IU apoyará construir un puerto cuando sea necesario y donde sea posible
IU no está en contra de que se haga un puerto si hay consenso acerca del lugar adecuado y si hay informes técnicos favorables. Desde luego, no hay consenso si se pretende hacer un puerto en el lugar que ahora ocupan los árboles, tal y como pretendían y pretenden quienes siguen defendiendo la necesidad de hacer un puerto deportivo en la Sandovala.
Con esta introducción, IU contesta a los escritos de PP y PA, que arremeten contra el Plan Director de Puertos, al que culpan de dejar a nuestra provincia al margen del progreso.
Aparte de que tendríamos dificultades para ponernos de acuerdo en lo que se entiende por progreso, habría que preguntarse si existe alguna empresa dispuesta a construir un puerto sin que ello lleve aparejado el permiso para construir quinientas viviendas en primera línea de playa, porque mucho nos tememos que es de eso de lo que se está hablando. La apuesta por los puertos deportivos encubre, en muchas ocasiones, una operación inmobiliaria pues va unida al permiso para construir centenares de viviendas, aparcamientos y locales de negocios en suelo no urbanizable.
En opinión de IU, la historia del puerto deportivo de Velilla pone de manifiesto la hipocresía de los políticos y determinados agentes sociales cuando hablan de la necesidad de ciertas infraestructuras. Si tan necesario es un segundo puerto deportivo para Almuñécar resulta extraño que el ayuntamiento haya dejado pasar casi cuarenta años sin que se construya un puerto que ya estaba aprobado en 1.979.
En enero de ese año, el Consejo de Ministros otorgó una concesión a la empresa Puerto Bueno S.A. para que construyera un puerto deportivo en Velilla. La empresa solicitó hasta siete prórrogas, la última en 1984. El PGOU de 1987 allanó el terreno para que se construyera el citado puerto. Curiosamente, detrás de la empresa Puerto Bueno, aparecía en aquellos años un arquitecto relacionado con el entorno de Benavides y que participó en la elaboración del PGOU de 1987.
Dado que pasaban los años y la empresa concesionaria no se decidía a hacer el puerto, la Empresa Pública de Puertos de Andalucía (EPPA) inició el expediente para recuperar la concesión otorgada a Puerto Bueno. Finalmente, una resolución de enero de 2001 de la Consejería de Obras Públicas fijó que la concesión había caducado.
Tampoco vio la luz jamás un proyecto altamente especulativo para construir un puerto en Chinagorda. Ese nuevo puerto, según promocionó Benavides en su momento a bombo y platillo, en otra nueva venta de humo, iba a contar con 543 atraques, 850 aparcamientos subterráneos y 450 en superficie. LO que nunca llegaron a explicar es por dónde irían los viales necesarios para soportar el brutal incremento del tráfico que habrían generado esas instalaciones. Quizá sus promotores deberían explicar qué pasó con ese proyecto y por qué motivo pronto fue sustituido por otro nuevo espectáculo electoral: un puerto en la Sandovala, arrancando árboles para poner barcos.
A IU le llama la atención la falta de iniciativa de los distintos alcaldes para resolver este tema por el que tanto parecen preocuparse de boquilla. Y, en segundo lugar, estos hechos aclaran bastante la falsedad de las argumentaciones dadas por PA y PP. En el fondo, lo que queda claro es que el puerto no se ha construido porque no es rentable, a no ser que junto al puerto se apruebe la construcción de miles de viviendas en zona no urbanizable.
Es un discurso reiterado y falso ese de culpar a IU de la falta de inversiones que generen riqueza. IU lleva dos años en el gobierno de la Junta y sólo desde la ignorancia o desde la mala fe se puede culpar a IU de que Almuñécar no tenga un segundo puerto. Desde 1.979 hasta aquí, PP y PSOE han gobernado en Madrid dirigiendo la Agencia Estatal de Puertos. El PSOE ha gobernado en Andalucía, por cierto, con la colaboración del PA durante varios años. En todos estos años no han podido desbloquear este tema. Y ahora resulta que la culpa es de Izquierda Unida.
Desde Izquierda Unida, no nos negamos a la construcción de puertos, pero hacer un puerto requiere de estudios previos de viabilidad económica y de impacto medioambiental, tanto en el mar como en la tierra. No olvidemos que al construir un puerto se está ocupando un espacio público para convertirlo en espacio privado del que se benefician unos pocos privilegiados.
La construcción de puertos afecta a cuestiones como el régimen de olas y mareas de la costa, el movimiento de arenas, la vida de animales y plantas, o la creación y desaparición de playas. En numerosas ocasiones, los técnicos han informado en contra de la construcción de un puerto por alteraciones graves de una especie protegida como son las praderas de Posidonia. Aunque a algunos, estos argumentos les parezcan peregrinos, sin estas praderas desaparecen miles de peces, redundando de forma negativa en un sector tan importante como es el de la pesca.
En numerosas ocasiones, dependiendo del sitio elegido, construir un puerto produce una alteración grave del movimiento del agua, alterando las playas próximas que pueden llegar a desaparecer, con el consiguiente perjuicio para todas las personas que disfrutan de esas playas o los negocios que trabajan en esas zonas, y con el consiguiente perjuicio para las arcas públicas que acaban pagando costosos espigones y grandes movimientos de tierra para rellenar playas cada seis meses.
Asimismo, en ocasiones se contaminan las playas cercanas por los residuos que generan este tipo de instalaciones: fugas de combustible, pinturas, lavado de embarcaciones, etc.
Habitualmente, al construir un puerto, se corre el peligro de incrementar el tráfico, la contaminación y el nivel acústico de ese espacio, convirtiendo una zona peatonal tranquila en una vía de entrada y salida permanente de vehículos a las instalaciones.
Todas estas cosas hay que estudiarlas bien antes de autorizar la construcción de un puerto. Si fuera algo tan simple como sugieren algunos dirigentes políticos que sólo piensan en el beneficio privado y el electoralismo, con un discurso fácil y simplón, no harían falta informes medioambientales a cargo de expertos que llevan toda su vida estudiando estas cuestiones.
Por otro lado, IU señala la necesidad de adecuar las inversiones a las expectativas de riqueza generada para todo un pueblo. En Almuñécar tenemos un puerto deportivo con 227 amarres que costó mucho dinero del contribuyente en su construcción y que aún sigue costando mucho dinero. No hace tanto, la Agencia Pública de Puertos de Andalucía tuvo que gastarse 1,27 millones de euros en estabilizar la ladera de Marina del Este. Pocos años antes se había gastado otros 400.000 euros en una intervención de urgencia para reparar la galería. Es decir, el negocio se lo lleva la empresa privada que gestiona el puerto y el dinero lo ponemos los ciudadanos.
Este gasto estaría justificado si el puerto fuese un revulsivo económico para la ciudad, pero basta con darse un paseo por Marina del Este para comprobar todo lo contrario. Aún en temporada alta, la mayoría de los establecimientos comerciales y negocios de hostelería están cerrados. El deterioro de los edificios es evidente. Decenas de embarcaciones están en venta y la actividad económica brilla por su ausencia. La demanda de amarres es inexistente en la actualidad.
¿Dónde está la riqueza aportada al municipio por este puerto que, en realidad, fue la excusa para construir centenares de viviendas en una zona con deslizamientos que se ha convertido en una ladera de bloques abarrotados de apartamentos de fin de semana?
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