El cambio climático ya devora las playas
C. MORÁN Y M. NAVARRETE
La realidad se ha empeñado en llevar la contraria al célebre primo de Mariano Rajoy: el cambio climático existe. No es un cuento ni una posibilidad remota. Ya está ocurriendo. Aquí mismo. En el Mediterráneo que baña las costas de Almería, Granada o Málaga. Tras estudiar datos recopilados desde el año 1948, un grupo de científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO), un organismo público que depende del Gobierno, han constatado que la temperatura del Mare Nostrum sube año tras año. Eso ocurre desde los 70.
Después, en los 90, en la última década del siglo pasado, comenzó a aumentar significativamente el nivel de las aguas, entre 2,5 y 10 milímetros anualmente. Es decir, que el cambio climático ya devora playas. No es ciencia ficción o una predicción que se cumplirá o no.
Según los expertos del IEO, que han recogido sus conclusiones en un libro titulado 'Cambio Climático en el Mediterráneo español' -que fue presentado ayer en Madrid-, el futuro no pinta bien. De continuar esa subida anual de entre 2,5 y 10 milímetros, el Mediterráneo 'crecerá' entre 12,5 centímetros y medio metro durante el próximo medio siglo.
Pueden parecer cifras nimias, pero los especialistas aseguran que las consecuencias serían «muy serias en las zonas litorales bajas» aunque se diera la hipótesis más optimista, esto es, que la subida del nivel del Mediterráneo fuera 'sólo' de 12,5 centímetros. Si el aumento fuera de medio metro, en el peor de los escenarios, el resultado sería catastrófico. Los científicos admiten que «aún es pronto para afirmar» que el ritmo de la subida del nivel del mar se va a mantener con la misma intensidad que en los últimos quince años, pero también indicaron que ese fenómeno está afectando a todo el planeta.
En el libro -que fue presentado por Miguel Ángel Quintanilla, secretario de Estado de Universidades e Investigación y presidente del IEO- recuerdan que el efecto invernadero -la retención del calor del Sol en la atmósfera de la Tierra- comenzó a acentuarse con la Revolución Industrial «por la emisión de ciertos gases, como el dióxido de carbono y el metano», lo que «ha llegado a modificar» el «frágil equilibrio climático» del planeta. El Mediterráneo no es ajeno a esa «tendencia global». Al contrario. El Mare Nostrum es una de las víctimas más indefensas. «Es una zona especialmente vulnerable a la actuación del hombre. A la concentración de la población» en el litoral, «la explotación pesquera o los impactos derivados de los sectores agrícolas, industrial, turístico o el tráfico marítimo, viene ahora a incorporarse una amenaza más que puede alterar las condiciones físicas y químicas del Mediterráneo», dicen los especialistas en su libro.
El estudio está basado en datos oceanográficos y atmosféricos recogidos desde el año 1948. Desde entonces hasta los 70, «se produjo un descenso de la temperatura del aire y la temperatura superficial del mar». A partir de ahí, la tendencia se invirtió. Con el nivel del mar sucedió algo similar: descendió desde los años 50 hasta mediados de la década de los 90. Desde entonces, el crecimiento ha sido sostenido, imparable.
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