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Almuñécar contra la corrupción

Bostwana-Spain

Bostwana-Spain

Tomás Hernández

El día internacional contra la corrupción tuvo lugar hace unas semanas. No sé yo que hubiera declaraciones oficiales ni actos públicos contra tan arraigada costumbre.

    Simultáneamente se hacían públicas las listas de los países con mayor incidencia, e insistencia, en el mangoneo. Aparecemos en lugar destacado junto a Botswana. No es que tenga nada contra Botswana, pero pensaba uno que a mayor instrucción democrática mayor transparencia en la gestión de la ‘cosa pública’. Pero parece ser que una vez más, pensaba erróneamente.

    Mientras se nos recordaba en ese día internacional que el dinero público SÍ tiene dueño y que no está bien meter el cazo en olla ajena, en Sabadell arrestan al alcalde, en Valencia dimite no sé quién, en Pamplona aparece un furtivo embufandado y con gorro, a la búsqueda de un sobre misterioso, al exministro Blanco lo investigan por no sé qué supuesto chanchullo… Todos gestores públicos, o sea, políticos. Todas las situaciones más confusas que Bankia o una Caja de ahorros.

    Y la más espectacular de todas: el hallazgo del tesoro oculto y evadido al fisco del prócer del empresariado. Aquel que daba su tajante solución a la crisis: ‘Trabajar más, cobrar menos’. Así lo dijo, sin mover una pestaña. Antes había sido reconocido él mismo como trabajador ejemplar. Igual llegó a creérselo. La vanidad siempre es embaucadora.

    Entre todas las razones mostrencamente aducidas para justificar este expolio que llaman la crisis: los obreros cobraban demasiado, el despido era muy caro, habíamos vivido -¿quiénes?- por encima de nuestras posibilidades, y otros cuantos tópicos más, he oído hablar poco de la rapiña, de la corruptela institucionalizada, como causas, yo creo que poderosas, que algo habrán tenido que ver en lo que nos ocurre.

    Mientras, continúan los desahucios. Hoy, en Málaga, otra muerte. Una mujer joven, 52 años. Pero ya no nos conmueve tanto como la primera. Un nombre más en una lista recién abierta. La de los suicidas por desesperación y acoso.

    Mientras, nos asfixian con más pobreza, nos presentan a votar programas que luego no se cumplen y se echa la culpa al pasado. Los partidos en su endogamia putrefacta (eso diría Dalí) luchan por su poder, ocultan a los valiosos y amordazan a los críticos que, aburridos, abandonan, y sacan a paseo las carátulas de esos líderes más gastados ya que una calcomanía de a peseta.

    Todo eso es también corrupción, mentira, estafa. ¿Hasta cuándo, se preguntaba Cicerón, seguirán abusando de nuestra paciencia?


Tomás Hernández.

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