El proceso de primarias en Izquierda Unida: un éxito político para nuestra organización
El pasado 14 de noviembre finalizó un proceso único en la historia de Izquierda Unida. Nunca antes el candidato o candidata a la presidencia del gobierno en nombre de IU había sido elegido directamente por la militancia.
El proceso ha dado la voz a los afiliados y afiliadas y estos y estas han hablado con claridad: la militancia de IU tiene el deseo de participar en procesos políticos significativos y estas primarias lo demuestran.
Este es un dato más para profundizar en el análisis sobre la crisis de la política y para insistir en el discurso sobre la utilidad de las nuevas formas de participación política. El resultado implica, en lo fundamental, un apoyo claro a la candidatura de Gaspar Llamazares como presidente del Gobierno en nombre de IU. No hay lugar a dudas sobre la voluntad de la organización en relación con este tema. Nunca antes otro candidato de IU ha gozado de los niveles de legitimidad y apoyo de los que gozará ahora Gaspar Llamazares. Si alguien albergaba alguna duda sobre el nivel real de apoyo parece obvio que esta duda ha quedado suficientemente despejada.
Por otra parte, es un apoyo incuestionable también a una línea política que ha sido la mayoritaria desde la última Asamblea y que ha estado sometida habitualmente a impugnación. Este proceso y sus resultados han puesto también de manifiesto el apoyo a esta estrategia y la adecuación de la misma al sentir mayoritario de la organización. Se trata de una línea que ha mantenido una relación crítica y exigente respecto al gobierno y que ha apoyado la apertura del espacio social, político y electoral de IU. Se trata de la idea de la articulación de un espacio político abierto al pensamiento y las prácticas rojas, verdes, violetas y blancas. Un espacio con capacidad de articular un discurso y unas prácticas claramente alternativas.
Estos factores son sustanciales para abordar los próximos meses y en particular los desafíos electorales. El apoyo al actual coordinador general y a su línea política es también el criterio que debe ayudarnos a organizar la representación parlamentaria. No se entendería en absoluto una representación parlamentaria al margen de lo que ha sido la línea política mayoritaria y los resultados mismos del proceso de primarias.
Pensamos que dar la voz a la organización, devolver el protagonismo a la militancia debe ser también el criterio para asegurar listas electorales que representen realmente a la militancia, al conjunto de la organización y a nuestra base social y electoral de apoyo.
Este empeño por la participación, por la democracia participativa ha sido una seña de identidad de esta organización desde sus comienzos. Forma parte de su ideario el compromiso con el ideal republicano de una democracia de alta intensidad, también al interior de su organización. Por otra parte, la participación es el antídoto más efectivo para hacer frente a la desafección política y a los acuerdos cupulares.
Esta permanente defenderá la adopción de procesos de primarias con participación directa de la militancia para la cabecera de todas las candidaturas en todas las federaciones y, especialmente, en aquellas donde las candidaturas son motivo de especial disputa, esto es cuando haya al menos dos candidatos para un mismo puesto de representación. No podemos olvidar, por último la variable de género en relación con lo que podría ser la representación final del grupo parlamentario.
Defendemos que la legitimidad otorgada por estos procesos supera con creces los acuerdos estructurados entre los dirigentes habituales y que son óptimos para dirimir divergencias, desacuerdos y, eventualmente, situaciones de confrontación interna. Como ha demostrado la experiencia, unas primarias son también una magnífica ocasión para debatir con la sociedad y abrir nuestros debates al entorno social y electoral y permitir la incorporación de voces y opiniones que, de otro modo, no estarían presentes.
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