Santos democráticos
Soy contrario a la existencia de canonizaciones porque son innecesarias y a gusto del Vaticano, por lo cual deberían desaparecer, al menos en su forma dogmática actual. En el caso concreto de estas dos canonizaciones papales, pienso que sobra uno de los dos santos. Si uno lo es, el otro no puede serlo porque actuó en sentido contrario. Uno convocó un concilio para abrir las puertas que permitieran entrar aire fresco. El otro las cerró, no quería ese aire. ¿Quién tenía razón? Sólo a uno se le conoció mundialmente como el papa bueno. Es una incongruencia la canonización de los dos. Aof123
Rafael Reig
Un consejo: deje lo que sea que está tomando, no le hace ningún bien. Mire, sustituya “canonizaciones” por cualquier otra palabra y se dará cuenta de que suena chiripitifláutico. Soy contrario a la existencia de sonetos alejandrinos porque son innecesarios, por lo cual deberían desaparecer. Haga pruebas, verá qué divertido: ponga “kiwis”, “lengua latina”, “cuñados”, “los Rolling Stones” o “los tapetes de ganchillo”.
Que las canonizaciones sean “a gusto del Vaticano” ¿le parece mal? Ça fait rêver, como diría Flaubert. ¿Le parecería más aceptable que se decidieran por sufragio universal, libre, directo y secreto? ¿Con listas abiertas cerradas? ¿Postulamos el derecho a decidir quién es santo? ¿Nombramos una comisión? ¿Lo decide el Senado, que en algo tiene que entretenerse? ¿O quizá mandando un SMS al 900-SANTO? ¿Votamos todos los países como en Eurovisión? O que se haga un referéndum sólo en Cataluña. ¿No querían decidir? Pues arreglado: que hagan santos catalanes, tantos como necesiten. O que voten si prefieren ser un simple Estado independiente, que es una vulgaridad, o directamente “tierra santa”, que mola mucho más, dónde va a parar.
Claro que, por otra parte, ¿no queríamos un Estado laico? Porque, con el debido respeto, un Estado laico no está para vestir santos; eso es cosa del Vaticano, precisamente. Laico quiere decir que esa sociedad particular se las apañe como quiera, igual que el Club de los Siete Secretos o la Hermandad de Amigos de los OVNIS, pongamos por caso.
¿Y qué rayos es “su forma dogmática actual”? ¿Cuál sería la forma “no dogmática” de canonizar a alguien? ¿Hacerle santo, pero poquito? ¿Santo optativo, en el que crees si quieres? ¿Santo relativo, flexible, sólo los miércoles que coincidan con fecha impar? ¿Santo hasta cierto punto? ¿Santo por un período de cuatro años? ¿Hay que abrir a la sociedad civil la santidad sin discriminaciones y que un mahometano pueda ser santo de la iglesia católica? O un ateo. O San Elvis y Santa Marilyn Monroe. Y San Nino Bravo, claro que sí, pues no faltaba más. ¿Añadimos el derecho a ser santo católico en la Constitución, para todos los españoles, cualquiera que sea su credo? ¿Y por qué limitarnos a lo humano, ya puestos? ¿A quién no le agradaría ver canonizada a su mascota o animal de compañía?
Imagino que también deberían desaparecer los versos endecasílabos, "al menos en su forma dogmática actual". ¿Es que los versos de siete sílabas no tienen derecho a ser endecasílabos? Eso es supedogmático, por no decir que es de derechas o casi fascista.
En lo de las puertas que se abren y se cierran, me da la impresión de que usted tiene poca familiaridad con los católicos. Hay santos mártires, que se dejan matar de las maneras más enrevesadas, pero también tenemos a Santiago Matamoros, cuyo milagro más celebrado fue escabechar musulmanes a mansalva. Es patrón de España, le recuerdo. Dios es amor, claro que sí, como cantan las monjitas excursionistas, pero también patrocina cruzadas y ya advirtió que no vino al mundo a traer la paz, sino la espada (Mt. 10-34). La congruencia, como dice usted, nunca ha sido el punto fuerte de la iglesia católica. Todo lo contrario: les va más lo de escribir derecho con renglones torcidos y lo inescrutable y misterioso.
En fin, mi consejo es que deje eso que toma y en paz a los católicos con su santoral, como dejamos que la FIFA le dé el Balón de Oro a quien quiera y que los lamas escojan a su gusto la reencarnación del Dalai Lama. A veces les da por decidir que el Dalai Lama se ha reencarnado en un crío de Granada, por ejemplo. Con su pan se lo coman, como decía el buen Sancho.
Yo, señor o señora, soy ateo (o más bien anti-teo: si resulta que Dios existe, seguiré estando en contra de él) y creo que el Estado debe ser laico. Que llamen santo a quien mejor les parezca, a mí lo que me importa es que paguen impuestos, que no reciban dinero público, que se prohíba la religión en la enseñanza y que todas sus charangas, procesiones, saraos, misas, vigilias y demás guateques sean privados, sin ninguna participación oficial.
Sus santos, por mí, como si lo echan a los chinos entre los cardenales.
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