El ayuntamiento vende como suyas las obras de otras administraciones

En las últimas semanas estamos observando cómo el equipo de gobierno intenta trasladar a la opinión pública una imagen falsa de ayuntamiento inversor preocupado por la calidad de vida de los vecinos.

Las últimas visitas del alcalde a determinadas obras se han acompañado del comunicado oficial en el que se habla de obras municipales sin hacer mención alguna a que todas ellas han sido financiadas íntegramente por otras administraciones.

En el caso de la reforma de diversas calles del municipio, la inversión corre a cargo del gobierno central en su totalidad. Lo mismo ocurre en el desvío de la acequia de Torrecuevas. En este caso, además, con el agravante de que esta obra habría sido innecesaria si el alcalde hubiese respetado en su momento a los propietarios de la acequia y no la hubiera modificado sin su consentimiento. Ahora han sido los tribunales los que han obligado al alcalde a llevar a cabo esta obra que ha consumido una cantidad de dinero importante que podría haberse destinado a otros menesteres.

En el caso del arreglo de los caminos rurales de Río Seco, Gelibra y Río Jate, la inversión corresponde en su totalidad a la Diputación Provincial por lo que no se justifica ese empeño del equipo de gobierno en hablar de obras municipales.

En el colmo de la manipulación informativa, el concejal de Hacienda sale ahora diciendo que el ayuntamiento invierte veinticinco millones de euros para reactivar la economía local. De esos veinticinco millones, dieciséis corresponden a los aparcamientos de Velilla y San Cristóbal, que van a ser financiados en su totalidad por los compradores de las plazas de aparcamiento, es decir, que el ayuntamiento no va a invertir un solo euro en teoría en esas obras. El resto corresponden a los fondos especiales de lucha contra la crisis aprobados para todos los municipios por la Junta de Andalucía y el Gobierno Central.

En realidad, poco importa quién financie una obra porque al final, todo el dinero sale del mismo sitio, el bolsillo de los ciudadanos. Ni Zapatero ni Griñán ni Caler ni Benavides van a pagar esas obras, pero en política hay que adjudicar las felicitaciones y las críticas por las inversiones, o por la falta de ellas, a las administraciones responsables. Ni tendría sentido que Zapatero se felicitara por los carísimos fuegos artificiales de Almuñécar ni tiene sentido que Benavides presuma de unas inversiones hechas por otras administraciones.