La Toma de Granada, BIC
Juan Pinilla*
Granada Hoy
Leo en prensa que Diputación y Ayuntamiento, este último con los votos favorables de UPyD (cada vez más a la derecha el ego-partido-Rosa-Díez) proponen nombrar el día de la Toma de Granada como Bien de Interés Cultural (BIC).
El día de la Toma, como todas las manifestaciones grandilocuentes que gustan a la derecha y a algunos sectores autodenominados ’progres’, no lo olvidemos, es uno de los tristes gestos de la Historia que, como la hoguera de Galileo, el asesinato de Lorca o la cicuta de Sócrates, más constantemente se repiten: un aniquilamiento del contrario, un asesinato de la inteligencia, una inyección anestésica al pensamiento y los valores de la democracia.
Pero la derecha y sus antecesores han estado tantos años gobernando con hogueras y azadones que todo esto de la democracia les parece poco serio y cosa de rojos. Las hogueras que quemaron a Galileo son las mismas que rugen en los colores de las banderas franquistas que se alzan gloriosas en la Plaza del Carmen cada 2 de enero. El asesinato de Lorca se repite en esta ciudad cada vez que relegamos al olvido a Alejandro Otero, Mariana Pineda, los Hermanos Quero, Salvador Vila o Fernández Montesinos y se defiende a capa y espada la estatua de Primo de Rivera frente al Palacio de Bibataubín. La cicuta de Sócrates, resucita en Granada cada vez que encendemos la televisión-parroquial-municipal y bebemos su contenido, informativos convertidos en una intereconomía local y catetoide, en pataleo anacrónico y murmullo de la ignorancia, una televisioncita para tíos abuelos en zapatillas de paño que se emocionan con el costaleo de una procesión y lucen corbata el día de la Toma, gris recuerdo de los tópicos de la vieja España africana y colonialista, de faralaes y olés a la raza.
La derechona se empeña en seguir avivando el calor de las dos Españas en Granada, una ciudad que es en sí misma ejemplo histórico de civilizaciones que desplazan a otras. El PP granadino se ha empeñado en desplazar a la inteligencia. Después de pedir que un acto anacrónico y encumbrado por el franquismo, sea BIC, lo próximo será demandar el Nobel de la Paz para José María Aznar. "El destino de las urnas es romperlas", afirmaba su amado Jose Antonio, pero aquí los josés y los sebastianes más que romper urnas, prefieren aniquilar cualquier atisbo de inteligencia, que los intelectuales han estado históricamente al lado de los rojos, y eso no mola.
* Juan Pinilla Martín, cantaor y flamencólogo, es socio de UCAR-Granada.
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