Benavides más solo que nunca: en junio se sienta en el banquillo y el PP quiere echarlo
Ideal
Quienes lo conocen, los que lo veneran y quienes lo padecen -todos-, dicen de Juan Carlos Benavides que es todavía más resistente que el junco: nunca se parte y ni tan siquiera se dobla cuando más arrecia el temporal. Así ha sido desde que se presentó a las primeras elecciones municipales de 1979. Ante la adversidad se ha crecido y cuando peor pintaban las cosas mejor le han ido: cuando se salió del PSOE en 1983 tras la 'rebelión de los catetos', cuando perdió la alcaldía de Almuñécar en 1991, cuando todos se aliaron contra él en 1999 y cuando, en 2007, volvió a ganar las elecciones a pesar de los pleitos y los procesos penales.
Pero en los últimos meses pareciera que a Benavides -amante de la cultura árabe- se le hubiera acabado la 'baraka', esa especie de suerte divina que le ha salvado de todas. Consiguió celebrar un referéndum a pesar de la Junta y del Gobierno, pero apenas movilizó a la tercera parte del electorado y 1.174 vecinos se molestaron en ir a votar en contra de su PGOU aunque ni siquiera el PSOE lo pedía. El desarrollo urbanístico está paralizado y, por lo tanto, el Ayuntamiento no ingresa millones con la alegría de la última década. Tiene a los trabajadores municipales en vilo porque no saben si podrán cobrar la próxima nómina y a los proveedores haciendo cola. Y judicialmente el Ayuntamiento ha recibido en los últimos tiempos dos duros reveses: la condena -recurrible- al aparejador judicial y una sentencia firme que obliga a demoler parte de un hotel de cuatro estrellas y que podría suponer un desembolso desorbitado.
Y en este flanco de los tribunales, lo peor para él está aún por llegar. Sus citas con la Justicia ya empiezan a tener fechas. El próximo día 10 de junio, Benavides tendrá que sentarse en el banquillo por la presunta comisión de un delito de coacciones contra los antiguos gestores de la televisión municipal de la localidad costera. El fiscal pide para el regidor dos años y seis meses de cárcel.
Su personal 'vía crucis' judicial no habrá hecho más que arrancar. Antes de que acabe el presente año -y salvo imprevistos- Benavides volverá a ocupar el banquillo del único juzgado de lo Penal de Motril. La acusación en este caso: unas supuestas injurias. El expediente ya ha sido remitido desde Almuñécar a Motril: sólo falta fijar la fecha de la vista.
Ya en 2010, llegarán el resto de los juicios de los que se tiene noticia: el presunto alzamiento de bienes derivado del 'caso Tropical Fruits' -también está procesada su mujer- y el supuesto delito contra la ordenación del territorio por la construcción de un pabellón deportivo en La Herradura. En ambos casos se enfrentará a peticiones de pena de dos años de presidio, además de varios lustros de inhabilitación.
El Ministerio Público reclama también dos años de inhabilitación y una multa para el político sexitano por la presunta comisión de un delito de malversación, al querellarse, supuestamente, con dinero público.
La quinta acusación formal es de exacciones ilegales. La Audiencia Provincial estimó que el alcalde pudo reclamar a unos vecinos una cantidad superior a la que establecen las normas por la realización de unas obras de saneamiento. Un auténtico calvario.
Para colmo, el único partido que le apoyaba ocasionalmente y con el que todavía gobierna en la Mancomunidad de la Costa promueve una moción de censura para desbancarle de la Alcaldía mientras está de viaje en Marruecos. La propuesta del PP tiene mínimas posibilidades de prosperar, pero simboliza el aislamiento político del alcalde sexitano.
El grupo popular en Almuñécar -la segunda fuerza más votada en las últimas municipales- redactó ayer una moción de censura en la que propone como nueva alcaldesa a la edil popular Trinidad Herrera, sin pactos ni acuerdos con nadie. Para que la propuesta llegue al pleno necesita que en los próximos tres días la firmen la mayoría de los concejales, por lo que es imprescindible que estampen su rúbrica los cuatro ediles del PSOE y los dos de IU y PA. Aunque los populares no están dispuestos a negociar un pacto cuatripartito: «Un gobierno única y exclusivamente del PP», subrayó Trinidad Herrera.
No sería la primera vez que se forjase una alianza 'antibenavides'. En 1999 PSOE y PP -con la ayuda de un grupo independiente- se repartieron la Alcaldía durante cuatro años. El acuerdo no fue aprobado por la ejecutiva socialista, que suspendió de militancia y expulsó durante dos años a sus cuatro concejales en 2001, cuando devolvieron el bastón de mando al popular Juan Luis González Montoro. Tras las elecciones de 2003, un sector de los socialistas sexitanos presionó para reeditar el acuerdo, pero la dirección lo impidió.
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Nicolas Gonzalez Maraver -