Las amenazas y mentiras de Benavides frente a la sensatez de la oposición
El señor que dijo que muchos trabajadores del Mirlo eran un cáncer que había que extirpar no ha logrado convencer a ningún grupo de que lo mejor para el pueblo y para los trabajadores es cargarse a la empresa de limpieza. El señor que ahora trata de indignos e inmorales a los dueños de la empresa y que se niega a recibirlos es el mismo que hace un año decía que los trabajadores eran los culpables de todo y que la gestión de la empresa era intachable. Por ahora, Benavides no ha conseguido su objetivo: cargarse a la empresa para que en su lugar venga otra que sea más dócil y/o que tenga más dinero para aguantar meses o años sin cobrar.
El alcalde no quiere reconocer que la responsabilidad de que el pueblo esté sucio es de él mismo. Fermín le ha dicho que si quiere rescatar el servicio, adelante, que pase a los cien trabajadores a la plantilla del ayuntamiento y tendrá el voto de IU. Pero no es eso lo que quiere el cacique. Quiere una empresa sumisa que, para empezar, suelte para el periódico Costa Tropical la misma cantidad que soltaba el anterior dueño del Mirlo.
A partir de hoy mismo, ya sabemos lo que va a pasar. Este individuo, que no sabe perder y que desconoce el significado de palabras tales como democracia, mayoría o consenso, apretará aún más las clavijas a la empresa con el único objetivo de asfixiarla y obligarla a que sea la propia empresa la que se retire y pida la ánulación del contrato. Ese es el objetivo inmediato de Benavides. No había más que oírle en el Pleno o verle la cara de soberbia y de rabia para saber cuales son sus primeros pasos.
Antes, tendrá que preparar la maleta para el nuevo viaje que se han montado a Alemania. Comer salchichas y beber cerveza. Y después, a seguir golpeando. Que para eso cuenta con una plantilla magnífica de personajes que están dispuestos a firmar los informes que sean necesarios para demostrar lo que ya sabemos todos que se quiere demostrar.
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