La crisis lleva al 'hundimiento' al campo de golf Medina Elvira
Granada Hoy
El Medina Elvira Club de Golf estaba destinado a ser uno de los campos de golf más competitivos y privilegiados de Granada. Su diseño, ubicación y estructura -con más de 66 hectáreas, 18 hoyos e integrado en plena naturaleza- así lo auguraban pero, de un tiempo a esta parte, lo que estaba dibujado como un foco deportivo y turístico de referencia se ha convertido en un espacio fantasma que, golpeado por la crisis y bajo una gestión "cuestionada" de Medina Elvira Golf S.L, está viviendo sus horas más bajas.
Son precisamente los afectados por este abandono -los propietarios de derecho de uso del campo- los que denuncian la lamentable situación en la que se encuentra el complejo. Una situación que implica que la plantilla de trabajadores que se encargaba del mantenimiento de las instalaciones haya quedado reducida a la mínima expresión; que las oficinas de atención al usuario estén casi desmanteladas o que desde hace meses al club se le haya cortado el suministro eléctrico, con las consecuencias que ello conlleva como es el "no poder regar césped del campo, que la máquina de pelotas para practicar no funcione o que el bar del club no pueda ofrecer el servicio que debiera" a los que todavía resisten y acuden a jugar al golf.
El Medina Elvira Club de Golf cuenta con 70 propietarios de derecho de uso. Todos ellos firmaron un contrato con Medina Elvira Golf S.L a 5, 15 o 99 años, además de comprometerse a pagar unas cuotas trimestrales "con las que suponen se mantendrían las instalaciones y se promocionarían actividades y se invertiría en el complejo", explican los afectados. ¿Qué paso? Básicamente, que nada de eso se ha hecho.
Aunque las instalaciones se abrieron en 2006, la caída libre del campo comenzó entre febrero y marzo de 2011. Según relatan los afectados, en una primera reunión se les pide a los propietarios un refuerzo económico que suponía, además de pagar las cuotas anuales, que se tenían que abonar las salidas al campo.
"Nos dijeron -apuntan- que esos fondos se destinarían para mejorar las instalaciones con labores de pinchado y sembrado". No se hicieron. Y es más, las cosas se complican.
En una nueva reunión, la empresa se descubre. Asegura que el campo es deficitario y que no tienen fondos para mantenerlo, de tal manera que se les propone a los socios -siempre según su versión- "que nos hagamos cargo de su gestión".
La alternativa ofrecida por la empresa no era una locura. Esto se ha hecho en algunos campos en los que el nivel de miembros era más elevado "pero en este campo, teniendo en cuenta la poca promoción que se había hecho", apunta, "era inviable".
A pesar de que los aficionados siguen pagando sus cuotas, el campo se va deteriorando, a la plantilla no se le paga y el colmo fue cuando el 19 de septiembre cortaron la electricidad. "No hay luz en el campo, no hay luz en la casa club, no funcionan las bombas de riego, no se pueden utilizar los equipos informáticos y mantener esto en pie se hace complicado".
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