Pérez Cobos y Avelino: un paripé en Salobreña
Conocidos los resultados de las elecciones municipales, quedó claro que, si bien el PP había obtenido un mayor respaldo, también resultaba evidente que sumados los resultados de los cuatro grupos que concurrían con el calificativo de izquierda (PSOE, PSI, PSA, IU), estos superaban en mucho al PP. Por este motivo, la teoría de que debía gobernar la lista mas votada era totalmente demagógica e interesada.
Conscientes de esta responsabilidad, nos pusimos manos a la obra con intensidad y decisión. En las dos primeras reuniones, la coincidencia programática era casi total: los proyectos, el modelo de ciudad en un revisado PGOU, las prioridades, nuevos métodos en la acción de gobierno, la democratización del Ayuntamiento y un largo etcétera. Incluso estuvimos de acuerdo en cuáles eran las diferencias y en cómo resolverlas, pero la mayor coincidencia por parte de “casi todos” era que Salobreña experimentase un giro a la izquierda. Giro que, por otra parte, había sido refrendado en las urnas.
Nuestra condición era la siguiente: Que las inversiones prometidas durante la campaña electoral por el PSOE, a través de los responsables de la Junta de Andalucía, fueran recogidas en un documento y cuya financiación y plazos fueran asumidas por responsables del PSOE a nivel andaluz. Esto fue aceptado por su representante local. La cosa pintaba bien y todos preveíamos un final satisfactorio, pero a partir de este momento, cuando empezamos a llevar a cabo el reparto de competencias, inexplicablemente, el Sr. Pérez Cobos cambió radicalmente el ambiente y el resultado de las conversaciones, tensionando excesivamente las negociaciones (reconocido por él mismo), rompiendo las negociaciones de manera unilateral en varias ocasiones y con el chantaje permanente de “o me dais lo que pido o no seguimos hablando”. Desde el PSA e IU hicimos un esfuerzo de mediación importante, convenciendo al Sr. Pérez Cobos para que aceptase las competencias ofrecidas (Urbanismo, Economía y Hacienda) pero el problema ahora era que con las competencias del segundo concejal del PSI, este no se sentía cómodo.
En ningún momento el Sr. Pérez Cobos aceptó un compromiso de lealtad con los grupos de izquierda, tal y como hicimos el PSA e IU, y durante todo el proceso de negociación estuvo amenazando permanentemente con la posibilidad de negociar con el PP, con argumentos tan peregrinos como que su compromiso no era con la izquierda de Salobreña, sino con sus afiliados y votantes. Aunque no se atrevió a rebatirlo, ha quedado en evidencia que no estaba dispuesto a gobernar de forma participada y negociada, pues llegó a plantear que sus áreas fueran estancas, con comentarios públicos contrarios a la idea de que todos conociéramos todo. Con la forma de gobierno que proponíamos el resto de partidos de izquierda, lo importante no eran las competencias individuales, sino la forma de compartir la información y las decisiones.
Durante las conversaciones quedó claro el odio vísceral y enfermizo que el Sr. Pérez Cobos siente hacia el PSOE en general y hacia algunos miembros del mismo en particular, tratando de humillar y someter a su candidato.
El Sr. Pérez Cobos ha estado negociando a dos y hasta tres bandas: en la mesa con todos los grupos, mientras tanto con el Sr. Avelino y en solitario con el Sr. Gonzalo Fernández del PSOE, ante el cual aprovechaba para pedir cosas que no era capaz de pedir ante todos los demás partidos, como por ejemplo: tener un sueldo en torno a 3.000 € (el doble de un concejal con dedicación exclusiva).
Pérez Cobos no aceptó la propuesta de IU de renunciar a futuras mociones de censura. Jamás ha aceptado que sus dos concejales fueran una llave relativa en un gobierno de izquierdas, puesto que el resto éramos tan determinantes como él, si bien es cierto que con el PP sí son llave determinante, más aún cuando sabía que algunos no hemos aceptado la oferta que el PP nos hacía para conformar un gobierno.
Cada vez que llegábamos a un principio de acuerdo sobre las competencias del Sr. Pérez Cobos, éste utilizaba a sus bases como pretexto para rechazarlo, cuando nos consta que sus bases conocían y conocen de la misa, la mitad. Siempre ha tratado de hacer ver a la opinión pública de Salobreña que “los malos”, los rompedores de la negociación han sido los demás, para tener la coartada que le permitiera justificar lo que tenía previsto y decidido desde un primer momento: gobernar con el PP.
Pérez Cobos era consciente de que investirse a sí mismo era el primer paso para dar la alcaldía al PP, lo cual tenía pactado de antemano. Ha mentido descaradamente cuando decía que no tenía ningún acuerdo de gobierno con el Sr. Avelino, lo que quedó de manifiesto en sus declaraciones previas a la investidura. Miente cuando dice que los grupos de izquierda le han echado en brazos del PP, puesto que si tuviera un mínimo de dignidad y vergüenza política, antes de apoyar a estos, se iría a la oposición con el resto de los grupos. Pero esto no lo hará jamás, pues está claro que necesita jubilarse con un buen sueldo y colocar a sus colaboradores personales.
El Sr. Avelino y el Sr. Pérez Cobos han escenificado un “paripé” dando a entender que no existía acuerdo de gobierno, cuando los decretos sobre las competencias estaban preparados unos días después de la investidura y el Sr. Pérez Cobos, con el consentimiento del Sr. Avelino, está recabando información de sus áreas desde el lunes posterior a la misma.
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