Un alcalde crispado, un alcalde impotente
Francisco Fernández. Responsable de Comunicación
En el Pleno del 29 de octubre pudimos ver un alcalde cansado, irascible y sin proyecto. Todo su discurso, todo su mensaje se limita a lloriquear cuando la oposición vota según sus propios criterios. Este alcalde necesita, como el comer, un concejal número once que le dé el voto que le falta para hacer lo que le venga en gana sin rendir cuentas a nadie.
Su osadía, su astucia, su marrullería, su desprecio por las normas y la legislación… todo eso se viene abajo cuando comprueba que once votos son más que diez y que los representantes de 7.181 ciudadanos no tienen por qué coincidir en sus apreciaciones con aquellos que representan a 5.326.
Todos los concejales estuvieron de acuerdo en que había que desmontar la antena de telefonía móvil. Y por eso, el Pleno aprobó esa propuesta por unanimidad. Como tantas otras.
Pero un alcalde, a no ser que sea un insensato, un iluminado o un cacique, no puede pretender que todo el mundo coincida con sus apreciaciones, con sus propuestas. Y felizmente, aunque con muchas imperfecciones y limitaciones, vivimos en un sistema en que al final, en ciertos temas al menos, los votos se cuentan y gana aquella propuesta que reúne más apoyos.
Y por esa libertad, los once concejales que representan a 7.181 votantes, no aprobaron una subida del 11% en el recibo de la contribución. Sus argumentos no eran peregrinos. Dijeron, y es cierto, que este equipo de gobierno ha despilfarrado los impuestos de los ciudadanos en viajes de placer a distintas ciudades. Dijeron que este alcalde malgasta el dinero de los ciudadanos en protocolo, es decir, en comilonas, en copas, en fiestas. Dijeron que este ayuntamiento gasta mucho dinero en propaganda, en dinero que va a parar finalmente a su tele, a su periódico, a carteles donde se miente y se presenta como enemigos del pueblo a quienes tienen opiniones distintas a las del alcalde.
Y el concejal de IU dio números para que todo el mundo pueda saber que este año 2007 el ayuntamiento tiene una partida de 17 millones de pesetas para protocolo o de 45 millones para propaganda. Y que sólo en Peña Escrita, el gasto previsto en 2007 supera con creces los 100 millones de pesetas sin contar salarios de los empleados municipales. Iván Sánchez, el concejal de IU, recordó que en 2006, el ayuntamiento ingresó 31 millones de € pero gastó 46, lo cual no deja de ser una grave irresponsabilidad en un ayuntamiento que ya arrastra una deuda elevadísima. Por eso, porque es un mal administrador de nuestro dinero, es por lo que no se aprobó la subida de la contribución.
En el Pleno se dijo, y es verdad, que el alcalde se ha gastado entre 2006 y el 2007 más de mil millones de pesetas que ha cobrado a cuenta de unos convenios urbanísticos que nadie sabe cuándo se podrán concretar, en el caso de que se concreten. Por eso, nadie con dos dedos de frente puede aprobar en este pueblo una subida de la contribución.
Si el alcalde gastara con rigor, si pagara a los bancos poquito a poco lo que se comprometió a pagar, si fuera un buen administrador del dinero público, quizá la oposición votara de otra manera.
Dijo el alcalde en el Pleno que su grupo no iba a aprobar ninguna bonificación de las que proponían algunos grupos. Dijo que no era momento de bonificaciones porque no hay dinero en las arcas municipales. Pero ha sido él quien ha aprobado en mayo regalar cerca de 150 millones de ptas a la empresa de un amigo que ha hecho unas gradas y una gasolinera en el estadio de fútbol. Y fue él mismo el que aprobó, dieciséis días después de haberse celebrado las elecciones municipales y cuatro antes de constituirse la nueva corporación, es decir, cuando tenía once votos asegurados, regalar una fortuna a la empresa que ha construido el parking del Altillo porque le ha permitido vender a 5 millones de pesetas las plazas de aparcamiento para residentes que tenían un precio, según el acuerdo que aprobó el Pleno cuando adjudicó esa obra, de 1.750.000 ptas.
Claro que hay dinero. Siempre ha habido dinero en este ayuntamiento para lo que se ha querido. Para eso pagamos unos impuestos tan altos. Lo que ocurre es que el dinero no es de chicle. Y el alcalde lleva varios años actuando como si lo fuera. Pero al final, los números cantan. Y como no hay para pagar a los bancos, no se le paga, y como no hay ingresos nuevos para seguir el ritmo de gasto impuesto, pues se declara urbanizable la mitad del término municipal y se cobra por adelantado un dinero que algunos estarán bastante arrepentidos de haber soltado con tanta alegría.
Dice que no va a tener dinero para pagarle a los empleados del Mirlo la subida pactada en el convenio. Pero para su sueldo sí encontrará. Y su sueldo aparece en los medios de comunicación como el segundo de la provincia. También tiene para liberar a nueve de sus diez concejales. Y para liberar al secretario de su partido. Y para contratar a su antiguo concejal de Urbanismo con un sueldo de auténtico escándalo. Tiene dinero para pagar 150 ejemplares de su periódico que se enviarán gratis a los colegios, a los institutos, a las asociaciones… El señor alcalde no tendrá para pan, pero tiene para estampicas, como decía mi abuelo.
Pero el alcalde ha adoptado en el último Pleno una postura de desdén que no es aceptable en la máxima autoridad, en el coordinador de todos los concejales, en el que debe velar porque se rentabilice el trabajo de todos los grupos políticos, el que debe trabajar día a día por el consenso. Un alcalde decente no puede abstenerse o votar en contra de todas y cada una de las mociones que presentaron los distintos grupos políticos. ¿De verdad es presentable que un alcalde no encuentre nada razonable en las trece mociones presentadas?
No hablaré de la falta de estilo y de la indecencia que supone no incluir en el orden del día ninguna de las ocho mociones presentadas por Izquierda Unida. No hablaré de la falta de seguridad y del miedo que esconden esa prepotencia y esa chulería. Pero ya es extraño que un alcalde no respalde ninguna de las otras mociones que piden arreglar una plaza, o mejorar un parque. ¿No hay ninguna propuesta, ninguna idea válida fuera de la cabeza del alcalde? Ninguna persona sensata puede aspirar a tanto.
Pide el alcalde corresponsabilidad. Pero ya es raro que esa palabra pueda entrar y salir de su boca sin perderse. Corresponsabilidad. Siete sílabas llenas de significado. El señor alcalde debería saber que esa palabra implica y exige diálogo, transparencia, colaboración, respeto… ¿Cómo puede pedir corresponsabilidad un alcalde que no entrega la documentación, que pierde algunas mociones, que no acepta ni una de las propuestas de los demás grupos? ¿Sabrá el alcalde lo que significa ese término o lo ha escuchado por ahí y lo suelta de vez en cuando?
Pero lo peor está al final de este escrito como lo peor estuvo al final de esa noche. El alcalde dijo al Pleno soberano que ya podía aprobar mociones, que él haría lo que quisiera. Y su rostro denotaba una mezcla de cinismo, impotencia, desprecio y desgana. Ese rostro es preocupante para el pueblo de Almuñécar que no se merece tener a un gobernante de ese estilo. Pero, además, señor alcalde, ese rostro crispado debería ser un problema también para usted. Medite sobre ello.
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