Izquierda Unida: los desafíos para construir la alternativa
Manolo Monereo Pérez
La propuesta realizada por Pablo Iglesias tiene el merito de abrir el debate en la izquierda para unas elecciones europeas hasta ahora sin alma y sin ideas. De la iniciativa asombra la audacia: un joven y brillante publicista de la izquierda interpela a la tercera fuerza política del país (IU) y se ofrece, en determinadas condiciones, para liderarla electoralmente, en el marco de una coalición política más amplia a construir. Si a los hombres políticos se les mide por la confianza en sí mismos y por la fuerza de su decisión es claro que estamos ante una persona que dará mucho que hablar en el futuro.
Desgraciadamente, Pablo lo sabe tan bien como el que más, los problemas de IU no son solo de cabecera ni de candidatura, son pura y llanamente de estrategia política para la necesaria y compleja tarea de construir la alternativa a la crisis del Régimen nacido en la transición y, más allá, disputarle el gobierno y el poder a la plutocracia que nos domina y aplasta. Este marco es desde donde hay que analizar los dilemas y los problemas de una fuerza política real que trabaja en condiciones extremadamente difíciles y que tiene los defectos y las virtudes de las izquierdas alternativas europeas realmente existentes.
Quizás, para situarnos en lo concreto, deberíamos comenzar sabiendo desde dónde y cómo IU parte en estas elecciones europeas, que como es sabido, inauguran un ciclo electoral de tres años, para, posteriormente, intentar comprender y encontrar salidas a problemas nada simples y que requerirán decisiones firmes y contundentes. Cuando se es la tercera fuerza política del país y referente de una parte significativa y creciente de las clases subalternas no queda otra. Siguiendo aquello que aconsejaba Danton para las circunstancias excepcionales: Audacia, Audacia y Audacia.
Lo primero, IU es parte del GUE (Grupo de la Izquierda Unitaria Europea) y miembro del Partido de la Izquierda Europea (PIE) como tal tiene un programa común y un candidato único: Alexis Tsipras, presidente de SYRIZA. Lo que se quiere decir es lo siguiente: IU es parte de un proyecto político que agrupa a 36 organizaciones de la izquierda europea que la fortalece y le permite una coordinación estable y permanente con un espacio social y cultural más allá de las fronteras estatales.
La segunda cuestión es conocida pero merece la pena detenerse en ella. IU es una organización federal, de carácter programático, donde coexisten partidos políticos estatales y regionales y que, además, esto hay que subrayarlo, está en un proceso abierto de alianzas con fuerzas soberanistas de izquierda. Para decirlo con mayor precisión y a ser posible con mayor claridad: IU, como realidad y como proyecto, es un archipiélago de las izquierdas existentes y no un espacio único y homogéneo. Eso significa que estructuralmente, por así decirlo, la toma de decisiones es siempre difícil y que el gobierno de las contradicciones es una tarea permanente.
Claro está que esto comporta problemas y tensiones cuya resolución exige gran tenacidad y mucho, mucho, tiempo ¿Cómo combinar la pluralidad con la coherencia programática y la necesaria unidad de acción? ¿Cómo organizar mecanismos de decisión que promuevan la participación y que, a su vez, permitan la toma de decisiones en los tiempos reales de la política? IU forma parte de un grupo parlamentario estatal (Izquierda Plural) con Iniciativa y la Chunta y en plataformas unitarias en diversas comunidades autónomas, que pretendemos no solo revalidar sino ampliarlas lo más posible en estas elecciones con nuevas fuerzas como Anova, Batzarre y algunas más; todas ellas, hay que insistir, agrupaciones políticas soberanas e independientes especialmente celosas de su singularidad, sobre todo, cuando van en alianza con una fuerza estatal. Debería tenerse en cuenta que la gran apuesta que hace IU aquí y ahora es establecer alianzas estables con las izquierdas nacionalistas, lo que obliga a delicados equilibrios y, sobre todo, pensar más allá de lo estrictamente electoral.
Hablar de primarias en y desde IU obliga a tener en cuenta esta realidad. Lo que colectivamente se haga debe asumir todas las contradicciones reales e intentar con mucha tenacidad y radicalidad gobernarlas. En lo concreto: se debe respetar a las minorías internas y a las fuerzas políticas soberanas e independientes que se alían con IU, que legítimamente quieren representación electoral y, a la vez, ser capaces de innovar y tomar nota de la nueva situación social y cultural. La unidad es lucha y conflicto, no la paz celestial. IU es una fuerza real, eso tiene costes y ventajas: debe tener en cuenta su dinámica y lógica interna y debe hacerla compatible con las demandas que provienen de nuestra base electoral y, más allá, de una parte significativa de la sociedad que quiere cambios en la economía, en la política y en los partidos, también en IU.
Hacer primarias en una fuerza como IU no es fácil. Los que las piden desde fueran lo hacen casi siempre con ventaja: saben que no se puede hablar de toda la candidatura, sólo de la cabecera de la misma, es decir, reconocen que un sistema electoral mayoritario en torno a un líder no parece demasiado compatible con las dinámicas unitarias, el respeto a las minorías, a las demás fuerzas política aliadas y genera contradicciones no pequeñas con el ideario republicano de la izquierda.
Aún así IU debería responder con audacia e inteligencia a las demandas que vienen de su base electoral y política abriendo el debate en profundidad, facilitando la participación y señalando con mucha precisión y rotundidad su discurso político que no puede permanecer oculto por el debate entre personas. Las primarias pueden ser una alternativa viable si contribuyen a ir más allá de nuestros límites actuales, engarzan con la movilización social y, lo fundamental, hacen que el sujeto democrático-popular sea más potente, tenga mas confianza en sus propias fuerzas para devenir y ser poder constituyente.
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