Agua, crecimiento y sentido común

Fermín Tejero

25-02-07 

Veo con agrado que cada vez son más las personas que se convencen de que no es bueno desnudar un santo para vestir a otro.

En La Alpujarra, cientos de personas se manfiestan para pedir que no se construya una segunda pantaneta. No se trata de insolidaridad, sino de evitar que se arruine una comarca para que en otros pueblos se puedan construir varios miles de viviendas y algunos campos de golf.

Es siempre la misma historia: aunque falten los recursos naturales, el poder del dinero crea la necesidad y después se presiona para solucionar un problema que ya se veía venir.

Pasa en el litoral de Valencia, Alicante o Murcia. Se construyen decenas de urbanizaciones y campos de golf sabiendo que no hay agua. A continuación se empieza una batalla política para traer agua de donde sea y como sea.

Pasa en Ronda, donde una promotora en connivencia con un alcalde andalucista planea construir miles de viviendas. El agua, ya se traerá de un pueblo vecino que se ha puesto en pie de guerra.

Pasa en Seseña. Todos sabemos lo que pasa en Seseña. Miles de viviendas sin agua, trabajadores manipulados, un alcalde presionado hasta el límite de lo que debería ser tolerable, miles de millones en juego y un promoor dispuesto a todo.

Felizmente, cada vez somos más los ciudadanos que nos resistimos, que no nos creemos que el dinero sea la solución para todo, que apostamos por un crecimiento sensato y prudente porque los recursos naturales tienen un límite y nos imponen un límite.