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Almuñécar contra la corrupción

«Hubiese dado cualquier cosa por vivir la II República»

«Hubiese dado cualquier cosa por vivir la II República»

 MIRIAM MILLÁN

Los flecos del pañuelo palestino resbalan por la solapa de su traje, a modo de pancarta invisible, de grito en el silencio, capaces de decir más como objeto inanimado que otras gargantas vivas pero inertes, propiedad de quienes prefieren mirar hacia otro lado, a ser posible, en dirección opuesta a Gaza.

Pero los ojos de la diputada, Choni en el tú a tú, miran de frente, sin giros ni despistes, muy seguros de su franqueza, sabedores de su propensión a derramar lágrimas, ignorantes de cuál será la injusticia de turno que los hará llorar, impacientes por trabajar, agradecidos por cualquier cosa que los haga brillar, bien sea un cubata a tiempo, que una sonrisa de su hijo a destiempo.

Porque en sus ratos libres y ocupados es una fábrica de sentimientos: buenos y divertidos. Le brotan de la boca en forma de carcajada, de chascarrillo, de bromas improvisadas a media mañana en un cigarro medio apurado, en algún pasillo de un edificio institucional al que le sobran los pasillos. Porque la regla matemática de esta política de izquierdas es "reír y hacer reír, querer más de lo recomendado, sentir más de lo saludable, exigirme más de lo necesario".

Aunque dice no entender la vida de otro modo. Por eso, quizás, ella es su "mejor cargador de pilas, su mejor compañía y, muy a menudo, su peor enemiga".

Y mientras se quiere y reprende a partes iguales, inyecta a su espíritu el complejo vitamínico de Bob Dylan, Juan Pinilla o Silvio Rodríguez, desordena su único bien preciado (los libros), come espinacas recién cortadas por su vecino, sueña con viajar a Kenya, degusta "el caramelo en el que se ha convertido su puesto de diputada", le quita horas al sueño viendo películas en blanco y negro, se abandona al placer de regalarse macetas o releer ´SMS´ que un día le devolvieron mariposas al estómago.

¿Cómo acaba una chica de Vallecas en Cúllar Vega?
π Tuve la suerte de aprobar unas oposiciones de Técnico Superior de la Administración tras finalizar la carrera de Psicología y Granada fue mi destino. Y aquí llegué con sólo 23 años y la vida resuelta.

¿No le entraron ganas de tirarse de los pelos al dejar a un Madrid en plena Transición para aterrizar en un pueblo?
π Al principio me costó, sobre todo porque dejé a mi novio en Madrid. Pero luego la pena se me fue yendo. Empecé a relacionarme con la gente de la Universidad y el hecho de tener un sueldo incluso mayor que el de los propios profesores me abrió un horizonte muy amplio. Imagínate, cobraba en aquella época 55.000 pesetas, así es que lo primero que pensé es en qué iba yo a gastarme tanto dinero.

¿Y en qué se lo gastó?
π Viajando. Cuando vives sola te puedes dar todos los caprichos del mundo.

¿A quién mandaría al psicólogo?
π A mí misma y a medio país. En algún momento de nuestra vida, todos necesitamos que nos cuadren las cosas que andan un tanto perdidas en la cabeza. A quienes no mandaría, ni siquiera al psiquiatra, es a Bush y a Aznar. Es que ellos no tienen arreglo.

¿Y a dónde les llevarías?
π Al paredón. Sé que no es muy presentable porque, además, no creo en la pena de muerte, pero es que han sido los dos personajes más nefastos para la humanidad. Han hecho de este mundo lo peor.

¿Hay algo más que le indigne aparte del dúo Bush-Aznar?
π Las injusticias. Puede parecer una frase hecha pero es que no puedo tolerar ni entender que sigan existiendo desigualdades de género, violencia machista, o que se machaque al pueblo palestino.

Sin salir de Granada, ¿qué le hace sentir vergüenza ajena?
π La actitud de muchos políticos, porque creo que en política no vale todo. También me indigna no poder ir en AVE a Madrid. Granada no se merece estar en el sitio que está.

¿De quién es la culpa?
π Hay una clara cuestión política. En Andalucía sigue habiendo un terrible centralismo. Pero igual es que los granadinos no somos lo suficientemente reivindicativos.

¿En qué le ha perjudicado y beneficiado ser de distinto signo político en Diputación?
π No me ha perjudicado en nada pero sí me ha aportado los beneficios propios de un cogobierno, que obliga a dos partes a ser más flexibles para llegar a un entendimiento.

¿Qué le ofrece IU a la institución que no lo haya ofrecido ya el PSOE?
π Una forma distinta de hacer política, más de izquierdas. Por ejemplo, lo de acudir a una rueda de prensa con el pañuelo palestino puede parecer una anécdota pero no lo es para mí. Hay que tener la valentía de demostrar las cosas. En cambio, sé que hay mucha gente del PSOE que piensa igual pero que no lo hace.

¿Se es más libre siendo de IU o es que en su partido cada uno va por libre?
π Yo, desde luego, me siento libre.

¿Y por qué no terminan de levantar cabeza? ¿Cuál es el cáncer de su partido?
π El que hay a nivel político en general: el bipartidismo. Aquí o se es del Madrid o del Barcelona, o del PSOE o del PP. Quienes somos de IU y del Atlétic, pues no nos comemos un melocotón. Por lo demás, tenemos nuestros problemas como en cualquier partido. La diferencia es que nuestra democracia interna hace que salgan a la luz. Aún así, no somos una fuerza minoritaria, sino la tercera más votada del país. El problema es la ley electoral tan magnífica que tenemos.

¿Le entusiasma Cayo Lara? ¿Es el Obama de Izquierda Unida?
π Yo no soy triunfalista, pero al menos veo que se ha llegado a un entendimiento, si bien no el deseado. Lo que sí tenemos todos es muchas ganas de dar un salto importante. Y Lara es un hombre serio, sensato. Confío en él.

¿Imagina a un presidente de Gobierno de IU o eso es pedirle peras al olmo?
π Por qué no. Julio Anguita hubiese sido un magnífico presidente.

De cumplirse tal fantasía, ¿cómo lo celebraría?
π Como cuando celebré la muerte de Franco, con risas, bailando, una copita de champán y mucha euforia.

Le encantaría regalarle una bandera republicana a...
π A todo el mundo pero no estaría mal darle una al Príncipe de Asturias, a ver si a su mujer le recuerda algo. Porque ella parece que era republicana antes de casarse con él.

¿No le cae bien el Rey, como a casi al resto de los españolitos?
π Ni bien, ni mal. Yo no estoy en contra de la Familia Real como personas, sino de la institución. Lo que me parece indecente es que yo tenga que escuchar al Rey en Nochebuena diciendo que entre todos tenemos que tirar del carro. Que tire él, que se gasta nuestro dinero.

Al margen de monarquías, ¿con qué tipo de sentimientos asocia la palabra república?
π Suscita en mí todo aquello que he leído sobre la II República, es decir, derechos por los que aún hoy estamos luchando y que ya se contemplaban en la constitución republicana. Pero también me sugiere -reconozco que de una forma excesivamente idílica- a mi abuela. Me da envidia cuando pienso en aquella época, en lo que pudo ser, en que hubiera sido inmensamente feliz viviéndola.

¿Hubiese cambiado su también añorada ´movida´ de los 80 por aquella época?
π Sin lugar a dudas. Hubiese dado cualquier cosa por vivir la II República.

¿El poder corrompe?
π No lo sé porque he tenido siempre muy poco poder. Pero yo lo entiendo más como una responsabilidad que en vez de corromper ha de dar alas para trabajar más y mejor por un mundo mejor, el fin último por el que deberíamos trabajar todos los partidos políticos.

Pues el ciudadano de a pie no parece tener el mismo concepto.
π Porque estamos dejando a la clase política en un papel muy feo. Nos hemos metido en una dinámica en la que jugamos a ver quién es el político más impertinente, más impresentable, a ver quién se insulta más.

Haría falta un buen lavado de cara, ¿no?
π El único lavado que se puede hacer es que los políticos tengamos un único objetivo, claro y real, que es el beneficio de la ciudadanía. Mientras eso no se haga seguiremos teniendo perdido el norte.

¿No le queda un poco grande a Granada la etiqueta de ciudad cultural?
π Esa imagen cultural por excelencia nos viene de los 80 pero esa época ya ha pasado y la cultura no ha evolucionado al ritmo que debiera en Granada. Sobran grandes producciones que cuestan mucho dinero y falta creatividad. Igual es que los gestores culturales no hemos sabido motivar al público.

¿No somos un poco rancios?
π Sí, cultural e ideológicamente. En Granada hay mucha envidia y un mal rollo de fondo en el ámbito de la cultura. Parece que o estás conmigo, o estás contra mí.

Con una pandilla de amigos como Miguel Ríos, Luis García Montero o Juan Vida, ¿cómo no acabó haciéndose artista?
π Porque artísticamente soy un desastre. Lo único que no se me ha dado nada mal ha sido cantar.

Tirando de tópicos, ¿qué canción le pondría a su vida?
π Cualquiera de Pablo Milanés.

¿De qué le entran más ganas en un pleno: de llorar, reír o echar una cabezadita?
π Dormirme, jamás. Me he reído en muchos y en otros, como aquel pleno en el que Antonio Granados me acusó de hacer viajes a Cuba a costa del dinero público, pues me han entrado muchísimas ganas de llorar.

¿Le ha decepcionado el niño bien de los populares?
π Terriblemente. No creía que la gente pudiese caer tan bajo.

¿Con qué político del PP se iría de cañas?
π Con muchísimos, por ejemplo, Juan García Montero. En cambio, jamás me tomaría una con Rajoy o Aznar.

Convénzame de que la crisis no es excusa para recortar dinero de la Cultura.
π Es que una de las necesidades básicas de la persona es la cultura. Así es que si no queremos seres humanos a medias no podemos recortar de ahí.

Si fuese millonaria, ¿le tentaría gastar su dinero en obras de arte?
π No. El arte es para que lo disfrutemos todos no sólo quien tiene dinero.

¿Le salen ronchas cada vez que escucha a Rouco Varela?
π Me sale lo peor de mí. Se puede asesinar de muchas maneras y la Conferencia Episcopal lo hace con las palabras.

¿Quién o qué le ha dejado huellas a modo de tatuaje?
π Mi ex marido.

¿Qué es ser políticamente correcto?
π Lo contrario de lo que yo soy.

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