Estamos de acuerdo, Pedro. Casi en todo
He leído un artículo muy interesante de Pedro Navarro Rull, Secretario del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Andalucía y candidato por el Partido Andalucista en 2015. En él hace “una radiografía de la contratación en Almuñécar”.
Comienza Pedro diciendo que: Las aparentes buenas cifras de paro en Almuñécar con 2.134 desempleados en julio, situadas en niveles similares a los del comienzo de la crisis, esconden determinados indicadores que reflejan que el mercado laboral local es precario e inestable. En el periodo 2009-2017 se registraron en Almuñécar 91.706 contratos de trabajo de los cuales el 97% son temporales (88.931) y solo el 3% son indefinidos (2.775). Se trata, por tanto, de un mercado laboral desequilibrado y precario donde prevalecen las contrataciones vinculadas a las puntas de trabajo en temporada turística (Semana Santa y verano).
Lo que dice Pedro es cierto. Tan cierto como tristemente obvio. El mercado laboral de este municipio es tan desequilibrado y precario como el del resto del país. De hecho, algo más, ya que en este municipio no hay industria, que es el único sector en el que la precariedad baja algo. La importancia de este dato se aprecia bien observando las diferencias entre Andalucía y País Vasco, por ejemplo.
El mercado laboral que describe Pedro no es fruto de la casualidad. Responde a las reformas laborales aprobadas por PSOE y PP, que no tenían otro objetivo que desequilibrar la negociación colectiva quitando poder a los trabajadores y sus sindicatos para darlo a las empresas. Las reformas han conseguido su objetivo: despido libre y muy barato, contratos sin derechos y eliminación de la negociación colectiva. Es por eso que las empresas usan y tiran trabajadores/as como si fueran pañuelos.
Pero si el mercado laboral español es precario, la palma se la lleva el sector turístico, un sector en el que se ha hecho habitual ver camareros trabajando once horas al día por cuarenta euros y sin contrato, o mujeres haciendo habitaciones por tres euros la hora.
El gobierno oculta esta realidad de explotación cotidiana y presume de un crecimiento turístico en el que, como bien dice Pedro, las cifras récord del sector están hoy condicionadas por la situación de inestabilidad política de Egipto, Túnez, Siria, etc.
Así pues, coincidimos en el análisis. Pero creo que Pedro olvida algunos hechos relevantes que tienen que ver con la situación específica de este municipio.
Durante dos décadas, los gobernantes de este municipio se han dedicado a impulsar el monocultivo del turismo desdeñando cualquier intento por distribuir de forma más equilibrada el peso en la economía local de los distintos sectores económicos.
Tal vez Pedro olvide, pero yo no, que el Partido Andalucista ha sido, en Almuñécar, el artífice principal de una política enfocada a sacrificar cualquier otra posibilidad de crecimiento en aras al desarrollismo turístico y a la especulación inmobiliaria.
De hecho, el punto fundamental que enfrentó a Izquierda Unida con ese partido fue la apuesta decidida de su líder por urbanizar de manera salvaje este territorio planteando la destrucción de las vegas para llenarlas de apartamentos y campos de golf.
El PGOU depredador que impulsó el PA en este municipio cuando media España vivía en la borrachera de la especulación y el pelotazo urbanístico fue la gota que colmó el vaso y marcó una frontera clara entre dos modelos de desarrollo.
Era un plan urbanístico que no tenía futuro, pues chocaba con las directrices de la Junta y hasta con el sentido común, pero sí que sirvió para encandilar a muchos ilusos y para arruinar al ayuntamiento con unos convenios urbanísticos que se cobraron por adelantado, y se gastaron, a sabiendas de que no se podrían desarrollar.
Así pues, el modelo laboral de este municipio no es tan distinto del de Marbella o Nerja. Empleo precario y mal pagado ligado al monocultivo del turismo.
Es verdad que en este municipio tenemos aún un potente sector agrícola. Afortunadamente, no prosperaron los intentos del partido de Pedro por llenar las vegas de apartamentos. Si los proyectos de este partido hubiesen salido adelante, no sé de qué vivirían hoy todas las personas que se dedican a la agricultura en el municipio.
Pero la agricultura sexitana está basada en buena medida en la economía sumergida. Sería necesario un gobierno que impulsara una auténtica inspección laboral y fiscal para acabar con el fraude y el empleo precario.
Quizá Pedro esté de acuerdo en que un gobierno decente tendría que acometer la creación de pequeñas industrias ligadas a la transformación de los subtropicales.
Quizá Pedro comparta la necesidad de que un gobierno decente reoriente el sector de la construcción con una política de rehabilitación de vivienda para dar salida a los miles de personas que han perdido su empleo.
Tal vez Pedro esté de acuerdo en una política que potencie nuestros estupendos valores monumentales y arqueológicos, fuente de sabiduría y también de riqueza bien gestionados.
Parece que sí. De hecho, en su artículo, Pedro afirma que el peso del sector servicios es preocupantemente elevado y que la economía local carece de una diversificación económica que pudiera mitigar las potenciales malas temporadas turísticas.
Esta elevada dependencia requiere de un cambio de modelo económico.
Pues estamos de acuerdo, Pedro. Tal vez el tiempo acabe poniendo las cosas en su sitio, y las personas progresistas de este municipio acabemos compartiendo un proyecto de transformación que trabaje por una economía diversificada alejada de la corrupción y los pelotazos. Tal vez haya llegado la hora de pasar página de aquellos tiempos en que se aclamaba a un alcalde que basaba su política en la especulación y el monocultivo turístico.
No, no estábamos locos antes, cuando defendíamos las vegas, cuando nos oponíamos a los campos de golf en un municipio sin agua, cuando denunciábamos los pelotazos escondidos tras esas marinas secas o esos hoteles de siete estrellas.
Durante muchos años, el partido al que pertenecía Pedro nos acusó de estar contra el progreso. Hoy, parece ser que Pedro también comparte esa idea nuestra de que no es este el camino. Es una buena noticia que saludamos con moderada satisfacción.
Juan José Boto Garrido
Responsable de Organización de IU Almuñécar
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