No ensucie el nombre de Caparrós
Leyendo el periódico del grupo que impone en este pueblo su ley violentando todas las normas escritas y no escritas de la democracia, se puede uno encontrar de repente con un esperpento como el que aparece ahora con el título 'Aquel 4 de diciembre de 1977'.
Firmado por uno de los vividores que Benavides tiene a sueldo, aparece un artículo de opinión que provoca tanto asco como pena. Asco por ver de lo que son capaces algunos con tal de mantener el sueldo y pena por ver con qué impunidad se usa el nombre de aquellas personas que dieron lo mejor que tenían, incluída su vida, por la causa de la libertad.
Hablamos de un señor que está rodeado día y noche de auténticos fascistas, de esos que presumen de llevar la bandera nazional con el aguilucho, un señor que está detrás de todos los amaños y acuerdos entre el grupo del alcalde y la derecha rancia, un señor que vive gracias al apoyo que esa derechona de toda la vida da a su jefe Benavides. Un señor así no puede hablar de Fraga en los términos en que lo hace salvo que sea un auténtico hipócrita.
Es éste un señor que lleva varios años apalancado en Almuñécar viviendo de la sopa boba de la adulación y trabajando incansable por mantener, amparar y ocultar los teje manejes de su jefe, el señor Benavides, un señor que lleva varios meses cobrando un magnífico sueldo de la Mancomunidad sin aparecer por sus oficinas dedicando su tiempo a editar esos libelos que llaman Costa Tropical y que tienen como fin último justificar lo injustificable.
Ese señor se atreve a hablar del Canal Sur olvidando que su jefe fue durante años consejero de la radiotelevisión andaluza y que aún en la actualidad está cobrando un sueldazo de alcalde porque exigió (y otros tragaron, claro) que se le mantuviera el chollo de sueldo que recibía por no hacer nada como consejero.
Ese señor se atreve a hablar de referéndum y preguntitas cuando su máxima ocupación en los dos próximos meses será intoxicar acerca de un estúpido referéndum y una estúpida preguntita sobre un estúpido proyecto de PGOU que ya no existe.
Pase todo ello, pero que deje en paz a la gente decente, que no se ponga en sus labios nombres como el de Caparrós. Juan Manuel García Caparrós era un joven militante del Partido Comunista. Si hoy pudiera pasear por la calle Trinidad o por el Paseo de Velilla, bien seguro que llevaría en sus manos un puñado de octavillas de esas que repartimos los militantes de Izquierda Unida para defender, en este pueblo, la libertad y la democracia que han secuestrado personajes como su jefe y usted mismo.
No ensucie el nombre de Caparrós. Deje ese camino, señor don Angel Ortega, no vaya usted a animarse y dentro de un par de semanas nos hable de Javier Verdejo, este de la Joven Guardia Roja, y nos dé a entender que cuando murió escribiendo Pan, Trabajo y Libertad, estaba defendiendo algo parecido a la basura que usted defiende desde ese órgano de intoxicación que pagamos entre todos y que es, sin lugar a dudas, todo lo contrario de aquello por lo que lucharon Caparrós y Verdejo.
El 4 de diciembre, señor Ángel Ortega, es un símbolo de libertad y no debe ser utilizado por aquellos que amparan día a día la falta de libertad en este municipio regido desde la manipulación, el compadreo y la venganza.
Aún recuerdo con orgullo aquel 4 de diciembre de 1977 en Granada. Era uno más de los estudiantes universitarios comprometidos en la lucha por las libertades, a quienes hicieron correr los grises con las "lecheras" a gran velocidad por la Gran Vía. Cruzamos coches en las calles, nos dispararon pelotas y balas de goma, sobre todo en la confluencia de Fuentenueva y Méndez Nuñez. Pero daba igual, por un día le arrebatamos la calle a los Fraga de turno y ondeamos con orgullo la bandera blanca y verde. Al día siguiente nos enteramos de la triste pérdida de García Caparrós en Málaga, y que lo sucedido en Granada formaba parte de una inmensa mancha de aceite, que llegó hasta los andaluces que vivían en Cataluña. Un sueño de libertad y autogobierno que nos llevó al 28 de febrero de 1980 y el referéndum de la famosa "preguntita".
El protagonismo del pueblo andaluz permitió dotarnos de una autonomía de primera. Un legado que nuestros políticos ahora parecen olvidar. Durante estos últimos 31 años, los gobernantes han adormecido nuestras conciencias, a lo que ha contribuido ese engendro de programación televisiva que es Canal PSOESUR. Una televisión pública, pagada con el dinero de todos, que lejos de contribuir a instruir al pueblo, a recuperar nuestra historia y señas de identidad, se dedica a anestesiarnos y socavar las críticas conciencias. Estas han perdido la iniciativa, que ha sido acaparada por una clase política sigue utilizando Andalucía como trampolín para acceder al gobierno de Madrid.
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