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Almuñécar contra la corrupción

Los maletines de Estepona

Los maletines de Estepona

Luis Gómez

Un testigo vio cómo actuaba frecuentemente Antonio Barrientos, ex alcalde de Estepona, actualmente en prisión, acusado de cohecho, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos y blanqueo de capitales. Y lo cuenta: "Visitaba una asociación, escuchaba a sus promotores y daba un generoso donativo en billetes de 500 euros. Llevaba siempre a su lado a una persona a la que le decía: ’Tráeme la carpeta del dinero".

Las donaciones a este tipo de asociaciones de la ciudad (de vecinos, de jubilados...) se hicieron más patentes a lo largo de la pasada campaña electoral, según algunas fuentes. Nadie sabía muy bien de dónde salía el dinero que el alcalde entregaba siempre en efectivo a estas asociaciones cuando se acercaba a visitarlas. Todo para agigantar la figura del alcalde.

El uso de los fondos de la caja b que manejaba Barrientos, alimentada por decenas de empresarios y promotores a cambio de favores urbanísticos, licencias y permisos, tenía también otro destinatario claro: conceder gratificaciones y sobresueldos a empleados municipales, actividad en la que participaba Francisco Zamorano, concejal de Hacienda y que llevaba la gestión de personal. "Cuando un expediente debía ser agilizado, la fórmula era la de premiar a determinados funcionarios", añade este testigo.

Los investigadores no han acreditado hasta el momento que exista enriquecimiento personal del alcalde pero están a la espera de analizar la información que les llegará procedente de los bancos sobre las cuentas corrientes incautadas. Ahí esperan encontrar algo de lo hallado hasta ahora: existían rumores muy extendidos de que la Policía estaba investigando el caso de Estepona.

El ex alcalde de Estepona contaba con otra manera para ganar popularidad: su intensa actividad a la hora de atraer personalidades ilustres a la ciudad, sus proyectos culturales (Ciudad del Periodismo, Campus universitario). Todos estos le permitieron ganarse una imagen pública, dominar el partido en Estepona, donde su elección como secretario general recibió un respaldo casi unánime, y escalar posiciones en Málaga.

Las cifras de afiliación del partido han crecido notablemente. Esto también ha llamado la atención de los investigadores. De hecho, los movimientos de la afiliación en el PSOE de Málaga son uno de los hechos clave de la investigación.

La publicidad de que disfrutaba Barrientos era tan evidente que pasaba por ser el socialista más conocido de Málaga. Tenía, además, cierta fama de ir por libre. Tanto es así que, a pesar de algunos desencuentros con la Junta de Andalucía por sus prácticas urbanísticas, la Junta terminó entrando en el juego ante la imparable actividad del alcalde.

El terreno en el que se movía Barrientos, Estepona, tenía dos características singulares dentro de la Costa del Sol: ser el Ayuntamiento más importante con el PSOE en el poder y mantener una notable expansión urbanística en tiempos de crisis inmobiliaria. En esas condiciones, según fuentes de la investigación, Barrientos usaba la gestión municipal para hacerse cada vez más fuerte en el PSOE de Málaga.

A esto colaboraba la situación interna del PSOE malagueño, que sufre desde hace tiempo ciertas disensiones internas. En esta coyuntura se movía la ambición de Barrientos, que iba más allá de su puesto en la alcaldía.

En cualquier caso, la envergadura de esta operación no tiene nada que ver con la Operación Malaya. Lo que está fuera de toda duda era que Estepona no estaba en crisis o al menos no sufría el parón urbanístico de otras localidades de la costa. Un día antes de salir a la luz la Operación Astapa, Barrientos firmaba un convenio con unos saudíes que significaría unos ingresos cercanos a los ocho millones de euros para el municipio. Los convenios son, por tanto, otro plato fuerte de la investigación.

En ese terreno, dos empresas, Valle Romano y Prasa, ocuparon la atención de los investigadores. Sobre todo Valle Romano, el mayor proyecto urbanístico de la Costa del Sol en estos momentos, patrocinador de buena parte de las actividades culturales y deportivas de la ciudad de Estepona. Valle Romano, como Prasa y otras empresas, se caracterizaba por financiar buena parte de las actividades emprendidas por el alcalde Antonio Barrientos. Las donaciones nunca fueron transparentes, así que no había certeza de cuál era el destino final del dinero ni qué cantidades se manejaban.

Todas las fuentes consultadas coinciden en afirmar que el alcalde Barrientos no cortó con las prácticas urbanísticas de la era Gil, pero sí trató de aparentar una mayor legalidad.

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