Asesinando sin juicio previo no se defienden los derechos humanos: la farsa de la guerra humanitaria
Carlota Salgado Subiza
Han asesinado a un ser humano basándose en farsas y nadie pagará por ello.
Como ya no accedía a los propósitos de estas sanguijuelas de sacarle riquezas para sí mismos, lo condenan sin ni siquiera hechos que demuestren su culpabilidad. Como fue más digno que ellos queriendo hacer de su país un lugar mejor tanto para él como para los que viven allí, más que para los carroñeros extranjeros, decidieron demonizarle cuando antes le recibían con todos los honores.
Toman la determinación de convertirle en un criminal para poder justificar cualquier acto que lleven a cabo contra él. Pero de qué sirven las justificaciones si son invenciones. Tal vez si hubiera tenido un juicio justo habría podido demostrar que no eran reales y por eso le temían. Así que mejor callarle cuanto antes. Los muertos no hablan, eso todos lo sabemos. Ni se defienden. La muerte es muy silenciosa.
Y los medios de desinformación, lamiendo la mano que les da de comer, les siguen el juego. Ahogando su imagen en un mar de mentiras. La verdad está paralizada porque el lucro le agarra del cuello, no le deja respirar. Y argumentando un bien común la mano del homicida llega allá donde se propone y ni siquiera se mancha de sangre.
Tenemos a asesinos gobernando nuestros países pero para que no nos paremos a cuestionarnos tales supuestos, buscan víctimas a las que acusar de sus propios delitos, las visten de palabras huecas y ya tenemos un ganador. Y ellos, en lugar de los monstruos que son, consiguen dar al mundo una imagen de sí mismos de salvadores.
Entonces ¿debemos estar agradecidos de que borréis de un plumazo todos los derechos que tiene el ser humano ajusticiando sin juicio previo a supuestos delincuentes? No. Nunca os lo agradeceré.
Nunca podréis ampararos en mi nombre para cometer actos tan faltos de integridad y salir impunes. Veo lo que sois y en lo que convertís el mundo. Un campo de batalla donde establecer quien será la víctima y quien el verdugo. Quien ganará y quien perderá.
Les robáis no sólo la vida sino su derecho legítimo a defenderla. Y argumentando que está justificado porque él se la quitó a otros ilegalmente. Pues si vosotros habéis cometido contra él el mismo delito por el que le condenáis, alguien debería asesinaros a vosotros amparándose en la misma valoración moral. Y sin juicio previo, si fuéramos como vosotros.
En eso tenéis más suerte, porque no nos parecemos en absoluto. Creemos en los derechos de las personas por encima de sus actos o de sus ideologías. Y los defenderemos hasta la muerte. Así que no, no os exterminaremos, pero sí os condenaremos.
Y que sepáis que tenemos pruebas incriminatorias para hacerlo.
Cada uno de vuestros cobardes crímenes lo retenemos en nuestras memorias. Y pelearemos cada día hasta que paguéis por ello, hasta que os otorguemos todo lo que os corresponde, hasta arrebataros vuestra inmunidad, hasta que caigáis del trono todopoderoso en el que os refugiáis, hasta que cumpláis la pena que os merecéis, hasta que se haga justicia.
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