¡Que inyecten liquidez a los ahogos hipotecarios de las familias!
A finales del siglo XX y en los principios del siglo XXI, el neoliberalismo venía siendo la cura para todas las enfermedades económicas. En cualquier contexto, esta es (o era) la receta para cualquier sociedad, esté en la situación que esté, lo haga quien lo haga. Esta fue la solución en los '90 a la pobreza en Latinoamérica con los resultados que todos conocemos, pero en Europa no nos percatábamos de la erosión que a nuestra calidad de vida, que está estrechamente ligado a la calidad de los servicios públicos, provocaban las privatizaciones y la disminución (y en algunos casos la desaparición) de impuestos a los poderosos. Bien, hasta hoy muchos sabíamos en Europa que la teoría era al menos poco creíble, hoy ya sabemos, en la practica, que así es, que este sistema no se puede sostener por si mismo, que NO funciona.
No puede dejarnos de llamar la atención las palabras del presidente de la patronal española, Gerardo Diez, al decir que deberíamos tomarnos un paréntesis en la economía de mercado, para salir del paso que es la crisis. Este hombre, queda claro, no tiene ninguna vergüenza.
No se puede, no se puede predicar el libre mercado durante años, denostando a los que siempre hemos defendido un espacio público digno, que nos horrorizábamos ante las privatizaciones de empresas públicas como Telefónica o Argentaria, las cuales ingresaban pingues beneficios a las arcas públicas; y digo que no se puede, después de haber derrochado, a costa del esfuerzo de los trabajadores, los beneficios que hasta ahora estas y otras grandes empresas han derrochado, despilfarrando un montón de dinero y dando trabajos precarios y penosamente pagados.
Y repito, no se puede. No se puede intentar ahora que esos obreros, pagados miserablemente, vengan a salvar a las empresas que estos impresentables han desfalcado. Es increíble que las principales potencias del mundo no se hayan pensado dos veces en soltar 125.543 millones de euros en mano, como quien dice, pagados por los impuestos de todos (40.000 de esos millones los hemos aportado los europeos), para salvar las empresas de cuatro inútiles.
¿Quieren que hablemos de ruinas? ¿quieren que hablemos de problemas económicos? ¿quieren que hablemos de necesitados? Hablemos de las familias hipotecadas entonces, hablemos del número creciente de familias que o bien son incapaces de hacer frente a la deuda usurera que son las hipotecas, o bien que dedican un importantísimo porcentaje de sus ingresos a ello.
O si no les interesa ese tema podemos hablar del también creciente número de parados, de los 2 millones de personas sin trabajo, algunos de ellos inmigrantes, de si debemos dedicar ese esfuerzo en ayudarles buscando alternativas al mercenario mercado de trabajo, en lugar de soltar soflamas racistas de una forma gratuita, provenientes tanto del ministro Corbacho como de Rajoy. ¿Es que no son ellos las victimas de la crisis? ¿no son ellos los que merecen las ayudas de los estados?, ¿es que acaso no son ellos, los que con su trabajo, sacarán de la crisis al sistema?
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