La reconquista
Tomás Hernández. Costadigital
Si conquistar suena, cuando menos, a expolio, reconquistar es palabra aún más lejana de tiempos de moros, cristianos y ‘Santiago y cierra España’. Pues eso afirma el PSOE –Griñán dixit- que va a hacer: empezar en las próximas elecciones andaluzas la reconquista del color rojo borrado de una España ahora teñida de azul. Es como si el mapa hubiera dado la vuelta y lo que hace algunos siglos, muchos ya, empezó en las fragosidades de Covadonga fuera a comenzar de nuevo en los llanos de Gibraltar. El mundo, o una parte de nuestra historia al menos, al revés.
Como he dicho no me gustan las conquistas y mucho menos las reconquistas. Pero puestos a reconquistar podríamos empezar por el derecho a la verdad política que los ciudadanos adquirimos cuando depositamos nuestro voto confiando en la veracidad de unas promesas electorales que con todo descaro se incumplen al día siguiente de ganar unas elecciones. Y así pasamos, sin pestañear un párpado, de las ‘reformas sin recortes’ prometidas, a unos descarnados ‘recortes sin reformas’.
Se podría reconquistar la honradez política y desterrar ese lugar común de que quienes militan en los partidos políticos lo hacen para beneficiarse. Una generalizada y banal afirmación que sin embargo algunos ejemplos, demasiados, parecen avalar.
Se podría reconquistar la democracia en el interior de los partidos que, nacidos para organizar la lucha de clases, se han convertido en ‘lucha de clanes’ como oía esta mañana en la radio.
Incluso antes de reconquistar deberían nuestros dirigentes preocuparse, y mucho, por no seguir cediendo los derechos adquiridos de un trabajo digno y una remuneración justa, que estamos entregando, indefensos y amenazados, a quienes fueron, y siguen siendo, los culpables de nuestra ruina. La crisis no es, como no lo era la peste medieval, un designio de la divinidad, sino el resultado de una mala gestión de los hombres y casi siempre también de la injusticia.
Y para terminar, una noticia que leo ahora en la pantalla del ordenador: Mientras la venta de coches cae un diecisiete por ciento en los modelos medios, la de automóviles de lujo se dispara a un ochenta y tres por ciento. No hay que pensar mucho, los pobres, casi todos, cada vez más pobres y algunos, unos pocos, cada vez más ostentosos. En medio, una tierra de desolación y de necesidad por donde transitan personas desesperadas, despedidas de sus trabajos, y con las manos llenas de horas vacías.
0 comentarios