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Almuñécar contra la corrupción

Benavides lo ha tolerado

Benavides lo ha tolerado

El camping de La Herradura ha sido precintado esta semana por decisión de la Junta de Gobierno. Su dueño se fue hasta el último Pleno, pancarta en ristre a protestar. Ayer, una decena de familiares y empleados se manifestaron en las puertas del camping.  

La información de este tema venía así en el periódico Granada Hoy del cuatro de octubre:

La falta de licencia de apertura es, según el Ayuntamiento de Almuñécar, el motivo por el que el jueves fue precintado y desalojado el Nuevo Camping La Herradura, tras una orden judicial dictada hace un mes. El propietario, José López Pozo, reconoció la situación, aunque cargó contra el alcalde y el ingeniero municipal por considerar que todo se trata de una campaña en su contra. El camping, admitió, no tiene licencia "como tampoco están en regla otros muchos negocios, pero Benavides lo ha tolerado hasta que le ha parecido conveniente".

El Consistorio explicó que el cierre se produjo porque "carece de licencia, requisito indispensable para que cualquier establecimiento pueda abrir al público". Y añadió que el empresario "sólo debe regularizar la situación del negocio".

Hace poco, pudimos informar de que el camping de La Herradura seguía abierto a pesar de la orden de desalojo. Hoy, la situación es distinta. El camping ha sido precintado. Ya tenemos dos campings cerrados en el municipio. Y aunque los motivos sean distintos, hay ciertos elementos de reflexión.

El dueño del camping de La Herradura lo ha dicho públicamente. Y ahora es el momento de que nosotros insistamos en ese hecho: el camping ha estado abierto once años a pesar de no tener licencia de apertura. Benavides lo ha tolerado, afirma el propietario del camping. Ese es el principal motivo de oposición por nuestra parte a este señor alcalde. No cumple ni hace cumplir la ley. Ese camping, con la ley en la mano, no se debía haber abierto. Pero, como bien dice su dueño, el alcalde lo ha tolerado. En esa frase falta algo, falta el por qué. Y eso lo vamos a decir nosotros. El alcalde Benavides ha tolerado que ese camping esté abierto porque el dueño era compañero de partido.

Pero ahora el dueño no es compañero de partido. Ahora, el dueño de ese camping es militante del Partido Andalucista, y resulta que el concejal de ese partido, don Luis Aragón, se atreve a votar en contra de Benavides en algunas ocasiones. Pues ya no hay motivo para tolerar, ya no hay razones para cerrar los ojos. Así que el camping se cierra.

Como bien dice el dueño del camping, hay otros negocios sin licencia y siguen abiertos. Efectivamente, hay muchos. Desde IU hemos denunciado algunos. Preguntamos hace unas semanas, por ejemplo, por la licencia de apertura del Club Náutico. Por supuesto que no nos contestaron. Pero, salvo que se la hayan concedido en el último mes, ese establecimiento lleva varios meses abierto sin licencia. Como tantos y tantos. Y seguirán abiertos sin licencia mientras el dueño se lleve bien con el alcalde. Es tan simple como eso.

Lo curioso es que en un país democrático esta situación no derive en una inhabilitación del alcalde, algo que sería totalmente razonable ya que el alcalde de un pueblo tiene, como primera misión, cumplir y hacer cumplir la ley.

Hay otro camping cerrado en este pueblo. Lo cerraron y lo tuvieron que abrir cuando todos los informes técnicos éran favorables al camping. A principios de año lo volvieron a cerrar buscando una excusa diferente y cerrado sigue. También ese camping estuvo abierto varios años sin problema alguno. Claro que hay algunas diferencias. Ese camping siempre tuvo licencia de apertura. Y aunque ahora no es el momento de entrar en profundidades sobre las mentiras del informe del arquitecto municipal, no hay ni un solo motivo de peso que justifique el cierre del camping. Pero uno de sus dueños tuvo la osadía de presentarse en el despacho de Benavides y decirle varias cosas que se podían resumir en una: que el pgou que Benavides quería aprobar contaría con sus oposición frontal y militante. A partir de ese momento, se inició un auténtico desmadre de visitas, informes, sanciones y ruedas de prensa plagadas de calumnias y desinformación.

Hasta donde puede llegar Benavides cuando toma una decisión lo ha comprobado el amigo Fermín, lo han comprobado los dueños del Mirlo y lo han comprobado muchos empresarios de este pueblo. Eso es lo que hay. La pena es que la población se divide entre quienes lo aplauden y quienes se resignan impotentes, siendo una minoría los que se atreven a alzar la voz contra estas tropelías y abusos de poder. 

Los dueños del camping Carambolo están gastándose un dinero que no tienen en multas que han recurrido y en abogados que les defiendan de la arbitrariedad y las tropelías. Es posible que ganen esos recursos dentro de cinco años. Pero mientras tanto, el camping cerrado y las multas pagadas. ¿Y qué le importa al alcalde si dentro de cinco años un juzgado o dos o tres le quitan la razón al ayuntamiento? ¿Qué parte de su prestigio, de su bolsillo o de su dignidad se va a ver afectada? Quizá algún empleado, aunque lo más seguro es que ni eso, se coma el marrón. Quizá. Pero aún eso es dudoso porque, con nuestros impuestos, el señor alcalde paga abogados bastantes mejores que los que puedan buscar los dueños de estos campings.

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