De rodillas/Tomás Hernández
Costa digital
Mientras nos entretenemos con la legalidad del video del preso Bárcenas y los nostálgicos de Belén Esteban echan de menos sus ordinarieces, o los más sesudos dirimen el avatar metafísico y posromántico de Cataluña, en los periódicos, en un rinconcillo mediático, leemos: ‘Enfermos de leucemia, hepatitis crónica o cáncer pagarán el 10% de su medicación hospitalaria’.
Copio la entradilla de la noticia: ‘El BOE publica una resolución de Sanidad por la que se establece el copago para los pacientes no hospitalizados desde el 1 de octubre’.
Es decir, no es broma. No es asunto de tertulia de telecinco. Es el Boletín Oficial del Estado, ese periódico que marca nuestras vidas y que es tan insoportable de leer.
La noticia no aparece en un lugar destacado, salvo en Publico.es En ningún sitio como en el periódico o la publicidad el espacio es tan jerárquico. Luchas y deserciones hubo por eso. Pero la noticia es secundaria y es una puñalada más sobre la víctima de rodillas, como decía el promiscuo Rimbaud: ‘Et je restais ainsi qu’une femme a genoux’. Los amigos que me leen me perdonarán el exabrupto poético.
De rodillas estamos. De rodillas, las mujeres que tendrán que justificar ante un juez la decisión de abortar. Un juez que aplicará una ley que penaliza el aborto como delito. ¡El liberal Gallardón! Su padre, aquel congresista obeso y con pinta de bon vivant franquista casi me parecía más de fiar.
De rodillas estamos porque los estafadores de la banca rescatada a costa de desahucios, pobreza y suicidios, son recompensados, y los estafados que perdieron sus ahorros fueron, sin saberlo, inversores audaces, con boina, y avariciosos viejos.
De rodillas estamos quienes no tengamos ese 10% para sobrellevar una muerte digna. De rodillas.
Tomás Hernández
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