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Almuñécar contra la corrupción

Arde Gamonal

Arde Gamonal

Rafael Calero

¿Te haces con la situación o acatas órdenes?
¿Vas hacia atrás o vas hacia delante?
The Clash, del tema White riot 
Confieso que lo que está ocurriendo estos días en la ciudad castellana de Burgos me está dejando absolutamente anonadado. No imaginaba uno que en aquellas tierras tan frías, tan sobrias, tan adustas de Castilla y León los habitantes de un barrio popular de la ciudad se levantaran en masa contra un alcalde déspota y mafioso y sus políticas urbanísticas descabelladas y contrarias a los intereses de ese barrio y sus habitantes. Y cuando escribo que no imaginaba esto lo digo porque de todos es bien sabido que Castilla y León es uno de los graneros de votos del Partido Popular y, concretamente en la ciudad de Burgos, el PP gobierna con mayoría absoluta desde hace varias legislaturas.
Pero esta vez los peperos se han caído con todo el equipo. Y es que la gente ya está harta de que se les tome el pelo, de que se pongan en práctica políticas absurdas e improductivas, que no van en beneficio de los intereses generales, sino que persiguen un único objetivo: llenarle el bolsillo al amiguito del alma de turno.
La gente ya está harta de los caciques estilo Lacalle. La gente ya está más que harta de mamarrachos como los que gobiernan Burgos, que se creen investidos de un poder divino porque ganaron unas elecciones con listas cerradas y con una ley electoral que está hecha para que ellos ganen. La gente ya está más que harta de los mamoneos de la gentuza que se sienta en los ayuntamientos, en las diputaciones, en los parlamentos autonómicos, etc., etc.
Y así pasa lo que tiene que pasar. Que la gente, el pueblo llano y sencillo, cuando se harta, cuando se sabe agredido, se echa a la calle, como ha ocurrido estos días en Gamonal, sin que los pueda detener absolutamente nada, ni los antidisturbios ni el frío cuasi siberiano de Burgos, que no sabría yo decir qué es peor.
Hablan los periódicos y las televisiones fachas, con la hiperbólica mala leche que los caracteriza, y con la manipulación de la que hacen gala, de violencia, de agitación, de batallas campales, comparando a la capital burgalesa con otras ciudades del mundo en conflicto, como si los hombres y mujeres del barrio de Gamonal fuesen poco más o menos que partisanos sedientos de sangre o delincuentes dispuestos a todo. Pero no nos lo tragamos. Todos sabemos que esas personas son como tú y como yo, esas personas son nuestros padres o nuestros hijos. Esas personas son los amigos con los que compartimos una caña o con los que se queda para ver el fútbol el sábado por la tarde. Esas mujeres y esos hombres no son terroristas. No, hombre. En absoluto. Esas personas son gente normal y corriente. Lo único extraño en ellos es que su grado de cabreo ha llegado a extremos tales que de manera espontánea han decidido lanzarse a la calle, para defender en la calle su derecho a poder tener el barrio que ellos quieren, con su guardería y sus plazas de aparcamiento gratuito. Tampoco es tan difícil de comprender.   
De todo lo que está pasando en Gamonal saco un par de valiosas conclusiones. La más importante es que sin lucha no hay posibilidad de victoria. Eso está claro. Si los habitantes del barrio se hubiesen quedado en sus casas, cabreados, cagándose en la puta madre que parió al alcalde, pero sin plantar cara en la calle, como dos y dos son cuatro que se tragan el parking. La segunda es que cuando el pueblo permanece unido en torno a un objetivo común no existe gobernante, por muy tirano que sea, ni miedo, ni violencia ejercida contra ese pueblo, que lo pueda detener. Eso es lo que todos deberíamos de tener claro de todo este asunto.
Amigas y amigos del barrio de Gamonal, se os saluda con admiración desde el sur, por haceros con la situación y no acatar órdenes, por ir hacia adelante. Y que cunda el ejemplo.

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