Otras salidas a la crisis son posibles: Manifiesto Activos contra la crisis
Bajo la dictadura de las finanzas y las políticas neoliberales, la mayoría de la población mundial ha sido y es víctima de la explotación económica y la marginación política, sobre todo en los países del Sur. Pero también en Europa y en el Estado Español la globalización capitalista afecta a todos los ámbitos de nuestra vida, sobre todo tras el estallido de la crisis, haciéndonos rehenes y cómplices de un sistema injusto y un modelo de desarrollo no sostenible que provoca deuda externa, saqueo de recursos naturales, cambio climático irreversible y exclusión, represión y xenofobia hacia los sectores sociales más frágiles o más críticos, que con frecuencia son criminalizados.
La propia construcción monetarista y neoliberal de la Unión Europea que ha favorecido la espiral financiera y especulativa, así como el incremento vertiginoso de la deuda pública y privada de los estados europeos, es puesta en tela de juicio con el desarrollo de la presente crisis financiera y económica. La “Estrategia de Lisboa”, programa de actuación neoliberal que tenía como objetivos el pleno empleo, el incremento de la cohesión social y la reducción drástica de la pobreza en 2010, a la vista de los resultados, ha sido un completo fracaso. Sin embargo, las tímidas críticas al neoliberalismo iniciadas tras el estallido de la crisis son abandonadas tan pronto afloran débiles signos de recuperación. Como demuestra la crisis económica griega, las promesas etéreas de ayuda de los organismos de la UE son condicionadas a la aplicación de un programa de ajuste neoliberal, draconiano, que prepara las condiciones de una tragedia social, económica y política en ese pais.
En el Estado Español, la crisis económica sigue golpeando cada vez con más dureza a nuestros pueblos y ciudades, donde el paro golpea a más de 4.300.000 ciudadanos/as y la pobreza relativa supera más del 20% de la población. Se ha privilegiado al mundo financiero sobre el productivo, especulando con bienes de primera necesidad como el alimento, el agua, el suelo y la vivienda. Los mismos que han provocado la crisis del sistema capitalista, nos tratan ahora de convencer de que la única salida es “refundar” el capitalismo, pero más allá del “slogan” de turno, las medidas que han adoptado para salir de la crisis sólo han beneficiado a los banqueros y multinacionales a través de socializar sus pérdidas, o se inspiran en las políticas de ajuste neoliberal cuando se proponen reducir 50.000 millones de euros el gasto público y social en tres años, amenazan con recortar derechos sociales y laborales con el “pensionazo” y la reforma laboral.
La violencia establecida y la manipulación mediática, en sus múltiples manifestaciones, se han normalizado y el bipartidismo a golpe publicitario impide la participación directa de la ciudadanía en el espacio público. La disolución de la frontera entre la política y los negocios refuerza la corrupción de los grupos empresariales, mientras la televisión y los principales periódicos contribuyen a adormecer las conciencias, silenciando el dolor de las víctimas y las voces de quienes exigen justicia.
Es de destacar la doble discriminación que afecta a las mujeres en su condición de sometidas tanto al sistema patriarcal como al capitalista. Pese a los avances realizados, siguen sufriendo violencia psicológica, física y sexual, existiendo para ellas un “techo de cristal” que las discrimina en relación al varón, les quita autonomía sobre su propio cuerpo (resistencias a la ley del aborto) y las relega a empleos menos cualificados y peor pagados, cargando con la mayor parte del trabajo en el hogar, la educación de los hijos y los cuidados a personas mayores, enfermas o discapacitadas.
Desde los poderes establecidos (cumbres del G-20 en Washington, Londres y Pittsburg, Foro de Davos, lobby europeo ERT, grandes medios de comunicación…) se repite machaconamente que la crisis es pasajera y básicamente financiera. Su salida de la crisis consiste en recuperar el modelo de crecimiento de años anteriores, que pasa por reactivar la espiral del consumo irresponsable y de los negocios privados a costa de los trabajadores, mantener un modelo de crecimiento insostenible, incrementar los ataques contra los niveles de protección social, acelerando el proceso de privatización de servicios públicos, reduciendo y eliminando derechos sociales, y seguir apostando por una rígida jerarquización en las relaciones Norte-Sur.
Los colectivos, organizaciones sindicales y movimientos sociales que nos movilizamos contra la crisis en este espacio de convergencia y articulación no estamos de acuerdo con las salidas que se nos proponen. La crisis del capitalismo es sistémica y global. Es una crisis de valores, política, económica, alimentaria y ecológica. Y es una crisis a escala planetaria.
- Los gobiernos de los países ricos –incluido el nuestro- han aportado inmediatamente billones de euros para salvar a la banca privada y a las grandes empresas en crisis; en cambio, no consideran como objetivo inaplazable el aumento del paro y la pobreza en sus propios países, y la desnutrición crónica de más de mil millones de seres humanos en los países del Sur y el aumento de la pobreza.
- Las empresas capitalistas, que acumularon en el Estado Español inmensos beneficios en la década anterior sobre la base del estancamiento de los salarios y los contratos precarios de sus trabajadores, no dudan ahora en prescindir de ellos y destruir empleos, hasta superar los 4,3 millones de personas en paro. Con más de 1,2 millones de hogares donde todos sus miembros activos están sin trabajo lo que ha llevado a un crecimiento sin precedentes de la pobreza y la indigencia.
- Los responsables políticos, en lugar de promover medidas de reparto del empleo y control de los beneficios, aplican parches que no se dirigen a la raíz de los problemas (como los recientes 420 euros a los parados que han agotado su prestación).
- La banca privada y las cajas de ahorros –con la complicidad del Banco de España y demás poderes públicos- ganaron dinero a espuertas con las hipotecas en años anteriores y ahora son inmisericordes con los deudores que no pueden pagar, muchos de ellos en paro.
Es hora de exigir responsabilidades a los actores que han provocado esta crisis económica y humana: la banca, las multinacionales, las finanzas y sus instituciones internacionales, con la complicidad de gobiernos y partidos políticos que los han apoyado. Y de presionar a las cúpulas sindicales para que den un giro radical a sus estrategias, para ponerse por fin al lado de la ciudadanía y de los trabajadores que sufren los estragos de la crisis, e impulsen la movilización y organización de las fuerzas sociales que se oponen a un sistema depredador e insolidario. Es hora de movilizarnos…
- Movilizarnos por arrebatar el poder económico a las finanzas, la socialización de la banca, la erradicación de los paraísos fiscales y el control social de los mercados financieros. ¡La economía al servicio de los pueblos y las personas!
- Movilizarnos por garantizar un trabajo y unas condiciones laborales dignas para trabajadores y trabajadoras: no a las políticas de destrucción de empleo (como los ERE), abolición de la precariedad laboral, por el reparto del trabajo a través de la reducción drástica de la jornada de trabajo sin rebaja salarial, contra la explotación e indefensión laboral, contra el recorte de las pensiones y por la mejora de la protección social, por la recuperación de los derechos laborales destruidos.
- Movilizarnos por la defensa y la ampliación de los servicios públicos: basta ya del saqueo de la sanidad, la educación, el territorio, el agua… Reversión de los servicios públicos ya privatizados.
- Movilizarnos para que la vivienda deje de ser un bien de inversión especulativa y retome su función social de alojamiento: por un cambio de modelo social de la vivienda en propiedad a la vivienda pública en alquiler, terminando definitivamente con la locura insostenible del ladrillo.
- Movilizarnos por hacer efectiva la sostenibilidad. Exigimos detener la sobreexplotación de los recursos naturales y energéticos y frenar el cambio climático.
- Movilizarnos por la reducción drástica de las injusticias y desigualdades sociales en el Norte y en las relaciones Norte-Sur: menos crecimiento y más reparto (renta básica de ciudadanía, reforma fiscal que garantice un sistema tributario progresivo y redistribuidor de la riqueza, abolición de la deuda externa de los países empobrecidos, fin de los tratados de libre comercio, de las políticas de liberalización del comercio de bienes y servicios y del expolio de las multinacionales).
- Movilizarnos por la igualdad efectiva de derechos y oportunidades de todas las personas, sea cual sea su origen, cultura, nacionalidad, religión o sexo. No hay personas de segunda categoría. ¡No a la criminalización de las personas inmigrantes!
- Movilizarnos por un mundo en que las personas escojan su futuro sin estar presionadas por las estructuras patriarcales. Queremos relaciones basadas en la solidaridad y no en la dominación, la competitividad y la violencia.
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