Llamazares denuncia en el pleno la política antisocial de Rodríguez Zapatero y plantea una respuesta de izquierdas a la crisis
Intervención de Gaspar Llamazares en el pleno extraordinario sobre políticas económicas
Señor presidente del Gobierno, hoy no viene aquí a petición propia, no es cierto. Viene a dar cuenta de la crisis forzado por la Cámara y a iniciativa, entre otros, de mi grupo parlamentario, del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds.
Señor presidente, es todo un síntoma del ‘síndrome de La Moncloa’ el alejamiento de la realidad, la pérdida de confianza y de liderazgo parlamentario. Ha perdido usted la frescura de la primera legislatura. Por si no tuviéramos suficiente con la crisis, el Gobierno y el presidente han perdido -siguen perdiendo- un tiempo precioso, negando la realidad y buscando desesperadamente en el diccionario. No nos podemos permitir que se añada a la crisis un Gobierno ensimismado. Ahora llegan ustedes aquí a remolque de los acontecimientos aunque sea tarde, bienvenidos.
Segundo. Señor presidente del Gobierno, la crisis no es opinable. Tampoco la crisis viene de fuera y nosotros tenemos algunos problemas. Los datos son, señor presidente, incontestables. Los ciudadanos los sufren y no pueden entender que el síndrome de la Moncloa, además de negar la realidad, incluya, asimismo, la insensibilidad para con aquellos que sufren la crisis porque hay ya 425.000 parados más que hace un año, porque la inflación se ha convertido en un impuesto regresivo para la inmensa mayoría, porque el frenazo del crecimiento va a situarnos por debajo del 2 por ciento y porque la hipoteca media ha aumentado en 900 euros al año. Todo esto, con 11 millones de mileuristas y de precarios, es decir, con un tejido social y laboral frágil. Los trabajadores que no fueron los beneficiarios del crecimiento están pagando ya la crisis. Tampoco son de recibo unas previsiones irreales que ponen paños calientes a la crisis aplazando su solución. El Gobierno no es tampoco fiable en sus previsiones. No han dado prácticamente ni una.
Tercero. Señor presidente, nuestra economía, como usted decía, no es robusta. Tenía los pies de barro y no aprovechamos suficientemente el largo periodo de crecimiento para el cambio y para la justicia social. No se hicieron los deberes. Se lo dijimos pero no nos hicieron caso. Un modelo económico precario, desequilibrado, especulativo, injusto e insostenible, una economía apoyada en la especulación urbanística, una distribución de la renta de las más injustas de la Unión Europea, con bajos salarios y altísimos beneficios, y una intensidad energética insostenible en el marco de la Unión Europea. Ese modelo ha caducado. No es que usted tenga algunos problemas, es que este modelo es el problema. La economía española está enferma por el contagio sufrido por el exterior pero también por su propia debilidad. Y la enfermedad no se cura con analgésicos sino que necesita cambios. El Partido Popular se inclina por un ajuste duro, con reducción del gasto público y austeridad para los de siempre. Usted, por el ajuste con retórica social. Nosotros, por combinar la protección social y el cambio de modelo.
Cuarto. La ceguera de su Gobierno no es inocente. Ignorar la crisis no significa no padecerla y el Gobierno sabe que, de no tomar medidas de cambio, quien padecerá la crisis será la mayoría de los asalariados y las clases medias de hecho, ya la están padeciendo. Como consecuencia de la ceguera y de la insensibilidad ante la crisis, sus medidas son continuistas y algunas de ellas escasamente sociales y además sin acuerdo en el marco de la concertación social. No se puede, señor presidente, coger votos de la izquierda para tomar medidas con la derecha aunque sea con retórica socializante. Y no se puede culpabilizar a los inmigrantes apoyando directivas de retorno, no es ético, no es inteligente, no es socialdemócrata. Las rebajas de impuestos no son de izquierdas, son injustas y reducen el margen público frente a la crisis. El recorte del empleo público añade desempleo al desempleo privado. La imposición de una tarifa eléctrica regresiva es también antisocial, y la privatización de AENA o de Renfe no es socialdemócrata, es vender de nuevo las joyas de la corona de forma tan oscurantista como hizo en su momento el Partido Popular.
El Gobierno, en quinto lugar, debe decir la verdad debe reconocer la crisis y debe recuperar la confianza que, hoy por hoy, pierde a raudales. Como en el futbol, la crisis puede ser una oportunidad para el cambio.
El Gobierno, el Parlamento y los agentes sociales debemos pedir a los ciudadanos un esfuerzo compartido para salir de la crisis, pero, para tener credibilidad debemos hacerlo pidiendo más sacrificio a los más beneficiados del crecimiento y protegiendo a los más vulnerables, y este esfuerzo requiere la concertación y el diálogo social. El Gobierno debe recuperar también el liderazgo de los cambios, cambios imprescindibles para tener un modelo sostenible y un modelo justo. Ya no bastan las medidas paliativas de corto alcance porque, si no se abordan los problemas de fondo, si no se cambia nuestro actual modelo de desarrollo y de distribución, volveremos otra vez a la crisis.
Los tiempos de crisis han de ser también tiempos de solidaridad, de justicia social y tiempos de cambio. Desde Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds y en nombre de un millón de ciudadanos, le pedimos medidas urgentes de protección de los desempleados, de los débiles y de los precarios. Nada ha dicho de combatir el 20 por ciento de pobreza, nada ha dicho en relación al plan de modernización en políticas activas de empleo comprometido y no cumplido, nada ha dicho con respecto a defender el poder adquisitivo de los salarios. Le proponemos medidas de reactivación de la economía productiva y de cambio de modelo de desarrollo, de infraestructuras sostenibles frente al actual PEIT, de vivienda pública de alquiler y de rehabilitación, y le proponemos, por último, medidas de lucha contra el fraude y la elusión fiscal para mejorar la progresividad de los impuestos junto a medidas ejemplares como la creación de un impuesto de beneficios en la banca o en el sector del petróleo.
Señor presidente, termino. El ajuste del mercado puede servir para cambiar de modelo o para profundizar en los aspectos más regresivos de nuestro modelo de desarrollo precario e insostenible. Si asume la gravedad de la crisis y apuesta por el cambio social y el cambio de modelo, coincidiremos. Si continúa negando la crisis y tomando medidas continuistas y sin responsabilidad social, medidas en algunos casos antisociales, le anuncio oposición y movilización social, modesta pero decidida.
Muchas gracias.
Señor presidente, es todo un síntoma del ‘síndrome de La Moncloa’ el alejamiento de la realidad, la pérdida de confianza y de liderazgo parlamentario. Ha perdido usted la frescura de la primera legislatura. Por si no tuviéramos suficiente con la crisis, el Gobierno y el presidente han perdido -siguen perdiendo- un tiempo precioso, negando la realidad y buscando desesperadamente en el diccionario. No nos podemos permitir que se añada a la crisis un Gobierno ensimismado. Ahora llegan ustedes aquí a remolque de los acontecimientos aunque sea tarde, bienvenidos.
Segundo. Señor presidente del Gobierno, la crisis no es opinable. Tampoco la crisis viene de fuera y nosotros tenemos algunos problemas. Los datos son, señor presidente, incontestables. Los ciudadanos los sufren y no pueden entender que el síndrome de la Moncloa, además de negar la realidad, incluya, asimismo, la insensibilidad para con aquellos que sufren la crisis porque hay ya 425.000 parados más que hace un año, porque la inflación se ha convertido en un impuesto regresivo para la inmensa mayoría, porque el frenazo del crecimiento va a situarnos por debajo del 2 por ciento y porque la hipoteca media ha aumentado en 900 euros al año. Todo esto, con 11 millones de mileuristas y de precarios, es decir, con un tejido social y laboral frágil. Los trabajadores que no fueron los beneficiarios del crecimiento están pagando ya la crisis. Tampoco son de recibo unas previsiones irreales que ponen paños calientes a la crisis aplazando su solución. El Gobierno no es tampoco fiable en sus previsiones. No han dado prácticamente ni una.
Tercero. Señor presidente, nuestra economía, como usted decía, no es robusta. Tenía los pies de barro y no aprovechamos suficientemente el largo periodo de crecimiento para el cambio y para la justicia social. No se hicieron los deberes. Se lo dijimos pero no nos hicieron caso. Un modelo económico precario, desequilibrado, especulativo, injusto e insostenible, una economía apoyada en la especulación urbanística, una distribución de la renta de las más injustas de la Unión Europea, con bajos salarios y altísimos beneficios, y una intensidad energética insostenible en el marco de la Unión Europea. Ese modelo ha caducado. No es que usted tenga algunos problemas, es que este modelo es el problema. La economía española está enferma por el contagio sufrido por el exterior pero también por su propia debilidad. Y la enfermedad no se cura con analgésicos sino que necesita cambios. El Partido Popular se inclina por un ajuste duro, con reducción del gasto público y austeridad para los de siempre. Usted, por el ajuste con retórica social. Nosotros, por combinar la protección social y el cambio de modelo.
Cuarto. La ceguera de su Gobierno no es inocente. Ignorar la crisis no significa no padecerla y el Gobierno sabe que, de no tomar medidas de cambio, quien padecerá la crisis será la mayoría de los asalariados y las clases medias de hecho, ya la están padeciendo. Como consecuencia de la ceguera y de la insensibilidad ante la crisis, sus medidas son continuistas y algunas de ellas escasamente sociales y además sin acuerdo en el marco de la concertación social. No se puede, señor presidente, coger votos de la izquierda para tomar medidas con la derecha aunque sea con retórica socializante. Y no se puede culpabilizar a los inmigrantes apoyando directivas de retorno, no es ético, no es inteligente, no es socialdemócrata. Las rebajas de impuestos no son de izquierdas, son injustas y reducen el margen público frente a la crisis. El recorte del empleo público añade desempleo al desempleo privado. La imposición de una tarifa eléctrica regresiva es también antisocial, y la privatización de AENA o de Renfe no es socialdemócrata, es vender de nuevo las joyas de la corona de forma tan oscurantista como hizo en su momento el Partido Popular.
El Gobierno, en quinto lugar, debe decir la verdad debe reconocer la crisis y debe recuperar la confianza que, hoy por hoy, pierde a raudales. Como en el futbol, la crisis puede ser una oportunidad para el cambio.
El Gobierno, el Parlamento y los agentes sociales debemos pedir a los ciudadanos un esfuerzo compartido para salir de la crisis, pero, para tener credibilidad debemos hacerlo pidiendo más sacrificio a los más beneficiados del crecimiento y protegiendo a los más vulnerables, y este esfuerzo requiere la concertación y el diálogo social. El Gobierno debe recuperar también el liderazgo de los cambios, cambios imprescindibles para tener un modelo sostenible y un modelo justo. Ya no bastan las medidas paliativas de corto alcance porque, si no se abordan los problemas de fondo, si no se cambia nuestro actual modelo de desarrollo y de distribución, volveremos otra vez a la crisis.
Los tiempos de crisis han de ser también tiempos de solidaridad, de justicia social y tiempos de cambio. Desde Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds y en nombre de un millón de ciudadanos, le pedimos medidas urgentes de protección de los desempleados, de los débiles y de los precarios. Nada ha dicho de combatir el 20 por ciento de pobreza, nada ha dicho en relación al plan de modernización en políticas activas de empleo comprometido y no cumplido, nada ha dicho con respecto a defender el poder adquisitivo de los salarios. Le proponemos medidas de reactivación de la economía productiva y de cambio de modelo de desarrollo, de infraestructuras sostenibles frente al actual PEIT, de vivienda pública de alquiler y de rehabilitación, y le proponemos, por último, medidas de lucha contra el fraude y la elusión fiscal para mejorar la progresividad de los impuestos junto a medidas ejemplares como la creación de un impuesto de beneficios en la banca o en el sector del petróleo.
Señor presidente, termino. El ajuste del mercado puede servir para cambiar de modelo o para profundizar en los aspectos más regresivos de nuestro modelo de desarrollo precario e insostenible. Si asume la gravedad de la crisis y apuesta por el cambio social y el cambio de modelo, coincidiremos. Si continúa negando la crisis y tomando medidas continuistas y sin responsabilidad social, medidas en algunos casos antisociales, le anuncio oposición y movilización social, modesta pero decidida.
Muchas gracias.
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