IU, Extremadura y la encrucijada
No era fácil tomar una una decisión cuando el electorado decide castigar al PSOE. En Extremadura más de 20% de los votantes del PSOE en la región deciden cambiar su voto. Siendo muy lineales pero a groso modo podrían servir las cifras un máximo de 7.000 votos van a para izquierda unida y otros 63.000 al PP.
Con tres asientos en la Asamblea le toca a IU intentar llevar a cabo su programa electoral y así cumplir con sus electores. Es evidente que con esta correlación de fuerzas uno no puede pensar sólo en el trabajo en la Asamblea sino en seguir amplificando su quehacer político en la calle, la prensa, a la postre en el trabajo político del conjunto de la organización. La presencia en el parlamento extremeño sin duda amplificará y facilitará este trabajo político,pero no deja de ser un medio para cumplir los compromisos de cambio que miren más a la izquierda.
Resulta ser, entre otras cosas, que los tres votos de IU deciden quienes van a gobernar en Extremadura en un contexto de debacle del PSOE por asumir y llevar a cabo políticas neoliberales. Un escenario de teatro de títeres en el que el público son los votantes y los que mueven los hilos los mercados financieros. Los personajes de este teatrillo alternan su protagonismo, pero el guión está escrito con el mismo trazo, eso si con adaptación a las características de cada uno de los personajes a gusto del público y de los hacedores de opinión.
Ante el dilema, IU de Extremadura decide dos cosas: escribir negro sobre blanco su propuesta de mínimos y convocar una consulta a las bases y personas que participaron en la campaña electoral. Los resultados son ya conocidos. La opción de la abstención resulta mayoritaria y los 12 puntos son asumidos por el PP. Los dos pasos responden a planteamientos políticos positivos. La ausencia de mayorías absolutas y la democratización de las estructuras de la organización. Lo primero ha sido fruto entre otras cosas del trabajo político de IU en Extremadura. Lo segundo de la ósmosis con el 15M y un precedente inédito en la política española por la horizontalidad de la toma de la decisión. Es cierto que ha pillado a contrapié una cúpula que le cuesta admitir la decisión de no apoyar al PSOE como ha venido siendo tradicional, sumándose al coro de voceros que no quieren entender que el germen de la abstención es el alejamiento de políticos y políticas cada vez más ajenas de lo que defiende IU.
La situación de carencia de mayoría absolutas y la ausencia de otras opciones, va a permitir demostrar que existen otras posibilidades en la elección de alternativas diferentes, con presupuestos propios. El haber asumido los 12 puntos planteados abre una puerta importante. Su cumplimiento distinguirá el chalaneo de la política. El ofrecimiento de puestos en la noche electoral por parte del PSOE, sonaba mas a lo primero que a lo segundo. Un ofrecimiento desacertado ya que incidía en la desconfianza. Te pago y te callas. Una desconfianza más después de las experiencias de incumplimientos sistemáticos tanto en Extremadura como en el Congreso. Las distancias políticas se han ido agrandando después del 10 de mayo del 2010. Junto a la desconfianza, justifican la ausencia de apoyos al PSOE y por supuesto, el mantenimiento de la distancia que ya nos separaba del PP.
No cabe duda que no es una decisión fácil, que puede tener un coste político si se sigue viendo al PSOE a través del prisma bipartidista que le sitúa en la franja roja del espectro político y no como un elemento más del teatrillo de títeres de la alternancia. Una apuesta arriesgada si no somos capaces de trabajar contra corriente, informar, organizar, tensar a la sociedad civil y converger con los movimientos del 15M en una sociedad más horizontal,consciente y comprometida.
Silvio Navalón Mañalich es afilado a IU en Badajoz
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