la Iglesia en España pero, paradójicamente, quienes las han pronunciado son el Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco y el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares, refiriéndose a la asignatura propuesta por el gobierno de Zapatero, Educación para la ciudadanía. Estos “jefes” de la Iglesia española están realizando una campaña por la objeción de conciencia hacia dicha asignatura desde que fue aprobada por el Parlamento.
Quizás lo que le haga falta a esta Iglesia reaccionaria, estancada aún en su época pletórica del franquismo, es ahogarla con sus propias palabras y no hace falta irse mucho tiempo atrás: tan sólo hace 3 años, en 2004, la Iglesia defendió, como ha corroborado el diario El país, que “es el Estado el que decide las asignaturas que estudian los alumnos. Los que no estén de acuerdo con alguna, que vayan a los tribunales. Lo que no se puede hacer es dejar la decisión en manos de los particulares, alumnos o padres”; hoy dicen que no ven bien que el Estado ocupe “la tarea de educador”.
¿Quién si no?, ¿Los catequistas?; el hecho de que una asignatura eduque a los ciudadanos de un país sobre los derechos humanos y el civísmo no solo es posible sino necesario. Los libros de Educación para la ciudadanía no adoctrinan a los alumnos como sí lo hacen los de Religión, que inculcan creencias en las escuelas cuando deberían hacerlo en las iglesias.
La única explicación que se me viene a la cabeza al ver que la Iglesia arremete contra una asignatura que para nada se opone a la propia Iglesia es que teman que peligre su propia doctrina, tan bien protegida durante muchos años. Lo que ellos quisieran sería acaparar un monopolio de la educación pero la realidad es bien distinta: la educación es el pilar que puede cambiar el mundo y ha de ser pública y laica. No debe haber más concesiones: Educación para la ciudadanía será una asignatura obligatoria, y todo lo que sea no impartirla será incumplir la ley
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