Manifiesto por un mundo nuevo
Texto leído al final de la manifestación celebrada el 26 de junio en Santa cruz de Tenerife bajo el lema: ¡En defensa de nuestra tierra! ¡Por los servicios públicos y los derechos laborales! ¡Pueblo, levántate!
Nos dijeron que la historia había terminado, que ya no había lucha de clases, que ya ni siquiera había clases, que el Estado pertenecía y representaba por igual a todos los ciudadanos y ciudadanas, que el capitalismo había triunfado, que ya no había otra alternativa para la humanidad. Pero entonces llegó la crisis, el capitalismo sin freno mostró su verdadero rostro depredador y antihumano. La economía, dirigida no a satisfacer las necesidades de las personas, sino a lograr beneficios para unos pocos, estalló. Los dueños del sistema se volvieron locos de codicia y mataron la gallina de los huevos de oro. Ahora nos quieren cobrar el funeral del bípedo a todos y a todas.
Y es que sus alegatos eran mentira, las clases sociales existen, el Estado no es de todos, sino sólo de los grandes capitalistas, que ahora se llaman “mercados”, y únicamente responde a sus intereses. Por eso no es extraño que se sirvan de las instituciones del Estado para hacer pagar la crisis a los trabajadores y trabajadoras, mientras aumentan sus presupuestos militares y gastan cuantiosas sumas en mantener auténticas cárceles para inmigrantes y reforzar el control social. Intentan legitimar su explotación a través de las medidas que arbitran sus lacayos, los Rodríguez Zapatero y los Paulino Rivero, los Soria y los Rajoy.
Por si era poco la reducción del sueldo de los funcionarios y de las prestaciones para personas dependientes, por si era poco la congelación de salarios y pensiones, el proyectado aumento de la edad de jubilación y los recortes al gasto social, ahora tenemos también la “reforma laboral”, que consiste sobre todo en aumentar la precariedad y abaratar el despido.
Mientras tanto el paro sube a ritmo vertiginoso. En todo el Estado pasan ya de cuatro millones los desempleados y desempleadas. En Canarias ya son más de 300 mil. Las empresas siguen evadiendo impuestos hacia paraísos fiscales sin control público, disfrutando de subvenciones a la seguridad social y ahorrándose el 90% del impuesto de sociedades gracias a la llamada Reserva de Inversiones de Canarias. Se desmantelan los servicios públicos, se privatiza la sanidad hacia un modelo donde las personas con más dinero tendrán mejor atención, la enseñanza pública se degrada con la disminución de recursos, las subvenciones a la privada y la nefasta actuación de los consejeros de Educación, más interesados en acabar con los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras que en abordar las necesidades reales de la docencia. Se destruye nuestra tierra con obras como el puerto de Granadilla, el anillo insular o los trenes del norte y del sur, utilizando para ello tretas tan viles como el nuevo catálogo de especies (des)protegidas. Se aniquila la agricultura, la ganadería y la pesca, y se arruina al pequeño y mediano comercio con la implantación de grandes centros comerciales multinacionales.
Los poderosos creen, están convencidos, que el pueblo, que los trabajadores y trabajadoras somos un rebaño, un hato de ovejas y carneros siempre dispuesto a sufrir con resignación y sin resistencia las muchas agresiones que están ensayando contra nosotros. No es cierto. Ellos tienen el poder del dinero, el poder de las leyes, el poder de los medios de desinformación y persuasión, el poder de las porras y de las armas. Pero nosotros tenemos el poder de la razón y el poder de la protesta. Ellos tienen el gobierno, los cabildos, los ayuntamientos y hasta el parlamento, para hacer y deshacer a su antojo. Pero nosotros tenemos la calle para oponernos y resistir a sus desmanes, para desobedecer sus leyes injustas.
Aquí está hoy –son todos ustedes– una representación de nuestro poder, el verdadero poder del pueblo que se levanta contra la injusticia. Y esto no es más que el principio. Hoy somos muchos, pero mañana seremos más. Y después muchísimos más, hasta anegar las calles de nuestras ciudades y pueblos en una ola inmensa de protesta y solidaridad.
Basta de monsergas. Si las reglas del juego sólo sirven para beneficiar a una minoría de empresarios y financieros a costa de la mayoría de la población, hay que cambiar esas reglas, si el capitalismo no sirve hay que derrocarlo. Si los ejércitos no nos defienden, habrá que abolirlos. Si el patriarcado es dominación habrá que suprimirlo. Otro mundo debe nacer de las cenizas del mundo viejo. Un mundo de esperanza y de plenitud, de justicia social y de abolición de la violencia, de libertad y de democracia real para todos, un mundo de defensa de la naturaleza, donde la ley no sea un fraude, donde se respeten los derechos de las personas, donde no se discrimine a nadie por su opción sexual, donde el trabajo y la riqueza se repartan por igual entre todas y todos los componentes de la sociedad. Un mundo distinto, un mundo más justo, un mundo nuevo. Con nuestra lucha decidida y tenaz podremos lograrlo.
¡HACIA LA HUELGA GENERAL!
¡EN DEFENSA DE NUESTRA TIERRA!
¡POR LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y LOS DERECHOS LABORALES!
¡¡YA ESTÁ BIEN!!
Santa Cruz de Tenerife, a 26 de junio de 2010
Organizaciones convocantes: Asamblea por Tenerife, Plataforma contra el Puerto de Granadilla, Coordinadora Tod@s Estamos Afectad@s por el Tren del Norte, CNT, CGT, EA-Canarias, FSOC, COBAS, IU, PCPC, Asamblea Socio-sanitaria, Foro Social Canario por la Salud y la Sanidad Pública y colectivos vecinales.
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