El gobierno de Rajoy y el nacionalsocialismo
Rafael Calero Palma
Para el gobierno de Mariano Rajoy la memoria de los españoles que lucharon contra el fascismo y contra el nacionalsocialismo durante la Segunda Guerra Mundial no merece ningún respeto. Es más, me atrevería a decir que merece todo el desprecio del mundo. Resulta duro admitirlo, pero a las pruebas me remito. El 11 y 12 de mayo tuvieron lugar en la localidad austríaca de Mauthausen los actos conmemorativos de la liberación del campo de concentración nazi por parte del ejército aliado. El campo fue liberado por soldados estadounidenses el día 10 de mayo de 1945. En la entrada del campo, una gran pancarta escrita en castellano en la que se podía leer “los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras” daba la bienvenida a los soldados norteamericanos.
En Mauthausen, en la pequeña población homónima cercana a la ciudad de Linz, en Austria, estaba situado el principal campo de concentración (a la postre también fue un campo de exterminio) ideológico. Es decir, aquí eran encerrados los combatientes que eran hechos prisioneros en la guerra, sobre todo soviéticos, pero también franceses, británicos, polacos, checos y españoles. Allí se llevaba a los socialistas, anarquistas y comunistas que caían en las garras del ejército nazi. Se estima que unos doscientos mil republicanos españoles pasaron por la terrible experiencia de ser prisioneros en Mauthausen-Gusen, arrancando y transportando el granito desde el fondo de la cantera hasta la superficie. Y siete mil de estos valerosos hombres perdieron la vida en las frías tierras austríacas.
Sin embargo, para el gobierno de Rajoy estos datos no parecen ser suficientes para enviar una delegación a los actos conmemorativos. Mientras que la mayoría de las delegaciones europeas son comandadas por los embajadores de sus países en Austria y en ellas se incluye a miembros de sus fuerzas armadas, la delegación española no hace nada de esto. Según el comunicado hecho público por la Amical de Mauthausen, las únicas “personalidades” españolas presentes en el acto fueron la concejala de Santa Coloma, Laia Tordera, el concejal de Manresa, Joan Calmet (que supongo irían por su propia voluntad), y el consejero de la embajada de España en Austria (a este seguramente lo habrán obligado a ir). Y pare usted de contar.
Sin embargo, el gobierno de Rajoy sí que conmemora la memoria de los fascistas españoles que lucharon en la División Azul. Y lo ha hecho recientemente en un acto presidido por la Delegada del Gobierno en Cataluña, María de los Llanos de Luna. El acto tuvo lugar el pasado 12 de mayo (sí, has leído bien, el mismo día que el homenaje de Mauthausen) en un acto conmemorativo en honor a la Guardia Civil, en la localidad de San Andreu de la Barca.
Como ya sabemos, la División Azul fue un cuerpo de voluntarios enviado a luchar, junto al ejército nazi, a la Unión Soviética, entre 1941 y 1943, para combatir el comunismo. Supuestamente los divisionarios se alistaban de manera voluntaria, aunque hubo muchos hombres que se vieron obligados a enrolarse para salvar la vida de algún familiar, por ejemplo, el cineasta Luis García Berlanga, que se unió “voluntariamente” a los divisionarios para evitarle a su padre el mal trago de verse maniatado ante el pelotón de fusilamiento.
Durante el acto celebrado en San Andreu de la Barca, un grupo de falangistas ataviados con el uniforme falangista (camisa azul mahón y boina gorra, sí, ese mismo uniforme que vestían los asesinos que, a partir de julio de 1936, sacaban a las personas de madrugada de sus casas para fusilarlas, ese mismo uniforme que vestían los que vejaban, violaban, maltrataban, etc., etc., a los “rojos y a sus mujeres”) estuvo presente y uno de ellos recibió un diploma de manos de la Delegada del Gobierno, y ella le estrechó la mano, y seguramente, en esos momentos, sintió su pecho henchido de emoción y orgullo por poder saludar a un auténtico patriota, anti-comunista y anti-judío. Por cierto, en el acto también estaba presente el alcalde socialista de San Andreu de la Barca, quien permaneció impávido en su lugar, como si la cosa fuese de lo más normal, y no tuvo la valentía de levantarse de su silla y largarse de allí.
Según un comunicado publicado por la Guardia Civil defendiendo la participación de los falangistas en el acto, todas las asociaciones que se dieron cita allí, son legales. Alguien les debería de decir que hay cosas que pueden ser legales, pero no son éticas, y mucho menos estéticas. Esta es una de ellas.
Y luego los del PP no quieren que digamos que son los nietos del franquismo. ¡Ay, cuánta ignominia!
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