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Almuñécar contra la corrupción

El discurso equidistante y la normalización del fascismo

El discurso equidistante y la normalización del fascismo

Ya que estoy al teclado, me voy a permitir una pequeña reflexión sobre el discurso "equidistante" que nos quiere hacer creer que la violencia es condenable "venga de donde venga". Esta frase, sin ningún análisis, puede ser ingenuamente aceptada, pero adonde va la derecha a parar es a criminalizar toda movilización social.

Como es muy difícil que unos cuantos exaltados no terminen tirando algún contenedor después de una manifestación, o que cuatro jóvenes provocados la mayor parte de las veces por la chulería de la policía (lo he visto en la manifestación del pasado domingo, no es que me lo hayan contado), se intenta llevar a la gente a que rechace por igual la violencia de la extrema derecha y la de la "extrema" izquierda (entrecomillo "extrema" aquí porque tampoco es inocente el adjetivo en este caso: se nos quiere inducir a pensar que todo lo que se salga de aceptar el capitalismo salvaje que se ha instalado es "extremo").

Y hay que aclarar que en este país en la última década van más de setenta muertos provocados a manos de grupos de extrema derecha (siempre al grito de "viva España", "fuera los extranjeros", etc.), mientras que esa "extrema" izquierda, la de los movimientos sociales que propugnan una globalización alternativa, no ha provocado ningún muerto. De manera que intentar que equiparemos los muertos que provocan estos asesinos con los disturbios de baja intensidad que provocan algunos jóvenes que se encuadran en el movimiento okupa y en otros movimientos alternativos, es una estafa.

Y, por cierto, os habréis fijado en que lo que a la derecha le parece aquí una barbarie, como es la "kale borroka", en Caracas le parece estupendo: movimientos callejeros perfectamente concertados para derribar a un gobernante democráticamente elegido. Pero la hipocresía es consustancial a la derecha...

 

En cuanto a que el discurso de la extrema derecha se vaya "normalizando" en los medios de comunicación con la coartada de la libertad de expresión, hay que recordar que el artículo 510 del Código Penal declara que serán castigados con penas de prisión aquellos que "provocaren a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía". Asimismo, el artículo 515.5 del Código Penal declara ilícitas las asociaciones "que promuevan la discriminación, el odio o la violencia contra personas, grupos o asociaciones por razón de su ideología, religión o creencias... ".

Ya sabemos que estos dos artículos tocan de lleno al discurso de odio y discriminación de la Iglesia Católica contra los laicos y ateos, que, para ella, son representantes del Mal, pero con la Iglesia, de momento, no podemos, parece ser. Sin embargo, no podemos permitir que grupos y organizaciones como Democracia Nacional y otros de ideología fascista sigan instalándose en la normalidad.

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