Sr. Rajoy: Desde Granada sin amor
Sr. Rajoy: Su partido no quiere implantar en España el poder revocatorio. Es normal. Si lo hubiese, usted llevaría ya más de un año de expresidente del Gobierno. Por eso, sólo por eso, ya tenemos una lección de verdadera democracia que aprender de Venezuela.
Se cumplen dos años de su mandato y usted dice que a partir de ahora las cosas estarán un poquito mejor. Es cierto. A partir de ahora quedará cada día un día menos para que usted deje de presidir el gobierno de este país y eso, ya de por sí, es una mejora.
Dos años que, desde Granada, sólo podemos calificar como de decepción (para quienes llegaron a creer en usted), de sufrimiento (para quienes sufren sus políticas antisociales) y de rebeldía y rabia (para quienes sabemos que otra España, otra Andalucía y otra Granada son posibles).
Me limito a hablar desde Granada, pero este rincón de España es sólo un ejemplo más donde se ven los efectos de sus políticas, que están vendiendo nuestra nación al capital transnacional, con todos nosotros dentro.
Usted llegó al gobierno prometiendo acabar con el paro. Hace dos años Granada tenía 129.600 parados. Hoy tiene 172.700. Un 33% más, que son 43.100 dramas familiares y personales más, con nombre y apellidos.
Usted llegó al gobierno, prometiendo "hacer lo que había que hacer" para facilitar el crédito y que llegara a la pequeña empresa. Como indicador del éxito de su política para mejorar la liquidez crediticia, baste indicar que las hipotecas concedidas por los bancos en Granada han caído en estos dos años en más de un 57%. Un recorte de 126.750.000 Euros menos de crédito hipotecario ¡cada trimestre! sólo en Granada desde que usted llegó al poder. Eso sí. Esas mismas entidades de no-crédito han recibido de su gobierno estos dos años ayudas multimillonarias, mientras niegan el menor auxilio a nuestras pymes. Algo que usted criticó cuando estaba en la oposición.
Usted se presentaba como el lider del "partido de los trabajadores" según declaraciones de la secretaria general de su propio partido en un vergonzoso mitin, una noche infausta. La única quizá en la que su caudillo y nuestra pasionaria debieron revolverse a la vez en sus tumbas. Hoy, dos años después, el coste salarial mensual medio en Granada, ha bajado de 1.804 a 1.733 Euros. Los pocos trabajadores que van quedando ganan cada vez menos y sus empresas mejoran los beneficios. Éste es el verdadero logro de su reforma laboral. Inocular el miedo en los trabajadores, que aceptan, año tras año, retroceso en sus salarios, incremento en sus jornadas, perdidas en sus derechos, por temor a perder su trabajo. En materia de relaciones laborales, el suyo es un régimen del terror.
Y terror con motivo, porque su promesa de velar por las clases trabajadoras en Granada se llama Puleva, Rober, Caja Granada, Panrico, Santa Bárbara, ACISA, Grupo Joly, Cadena SER, CORSAN, Dhul, NH... y tantas otras.
ERE tras ERE, despido colectivo tras despido colectivo, en una verdadera orgía de destrucción de empleo que desató su reforma del despido barato y sin derechos que, eso sí, ha reducido en Andalucía la distancia entre el campo y la ciudad, porque cada vez los trabajadores urbanos del Siglo XXI se parecen más a los jornaleros de la posguerra, que aguardaban a recibir el trabajo que el patrón mandara por el salario que tuviera a bien pagar. Sumisos, como le gustan a usted los hombres y a su arzobispo las mujeres.
Usted llegó al gobierno prometiendo acabar infraestructuras imprescindibles para el desarrollo de nuestro territorio. Hoy, cada una de esas infraestructuras es una bofetada a las expectativas de esta tierra de la Alta Andalucía tantas veces postergada:
- La segunda circunvalación es hoy el monumento a la obra abandonada, yerma en mitad de la vega.
- El AVE avanza a paso de mercancías y dotado de financiación ridículamente insuficiente, no llegará en las fechas previstas. Ni siquiera la versión deteriorada de AVE acordada por el PP para Granada.
- La autovía de Córdoba dejo de existir en los presupuestos y a fuerza de no hablar de ella, pretende usted que la olvide todo el sector económico que la reclama.
- La ciudad de Granada parece haber logrado la independencia de España antes que Cataluña. Nada de lo crucial para su desarrollo cuenta con su apoyo, Señor Presidente. Ni la integración del AVE en la ciudad, a la que usted dedica 175.000 € en los presupuestos 2014, (menos de lo que algún compañero suyo gastaba en trajes); las inversiones en el centro Lorca, la recuperación de los barrios del Albaicín y Sacromonte, la intervención en la muralla Zirí, el plan estratégico de la Zona Norte, los parques periurbanos del Genil, Darro y Beiro, o inversiones para el parque agrario de la vega, pensando en desarrollo agrícola, que es algo que a usted no le interesa.
- No existe la menor intención de recuperar las línea férreas Guadix-Almendricos o el estudio de la conexión ferroviaria del puerto de Motril. Por más que mientan sus diputados manifestando el pleno apoyo y compromiso de su partido cada vez que ven un micrófono cerca.
- La propia inversión para la terminación de la A7 supone, en realidad, un recorte de más de 300 Millones de Euros respecto de los comprometido en anteriores presupuestos con cargo al 2014. Es, ciertamente, la inversión más cuantiosa de Andalucía, pero es, en términos reales, un recorte envuelto en celofán.
- No ha hecho usted, ni lo planifica, las conexiones para regadío en la presa de Rules, incluidas en el Plan Hidrológico Nacional y por tanto competencia del Estado. Le es más útil políticamente reclamar que lo haga la Junta que darle agua al campo. Ha tomado usted a los agricultores de rehenes para tener un motivo de confrontación con el Gobierno Andaluz, una decisión caciquil propia de una dictadura bananera. Quizá lo último que la faltaba a la costa de Granada para ser ya tropical del todo.
Con todo, pese a todo, aquí seguiremos los andaluces. Esperando que pasen los dos años en los que sin duda, se agarrará al sillón con la determinación que da la obediencia debida al capital que le puso en el por sobradas razones. En esos dos años, pediremos su dimisión todos los días, para que sepa que gobierna porque las leyes (sus leyes) nos impiden echarle, pero que lo hace en contra de la voluntad del pueblo.
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