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Los hoteles de lujo chocan contra el ladrillo: El pinchazo de la burbuja inmobiliaria arrastra en su caída a cinco estrellas de Marbella y Estepona

Los hoteles de lujo chocan contra el ladrillo: El pinchazo de la burbuja inmobiliaria arrastra en su caída a cinco estrellas de Marbella y Estepona
SUR
La crisis se desarrolla de acuerdo a la lógica más contundente. Primero se quiebran las finanzas, luego las llamas se extienden a la economía real y finalmente cae la demanda. La hotelería no ha sido ajena a este debacle económico y hasta los establecimientos de cinco estrellas han visto disminuir en el último año el número de reservas y el poder adquisitivo de sus clientes.
Sin embargo, esto no explica por sí sólo que haya una treintena de hoteles en la Costa que hayan presentado un expediente de regulación de empleo que afecta a más de 2.000 trabajadores y que algunos de los establecimientos más emblemáticos de Marbella y Estepona, como Los Monteros o Las Dunas, hayan cerrado; otros, como Incosol o Gualdapín estén ligados a procesos concursales; algunos como el Don Carlos, inmersos en conflictos laborales, y otros más, como el NH Alanda o La Quinta hayan renunciado a abrir todo el año.
El problema se arrastra desde los años noventa, mucho antes de la actual crisis. Años atrás, los hoteles de lujo de Marbella contaban con los niveles de ocupación más altos de España, los precios y las prestaciones más elevadas, una plantilla bien formada y mejor retribuida y una clientela fiel que se unía a una oferta complementaria de calidad, especialmente en el sector de la restauración.
Según los expertos consultados, las causas hay que buscarlas en la caída del ladrillo y en el urbanismo salvaje de los últimos años. Muchos hoteles de la máxima categoría fueron adquiridos por empresarios procedentes de la construcción ajenos al sector de la hotelería, algunos para especular, otros como inversión inmobiliaria para ganar dinero barato y fácil en años de bonanza donde el destino Marbella se vendía solo y otros por una simple cuestón de imagen.
El pinchazo de la burbuja inmobiliaria puso fin a la gallina de los huevos de oro y evidenció una gestión no muy eficaz de profesionales poco expertos con intereses en otros negocios que no han querido o no han sabido llevar a buen puerto su gestión.
El caso más claro está en Los Monteros. Después de pasar por varias manos que dejaron al hotel endeudado, el establecimiento fue adquirido en diciembre de 2008 por el petrolero ruso Ernest Malyshev por 15 millones euros en condiciones más que ventajosas. El vendedor era el entonces dueño del hotel Las Dunas, ahora desalojado y embargado, el libanés Mohamed Reda Bahige Alaywan. El hotel de cinco estrellas gran lujo, en otro tiempo buque insignia del turismo de la Costa del Sol, lleva más de un año cerrado y sus trabajadores 14 meses sin cobrar, algo impensable hace unos años.
Los propietarios se han encontrado con dos obstáculos. De un lado, el 'boom' urbanístico, que ha terminado por ahuyentar a los turistas con mayor capacidad de generar empleo e ingresos, esos que buscan además de los servicios, un paisaje que no sea de hormigón armado.
Como apunta Rafael de la Fuente, ex presidente de los hoteles Don Carlos y Los Monteros, «parece que se nos ha olvidado que el paisaje de un hotel de lujo también debe ser de lujo y que los turistas actuales demandan cada vez entornos medioambientales atractivos, incompatibles con la aglomeración de construcciones a su alrededor».

1 comentario

iualhaurintorre -

y a par de hoteles en mijas también