Homenajearse con un referéndum
JOSÉ ANTONIO APARICIO LÓPEZ. La Opinión
Eso es lo que ha decidido el alcalde de Almuñécar, disponiendo a tal fin lo que sea menester del erario público. Sin rubor ha declarado al presentarlo que no sabe cuánto puede costar, aunque por lo pronto, partiendo de los 6.000 iniciales, ya ha adjudicado 41.000 a repartir entre empresas y creativos publicitarios. Nada de roñerías, aquí todo a lo sultán de Alhucemas, que de casta y costumbre le viene al galgo. No obstante, la cosa no ha hecho más que empezar: 300 banderolas, 90 vallas y lonas faraónicos (6 y 8 metros de altura), buzoneo, reapertura de la tele del emir (cerrada desde las elecciones, que para eso la creó).
Dicen los que saben que, copichuelas, merendolas y gastos indirectos aparte, se acercará a los 150.000 euros (25 kilitos de las antiguas pesetas), sin contar tampoco la fiesta exótico orientalista, vestimentas, elefantes y sombrillitas de colores relucientes portadas por vasallo a pie y mano alzada, que nada extrañaría que preparase para la noche del autohomenaje de marras. Todo ello a desangrar de un presupuesto, el de 2007, dos veces prorrogado en el que no rezaba lógicamente partida alguna para tan superfluo autobombo.
Necesitará, y tendrá luego, el necesario voto del PP para perpetrar el endoso correspondiente a una situación económicamente difícil para cualquier ayuntamiento, menos para quien lo usa como satrapía tan ególatra como egocéntrica. Siendo mal, no es lo peor. Es peor que la excusa refrendaria padezca de estupidez intelectual: ¿Respalda usted el acuerdo del Ayuntamiento Pleno de fecha 17 de agosto de 2005, aprobando inicialmente el PGOU de Almuñécar? O lo que es lo mismo: ¿A que a usted le hubiera parecido bonito que me hubieran permitido hacer lo que ya no existe y que yo mismo he ido cambiando por ser ilegal?
Veamos: el Plan vigente es de 1987; la corporación anterior, la no PA ni CA ni ya veremos, dejó en proyecto uno en 2002, que nada más reentrar Benavides lo sustituyó (en acuerdo con el PP, que a su vez había impulsado el anterior) por otro, el de 2005 (con 28.000 viviendas más, 4 campos de golf y 2 puertos deportivos), que es sobre el que se pregunta qué les hubiera parecido; que se quedó en ‘aprobación inicial’ y que él mismo ha ido sustituyendo el de 2007, actualmente en fase de ‘aprobación provisional’ (o sea un poco más aprobado que el otro), con 10.000 viviendas menos y excluidos los 4 campos de golf y los 2 puertos deportivos, o sea un PGOU para ocho años y no para dejar atados y bien atados, como él dice y pretendía, los veinticinco años siguientes.
Sólo una persona como el protagonista de todos los bautizos, comuniones y bodas de la antigua Sexi (en los entierros prefiere ser el mayor doliente) y tan errante por todas las siglas del mundo es capaz de hacer confluir siquiera simbólicamente fechas tan antagónicas: sus 25 Años de Paz urbanística (ya no quedarían más posibilidades de construcción que sobre plataformas marinas) con la ratificación popular de su megalomanía el Día de Andalucía, a sabiendas, para colmo de burla, que el referéndum ni tiene conminación legal alguna sobre competencias de terceros ni siquiera es vinculante para su promotor.
O sea, un juego de niños que, a expensas del erario público, se quiere regalar un mayor muy recrecido y que compensará con semejante vana y costosa gloria, la pobreza que pasea montando su único bien: una motillo de 50 cc. Anda que como decida repetirlo cada 28-F. Bueno, los más de 60 contenciosos urbanístico que tiene pendientes dan de sí. En Almuñécar el día 28 de febrero podrá cambiarse de fiesta autonómica, Día de Andalucía, a fiesta local: Día del Referéndum de Benavides… y Fiesta Sexitana del Carnaval.
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