A los ciegos, que no ven porque la luz les ciega
De un buen amigo.
Y como decía aquel que al parecer daba mítines en los huertos sin pedir permiso al dueño, y un buen día destrozó todo el mercado porque iba de piquete contra los mercaderes, el que tenga oídos para oír, que oiga, y el que tenga ojos para ver, que vea.
La poesía, como decía otro menos famoso pero quizá más sincero, sigue siendo un arma, pero no dispara casquillos de bala porque sólo está cargada de futuro.
2 comentarios
Anónimo -
(Max Aub: El Campo de los Almendros)
Anónimo -